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Cómo Netflix planea dominar el mundo del entretenimiento con los dramas coreanos

Don Kang, vicepresidente de contenido de Netflix en Corea del Sur, a través de una ventana en la oficina de la empresa en Seúl, el 2 de febrero de 2023. Kang, que supervisa Corea para Netflix, dijo que su trabajo es
Don Kang, vicepresidente de contenido de Netflix en Corea del Sur, a través de una ventana en la oficina de la empresa en Seúl, el 2 de febrero de 2023. Kang, que supervisa Corea para Netflix, dijo que su trabajo es "emocionante, pero me gustaría mentiría si dijera que no sentí la presión”. (Chang W. Lee/The New York Times)

SEÚL, Corea del Sur — Se reunieron en una sala de conferencias ubicada en un piso veinte en Seúl y bautizada con el nombre de un proyecto exitoso con talento coreano —“Okja”, una película de 2017 sobre la devoción de una niña a un supercerdo modificado genéticamente— para hablar sobre el que esperaban que se convirtiera en otro éxito.

Rápidamente, la reunión del equipo de Netflix en Corea del Sur se convirtió en un infeliz grupo de discusión, pues hubo un aluvión de críticas al guion de una serie de fantasía sobre el paso a la madurez.

Una persona aseguró que el argumento incluía demasiados elementos fantásticos (y extraños) en lugar de concentrarse en los personajes y la trama. A otra persona le pareció que los componentes creativos eran demasiado difíciles de entender y estaban fuera de lugar.

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Finalmente, el ejecutivo que defendía el proyecto ofreció un diagnóstico: el guionista había visto demasiado Netflix.

Inspirado por el éxito que ha tenido el servicio de emisión en continuo para convertir series coreanas en éxitos internacionales, el guionista quería que esta serie también se globalizara y pensó que las florituras más inverosímiles serían atractivas en el extranjero.

La solución, según el ejecutivo, era la contraria. El guión tenía que “coreanizar” la serie, basarla en el realismo local y convertir algunos personajes extranjeros en coreanos.

Es una época turbulenta en Hollywood, ya que los actores de cine y televisión están en huelga, en solidaridad con los guionistas que se han manifestado desde mayo. Netflix se ha convertido en un foco de frustración por la forma en que los servicios de emisión en continuo han trastocado el modelo tradicional de la televisión.

En medio de esta incertidumbre, Netflix se mantiene firme en su objetivo: quiere dominar el mundo del entretenimiento, pero persigue esa ambición país por país. En lugar de crear programas y películas que atraigan a los 190 países en los que está disponible el servicio, Netflix se concentra en contenidos que resuenen con el público de un solo mercado.

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Kaata Sakamoto, que dirige el equipo de contenidos japoneses de Netflix, afirma que la empresa ha ayudado a los creadores que trabajan en sus propios países en sus propios idiomas a llegar a un público mundial. (Chang W. Lee/The New York Times).
Kaata Sakamoto, que dirige el equipo de contenidos japoneses de Netflix, afirma que la empresa ha ayudado a los creadores que trabajan en sus propios países en sus propios idiomas a llegar a un público mundial. (Chang W. Lee/The New York Times).

La importancia del contenido mundial

El contenido proveniente del extranjero ha cobrado aún más importancia con el cierre efectivo de Hollywood. Las comedias y los dramas producidos en el extranjero, al igual que las ideas que se deciden en esa sala de conferencias de Seúl, podrían ser algunos de los únicos contenidos nuevos que ofrezca la plataforma.

En abril, antes de que los guionistas se declararan en huelga, Ted Sarandos, uno de los codirectores ejecutivos de Netflix, dijo que esperaba que no se llegara a esa situación, pero también prometió que los espectadores no se quedarían sin opciones. “Tenemos una gran base de series y películas de todo el mundo”, afirmó.

Esa gran base procede de todo el mundo, pero es específica de cada país del que proviene.

