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Las subidas de impuestos ocultas del plan de reducción de impuestos de Trump

¿Se puede verdaderamente reducir los impuestos de todo el mundo sin que nadie salga perjudicado?

La respuesta es sí, pero eso no es lo que propuso Donald Trump al anunciar su borrador de propuesta para la reducción de impuestos el 27 de septiembre. Por ahora, el plan de Trump es más ambicioso que un simple recorte de impuestos generalizado. Quiere simplificar la estructura completa del sistema tributario de Estados Unidos y crear mejores incentivos para que las empresas hagan negocios en Estados Unidos. En general, los expertos en fiscalidad coinciden en que son unos objetivos respetables.

Donald Trump. (AP Photo/Evan Vucci)
Donald Trump. (AP Photo/Evan Vucci)

El problema es que la reestructuración del sistema fiscal anularía las exenciones tributarias a las que muchos declarantes han recurrido durante muchos años, y en algunos casos, les obligará a pagar más impuestos al final. El Congreso aún tiene que concretar los detalles que determinarán quiénes salen beneficiados y quiénes perjudicados, pero el borrador inicial de Trump sugiere que un número significativo de estadounidenses terminará pagando más en impuestos, en términos netos, y no menos.

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El cambio principal es la propuesta de eliminación de las deducciones en impuestos locales y estatales, conocidos como SALT por los expertos en fiscalidad. En torno a un tercio de los 145 millones de hogares que presentan declaraciones de impuestos ‒unos 48 millones de declarantes‒ reclaman estas deducciones. Es una medida más popular entre la gente rica, porque son los que más suelen detallar las deducciones en lugar de elegir la opción estándar. En los hogares con ingresos de más de 100.000 dólares, la deducción promedio de impuestos estatales y locales gira en torno a los 12.300 dólares.

Qué pasaría si se eliminan los SALT

Si los ingresos brutos ajustados de mi familia fueran de 200.000 dólares, una deducción de 15.000 dólares en impuestos estatales y locales reducirían los impuestos a pagar en 4.200 dólares (quedaríamos en el tramo de impuestos del 28%, así que nuestros ahorros netos serían el 28% de 15.000 dólares). De esta forma, la eliminación de los SALT haría aumentar la cantidad de impuestos a pagar. Con el plan de Trump, se supone que unas tasas impositivas más bajas se compensarían mediante la reducción de impuestos a nivel federal. Así que el ahorro derivado de unas tasas más bajas superaría los 4.200 dólares, por lo que nos iría mejor.

“Las personas con altos ingresos que deducen impuestos estatales y locales tienen más probabilidades de salir perdiendo”, dice Joe Rosenberg del Centro de Política Fiscal. “Realmente afectaría a un pequeño grupo de contribuyentes con altos ingresos, pero no muy ricos”.

Muchos medios de comunicación han señalado que eliminar las deducciones SALT perjudicaría más a los contribuyentes de los estados de mayoría demócrata que a los republicanos. Los contribuyentes que reclaman la deducción de los SALT se verían afectados en todos los estados. Hay más de este tipo de contribuyentes en estados muy poblados y con altos ingresos como Nueva York y California, quienes en su mayoría votan a los demócratas, aunque hay contribuyentes en estados en disputa como Ohio y Michigan y en estados republicanos como Texas y Alabama que quedarían exactamente igual con la desaparición de las deducciones de los SALT. La cifra agregada en dólares simplemente es más grande en los estados más poblados con altos ingresos.

La misma suerte que el Obamacare

Podemos encontrar una analogía para este enfoque de reformular el sistema tributario con la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible (ACA), en todos los lugares. Los arquitectos de la polémica ley sostuvieron que ayudará a mejorar los servicios públicos en general, porque habría más gente cubierta por el sistema de salud. Resulta que tenían razón en eso: hay cerca de 20 millones de personas más con cobertura ahora que cuando la ley entró en vigor en 2014. Aunque pasaron por alto el hecho de que un pequeño número de personas terminaría pagando más por la cobertura ‒en algunos casos, mucho más‒ y a algunos que ganan demasiado como para cualificar para los subsidios de la ACA les resultaría muy caro acceder a un seguro médico y se quedarían sin el mismo. El grupo perjudicado por el Obamacare es relativamente pequeño: quizás un par de millones. Aunque a pesar del hecho de que el gobierno perjudicaría a algunas personas, por pocas que fueran, esta ley puso a mucha gente en contra, lo cual ha hecho que sea menos efectiva y ha abierto la puerta a grandes cambios. Una ley fiscal aprobada por Trump podría sufrir la misma suerte si perjudica a algunos con el objetivo de ayudar a la mayoría.

Hay otro par de trampas posibles en el enfoque fiscal de Trump. La primera tiene que ver con el estrato fiscal más bajo, que Trump aumentaría de 10% a 12%. Eso parece una subida de impuestos para las personas que menos ganan, porque la deducción estándar se duplicaría, reduciendo a la práctica los impuestos netos (en algunos casos a 0). Si se toma fuera de contexto, no obstante, Trump está proponiendo una subida de impuestos para los trabajadores más pobres, si solo se tiene en cuenta la tasa impositiva. Algunos demócratas que se enfrentarán a Trump y sus compañeros republicanos en las elecciones de 2018 parecen determinados a caer en un error por omisión al caracterizar el plan de Trump en los actos de campaña.

Por último, si bien la idea de reducir los tramos fiscales de siete a tres parece buena, puede que no lo sea tanto. El hecho de que haya siete tramos fiscales no es malo en sí mismo, o 50, no importa, siempre y cuando estén claramente delineados y uno pueda encontrar fácilmente el suyo, en base al ingreso bruto ajustado (AGI). Menos tramos significarían una brecha mayor entre grupos de ingresos, y es posible que algunos contribuyentes terminaran en un tramo más alto en lugar de en uno más bajo. No obstante, esto dependerá de cómo el Congreso establezca los niveles de ingresos que correspondan a cada tramo y de qué deducciones se mantengan en el nuevo sistema fiscal.

Mientras el Congreso trabaja en ello, básicamente piden a los contribuyentes que confíen en ellos: que crean que cualquier sacrificio valdrá la pena, que lo malo conocido será mejor que lo bueno por conocer. Sería ideal si el Congreso bajara los impuestos a todo el mundo sin ambigüedades, pero no es así cómo funciona. La presión será tremenda para lograr generar nuevas fuentes de ingresos fiscales ‒que solamente existirían añadiendo nuevos impuestos o eliminando las exenciones fiscales existentes‒ de forma que se puedan implementar todos los recortes de impuestos que buscan Trump y sus compañeros republicanos. Mantengan los ojos abiertos.

Video: análisis de la reforma financiera que propone Trump (en inglés)

Rick Newman