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Madre e hijo dejaron de vender jabón en las calles para amasar una fortuna millonaria

Su carrera comenzó como vendedor ambulante por las calles de Harlem, comerciando productos para el cuidado del cabello y la piel, fabricados con las mismas fórmulas con las que los hacía su abuela, un siglo atrás, en Sierra Leona.

Nacido en Liberia, Dennis se mudó a Estados Unidos para cursar estudios universitarios, pero cuando su madre viajó para asistir a su graduación en 1991, estallaron las guerras civiles en África, destruyendo todo lo que tenían del otro lado del Atlántico y no les quedó más remedio que quedarse.

Fue entonces cuando madre e hijo recurrieron a un arte que estaba arraigado en sus identidades: fabricar jabones y cremas, usando ingredientes africanos. Y junto con la compañera de piso de Dennis, los empacaban en bolsas de nylon para vender en la calle. Mientras grandes casas de belleza como L’Oreal fabricaban productos para alisar o alterar químicamente el cabello de mujeres de raza negra, Sundial supo llenar un nicho vacío hasta entonces en el mercado, comenzando a ganar clientes que preferían productos diseñados para cuidar y resaltar la textura natural de su cabello.

Fue así como pasaron de ser comerciantes ambulantes, a vender al por mayor en ferias, festivales y tiendas como Macy’s, Target y Whole Foods. Y fue así como cuadruplicaron sus ganancias… y Unilever, considerado el segundo mayor anunciante del mundo, también puso sus ojos (y su dinero) en Sundial.

El gigante de los productos de consumo ofreció un estimado de $1600 millones a Dennis y su madre, dueña del 51% de la compañía. Al igual que el fabricante de helados Ben & Jerry’s, la empresa opera como una unidad independiente dentro de Unilever y Dennis sigue siendo su CEO.