“Cuando hagamos series en Corea, nos aseguraremos de que sean para los coreanos”, comentó Minyoung Kim, vicepresidenta de contenidos de Netflix en Asia. “Cuando hagamos series en Japón, serán para los japoneses. En Tailandia, serán para los tailandeses. No intentamos hacerlo todo global”.

Las nominaciones de Netflix a los Premios Emmy 2023 reflejan sus ambiciones: el miércoles recibió nominaciones para su drama de prestigio “The Crown”, su comedia dramática “Bronca” y sus programas de telerrealidad “El amor es ciego” y “Queer Eye”.

Además de ese amplio espectro de programación en inglés, la ambición de Netflix es expandirse en regiones relativamente inexploradas como Asia y América Latina, más allá de sus saturados mercados centrales de Estados Unidos y Europa, donde el crecimiento de suscriptores se está ralentizando. Está destinando una mayor parte de su presupuesto anual de 17.000 millones de dólares para contenidos a ampliar su programación en idiomas extranjeros y atraer clientes en el extranjero.

Sin embargo, la empresa también apuesta por la idea de que una historia que es cautivadora en un lugar puede serlo en todas partes, sin importar el idioma.

Este año, Netflix creó “La gloria”, una saga de venganza digna de verse de corrido sobre una mujer que se defiende de quienes la hostigaban en su infancia, que se ha colado entre los cinco programas de televisión en lengua no inglesa más vistos en el servicio. Antes de eso, “Woo, una abogada extraordinaria”, una serie sobre una abogada con autismo, estuvo en los primeros diez lugares semanales en 54 países. El año pasado, el 60 por ciento de los suscriptores de Netflix vieron una serie o película en coreano.

Asia, la región de más rápido crecimiento de Netflix, es un campo de batalla clave porque los clientes ven un mayor porcentaje de programación en su lengua materna. Netflix ya tiene programas en más de 30 idiomas asiáticos.

Ahí es donde entra Kim, de 42 años.

Kim se incorporó a Netflix en 2016. Su trabajo, en esencia, es ayudar a Netflix a hacer algo que nunca se ha hecho antes: construir un servicio de entretenimiento verdaderamente global con programas en todos los mercados, al tiempo que convence a los estadounidenses de que los contenidos en lenguas extranjeras son atractivos. Si se siente intimidada por la demanda, no lo demuestra.

Es habladora y directa, con un conocimiento casi enciclopédico de los dramas de la televisión coreana. Pero quizá lo más importante para su misión es que es la mujer que le dio al mundo de Netflix “El juego del calamar”.

Minyoung Kim, NetflixÕs vice president of content in Asia, stands near a robot doll from the show ÒSquid GameÓ at the company office in Tokyo, on Feb. 1, 2023. Kim brough ÒSquid GameÓ to the world.  (Chang W. Lee/The New York Times)
Minyoung Kim, NetflixÕs vice president of content in Asia, stands near a robot doll from the show ÒSquid GameÓ at the company office in Tokyo, on Feb. 1, 2023. Kim brough ÒSquid GameÓ to the world. (Chang W. Lee/The New York Times) (NYT)

‘No esperen milagros’

En 2016, Netflix alquiló el Dongdaemun Design Plaza, un lugar emblemático de Seúl y un espacio futurista de exposiciones, para un evento de alfombra roja con las estrellas de una de sus series más importantes del momento: “Orange Is the New Black”.

Los entremeses se sirvieron, en consonancia con la serie, en bandejas que imitaban una prisión. Netflix llegaba a la industria del entretenimiento de Corea del Sur a lo grande. Pero el humor irónico resultó inhóspito y discordante con la cultura, según los asistentes. Dio la impresión de ser una empresa estadounidense que no entendía a Corea.

Fue un comienzo torpe. Meses más tarde, cuando Kim empezó en su puesto de primera ejecutiva de contenidos de Netflix en Asia, enfocada en Corea del Sur, advirtió a los ejecutivos de la empresa: “No esperen milagros”.

