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Cómo piensa el argentino detrás de la parrilla elegida (otra vez) como la mejor del mundo

Una vez más, la parrilla Don Julio, ubicada en el corazón de Buenos Aires, fue premiada como "el mejor restaurante de carnes" del mundo. Por segunda vez, el listado confeccionado por Upper Cut Media House Ltd, que incluye 101 establecimientos gastronómicos de élite, le dio lugar a la parrilla argentina entre los galardonados.

Desde su creación en 2018 en Londres, este ranking, denominado en inglés "World's Best Steak Restaurants", celebra lo mejor de la cocina cárnica a nivel mundial. Este año, la evaluación abarcó más de 850 restaurantes de todos los rincones del planeta.

Famosa por su excepcional cocina argentina y su cálida hospitalidad, Don Julio capturó la atención global. "El propietario y sommelier Pablo Rivero es pionero en la industria de la carne y el vino, elevando la tradicional experiencia de la parrilla a alturas extraordinarias. Bajo su dirección, el resto se ganó una reputación no sólo por sus impecables carnes asadas, sino también por su impresionante carta de vinos, meticulosamente seleccionada para complementar los sabores de la carne", describieron en la publicación de los ganadores.

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Este éxito no es casualidad. Con su profundo conocimiento y pasión, Rivero revolucionó la experiencia de la parrilla argentina. "Su expertise en seleccionar el maridaje perfecto de vinos realza cada comida, creando una experiencia gastronómica armoniosa que deleita a los amantes de la carne de todo el mundo", sostienen los encargados de elaborar el ranking.

Don Julio se destacó no sólo por la calidad de sus carnes Aberdeen Angus y Hereford, sino también por su firme compromiso con prácticas sostenibles. Estos programas de cría, gestionados directamente por el restaurante, se enfocan en el bienestar animal y la alimentación con pasto natural.

"Son reconocidos por su compromiso con la calidad y la sostenibilidad, obteniendo carnes de productores locales confiables y enfatizando el bienestar animal y el pastoreo natural. Este compromiso es palpable en el sabor y la calidad superior de los platos que se sirven", completaron desde Upper Cut Media House.

Pablo Rivero, fundador de la premiada parrilla Don Julio.
Pablo Rivero, fundador de la premiada parrilla Don Julio.

El fundador de la icónica parrilla brindó una entrevista exclusiva a Forbes, donde compartió sus reflexiones sobre lo que significa emprender, cómo maneja su rol de empresario, y los desafíos de mantenerse en la cima.

El camino hacia el éxito no ha sido fácil. Cuando se le preguntó sobre los mayores desafíos que enfrentó, Rivero reflexionó: "Desde el punto de vista del proyecto, siempre es más fácil iniciarlo. Argentina está llena de posibilidades de iniciar negocios todo el tiempo. Lo que es muy extremadamente difícil es sostenerlo y vivir con la incertidumbre permanente de lo que va a venir".

"La llave para agarrar cualquier local en Manhattan, Madrid o Dublín es mucho más difícil y compleja. Acá el tema es sostenerse. Ahora, desde el punto de vista de la gastronomía, 'sostener' es una palabra que quizás no es la adecuada, porque lo que hacemos es interpretar lo que necesita la sociedad", sugiere el empresario. "Lo mágico que ha hecho Don Julio es sostenerse en un país donde es tan difícil sostenerse", agrega.

Al hablar de las lecciones aprendidas en estos años de emprendimiento, Rivero destacó la importancia de la pasión y el riesgo. "El objetivo siempre es mejorar y hacer lo que te hace feliz. En nuestro trabajo la tenemos mucho más fácil que el resto de las personas, porque trabajamos con la satisfacción de la gente. Pero el desafío está en que eso que hacemos nos divierta cada día", asegura Rivero.

Sin embargo, también habla de la importancia de asumir el riesgo de que quizás eso ya no te hace feliz porque vos cambiaste y no sos el de antes. "Entonces, lo que hacías antes ya no te representa, pero lo que todavía sos lo tenés que mostrar. Hay que asumir riesgos para ser exitoso, en el sentido de hacer feliz a la gente".

 Con su profundo conocimiento y pasión, Rivero revolucionó la experiencia de la parrilla argentina.
Con su profundo conocimiento y pasión, Rivero revolucionó la experiencia de la parrilla argentina.

Pese a los desafíos, Rivero disfruta plenamente de su rol como empresario. "La palabra 'empresario' en Argentina tiene mala fama, pero en el país tienen mala fama un montón de palabras que son muy buenas, así que no me preocupa. Acá lo lindo es que esto se transforma en una empresa y la empresa puede dar trabajo, desarrolla gente, genera lazos, vínculos y un hermoso sistema humano", remarca.

Para el gastronómico, poder dar trabajo es una de las cosas más importantes, y tener una empresa sana es una de las cosas más satisfactorias que uno puede tener. Y continúa: "La palabra 'empresario' me viene muy bien. Siempre digo lo mismo: la palabra 'rigurosidad' está mal vista, pero, ¿qué sería de un japonés o un alemán sin ella?"".

El crecimiento de Don Julio no ha sido solo en fama, sino también en estructura y alcance. "Es una arquitectura de recursos humanos para poder sostener todos los proyectos. Vamos creciendo planificando, armando la estructura del próximo proyecto, y después lo hacemos girar. Pero a medida que vas creciendo tenés que ir aprendiendo cosas nuevas, bajándote nuevas aplicaciones en tu cabeza de cómo operar. Por ejemplo, ya a nadie le sirve que yo esté todo el tiempo en el restaurante como antes. Y no porque no me guste, sino porque necesito estar viendo otras cosas. Vamos armando cada vez un grupo más grande construyendo una arquitectura que pueda dar respuesta a cualquier problema que tengamos".

En cuanto a la posibilidad de replicar Don Julio en otros lugares, Rivero es claro: "No. Es un concepto único. Hoy lo vemos como un lugar en el mundo y eso es muy bonito, que venga gente especialmente a visitar a un grupo humano. Porque al final los restaurantes son eso, un grupo de gente, un grupo humano recibiéndote en su casa".