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Las víctimas más evitables del coronavirus: al menos 800 muertos por teorías de la conspiración y desinformación

Desde que China anunciara sus primeros casos de coronavirus en los meses de noviembre y diciembre de 2019, la Covid-19 se ha ido extendiendo por todo el planeta. A mediados de agosto de 2020 ya son más de 20 millones de contagiados en todo el mundo, con una cifra de víctimas que supera las 747.000, aunque ha habido muchas críticas a los Gobiernos por la forma de contabilizar a sus muertos y los números podrían ser más altos.

La enfermedad ha tenido una gran incidencia y ha ocupado millones de titulares y de noticias. Ha habido tanta información que incluso se ha llegado a la desinformación. La propia Organización Mundial de la Salud ha señalado que esta infodemia se ha propagado tan rápido como el propio virus y también ha tenido consecuencias trágicas.

La desinformación ha provocado cientos de muertes en el mundo. (Photo by JOAQUIN SARMIENTO/AFP via Getty Images)
La desinformación ha provocado cientos de muertes en el mundo. (Photo by JOAQUIN SARMIENTO/AFP via Getty Images)

Una estudio publicado en el American Journal of Tropical Medicine and Hygiene ha investigado el número de personas que han muerto en todo el mundo como consecuencia de informaciones erróneas sobre el coronavirus.

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Y la cifra asciende a al menos 800 (con más de 5.800 ingresados en hospital) solo en los tres primeros meses del año. Conviene recordar que en esos momentos la epidemia apenas causaba estragos en el continente americano y había aterrizado hacía poco en Europa, por lo que cabe pensar que actualmente son muchos más.

La mayoría de las víctimas se produjeron por beber metanol (un tipo de alcohol que se usa principalmente para la elaboración de combustible) o productos para la limpieza con alcohol. El motivo es que debido a informaciones falsas que habían leído, fundamentalmente en redes sociales, pensaban que estos productos eran una cura para el coronavirus.

Tal y como relata la BBC, muchos de ellos siguieron consejos en la Red que aparentaban ser información creíble, pero que realmente suponían un peligro para la salud. Además de la ingesta de alcohol, los investigadores también constataron que la gente había consumido ajos en grandes cantidades para supuestamente prevenir la infección o incluso habían llegado a beber orina de vaca. Todas ellas son sustancias que han tenido efectos negativos en su organismo.

Los Gobiernos deben ser responsables del control de estas informaciones falsas. (Photo by NELSON ALMEIDA/AFP via Getty Images)
Los Gobiernos deben ser responsables del control de estas informaciones falsas. (Photo by NELSON ALMEIDA/AFP via Getty Images)

La responsabilidad de los Gobiernos

El estudio señala la responsabilidad compartida de los Gobiernos, las instituciones y las empresas de luchar contra este exceso de información que termina mezclando noticias verdaderas con falsas.

En este sentido, cabe recordar que el propio presidente estadounidense, Donald Trump, sugirió en el mes de abril tratar el coronavirus con inyecciones de desinfectante. Una práctica muy peligrosa que rápidamente fue rechazada por la comunidad científica, que se vio obligada a recordar que este tipo de productos son muy peligrosos y que su exposición a altas radiaciones puede provocar daños irreversibles en la piel, ojos y sistema respiratorio.

Según el Centro para Contrarrestar el Odio Digital, los cambios de opinión de la comunidad científica durante la evolución de la pandemia unidos a las políticas débiles de Facebook, YouTube y Twitter en el control de noticias falsas han provocado que los teóricos de la conspiración difundan sus bulos durante los últimos meses, con los mensajes antivacunas como grandes protagonistas.

Los datos muestran que desde que se inició el brote de coronavirus ha habido unas 7 millones de páginas webs y canales en redes sociales en contra de la vacunación contra el virus procedente de Wuhan. Solo en Estados Unidos y Reino Unido estas noticias falsas han alcanzado a 57 millones de personas.

Las investigaciones de la BBC han señalado que en estos meses ha habido vínculos de asaltos, incendios provocados y muertes relacionados con la desinformación. Los rumores en la Red han provocado ataques en la India y envenenamientos en Irán.

En Reino Unido, los técnicos de telecomunicaciones han recibido insultos y amenazas por la falsa creencia de que el 5G estaba relacionado con la propagación del coronavirus. Ha habido antenas quemadas en suelo británico y en otros países por este motivo.

Como consecuencia de esta infodemia, también han proliferado en redes supuestos remedios milagrosos contra el virus que no tenían ningún tipo de eficacia y que simplemente estaban destinados para estafar a las personas.

En las redes han proliferado las noticias falsas. (Photo Illustration by Jakub Porzycki/NurPhoto via Getty Images)
En las redes han proliferado las noticias falsas. (Photo Illustration by Jakub Porzycki/NurPhoto via Getty Images)

A pesar de que redes como Twitter o Facebook han intentado luchar en las últimas semanas contra la desinformación publicada, advirtiendo o retirando noticias falsas, lo cierto es que una encuesta reciente en Estados Unidos mostraba que hasta un 28% de los encuestados (casi un tercio) pensaba que el fundador de Microsoft, Bill Gates, quiere usar las vacunas para implantar microchips.

Unos datos que concuerdan con los obtenidos a mediados de junio y que mostraban que un 35% de los estadounidenses preguntados estaban decididos o muy inclinados a no ponerse una vacuna contra el virus. La desinformación campa a sus anchas y las teorías de la conspiración amenazan con que el hallazgo de una vacuna no suponga el final del coronavirus.

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