Kim dijo que tenía que hacer que Netflix pareciera menos extranjero y persuadir a los creadores de por qué debían trabajar con la empresa.

Al principio de su mandato, se topó con un guion cinematográfico titulado “El juego del calamar”, de Hwang Dong-hyuk, un respetado cineasta local. Lo había escrito una década antes y nunca pudo encontrar un estudio que lo financiara. Relata que enseguida le encantó la ironía de un “thriller” sangriento de “juego de la muerte” basado en juegos infantiles tradicionales en Corea. Pensó que el concepto funcionaría mejor como serie de televisión, ya que permitiría un mayor desarrollo de los personajes que una película de dos horas.

“El juego del calamar” lo cambió todo. Se convirtió en el programa más visto de Netflix y despertó el interés en otros contenidos coreanos. En abril, coincidiendo con la visita a Estados Unidos del presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, Netflix anunció que tenía previsto invertir 2500 millones de dólares en series y películas coreanas en los próximos cuatro años, el doble que en 2016.

Tras décadas en las que Hollywood ha repartido superproducciones en todo el mundo, Netflix intenta darle la vuelta al modelo. Sarandos dijo que “El juego del calamar” demostró que una serie exitosa podía surgir en cualquier lugar y en cualquier idioma, y que las probabilidades de éxito de una serie de Hollywood frente a una internacional no eran tan diferentes.

“Eso no se había hecho nunca”, declaró en una conferencia de inversores en diciembre. “Los contenidos producidos a nivel local pueden triunfar en todo el mundo, así que no es solo Estados Unidos quien suministra contenidos al resto del mundo”.

La visión cobra vida

El aumento de las expectativas es evidente en todas las oficinas de Netflix en Seúl. Las salas de reuniones llevan los nombres de sus principales películas y programas coreanos. En la cafetería, una réplica a tamaño humano de la muñeca de “El juego del calamar” se cierne sobre una selección de aperitivos y fideos instantáneos coreanos.

La idea de Kim de crear una oferta variada de programas coreanos se ha hecho realidad. “Habilidad física: 100”, un concurso como de gladiadores en el que los concursantes luchan por sobrevivir y ganar un premio en efectivo, estuvo seis semanas entre los diez programas más vistos de habla no inglesa. Este año, al menos tres programas coreanos han estado cada semana entre los diez programas más vistos en lengua extranjera.

“Es emocionante, pero mentiría si dijera que no siento la presión”, señaló Don Kang, vicepresidente de contenidos de Netflix en Corea del Sur, que ha sucedido a Kim en la supervisión de Corea del Sur.

Kang, de voz suave y cara de niño, se incorporó en 2018 tras dirigir las ventas internacionales de CJ ENM, un conglomerado coreano de entretenimiento. Cuando empezó, Netflix aún operaba desde una oficina de WeWork.

Dice que antes de Netflix, pensó que no habría mucho interés internacional en programas de telerrealidad coreanos o programas que no fueran comedias románticas.

“Me alegré mucho de equivocarme”, aseguró Kang.

Kim comentó que pensaba que el público toleraría obras que desafiaran sus expectativas o valores si eran extranjeras, pero que debían ser auténticas cuando fueran locales.

Hasta ahora, esa filosofía ha tenido éxito. “El juego del calamar” lo demuestra. Pero también muestra el nuevo reto que le espera a Netflix: una vez que algo es un éxito mundial, hay expectativas mundiales.

Leonardo DiCaprio es admirador de la serie, y Hwang, el guionista y director, incluso bromeó con la posibilidad de que la estrella de Hollywood se uniera a los “juegos”, un estímulo que a la mayoría de los que persiguen la dominación mundial les resultaría difícil resistir. Pero Netflix lo ha logrado, por ahora.

El mes pasado, cuando se anunció el reparto, todos los actores eran coreanos.

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c.2023 The New York Times Company