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La popularidad de las bicicletas eléctricas aumenta y supera las ventas de los autos eléctricos

Hay una broma que se cuenta en los círculos del tránsito sobre la gente que anda en bicicletas eléctricas: ¿cómo sabes si alguien tiene una bicicleta eléctrica? Te lo dice. La idea, claro está, es que los usuarios de los dispositivos con ruedas e impulsados por baterías tienden a ser proselitistas de la tecnología.

Modern Electric bike at bicycle parking alone on the old city street
De 2019 a 2020, el auge pandémico de las bicicletas impulsó un 145 por ciento las ventas de las bicicletas eléctricas, más del doble que las bicicletas clásicas, según la firma de investigación de mercado NPD Group (frantic00 via Getty Images)

Tomemos como ejemplo a Monte Paulsen, un consultor de energía en edificios de Vancouver, Columbia Británica, quien solía usar un auto cinco días a la semana. Paulsen, quien era “ciclista del buen tiempo”, tal vez se subía a su bicicleta un par de veces al mes, si lo permitía el clima.

Paulsen decidió que la pandemia era un buen momento para comprar una RadWagon, una bicicleta eléctrica de carga de Rad Power Bikes, una popular empresa de bicicletas eléctricas. Ahora, según Paulsen, realiza un 90 por ciento de sus viajes en ella.

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“Empezó como un experimento personal para ver cómo podía reducir mi huella de carbono”, mencionó. “Ya no la dejé porque es muy divertido”.

Auge

La vida moderna está salpicada de momentos de descubrimiento en torno a la movilidad: el primer viaje en auto como adolescente; el primer viaje en tren, avión o autobús, para ver el mundo desde un asiento con ventana. En esta década, ese momento cada vez es más probable que sea un viaje inaugural en una bicicleta eléctrica, de los que se dice que a menudo provocan una alegría infantil, emocionante y liberadora.

En efecto, las bicicletas eléctricas están por todas partes. De 2019 a 2020, el auge pandémico de las bicicletas impulsó un 145 por ciento las ventas de las bicicletas eléctricas, más del doble que las bicicletas clásicas, según la firma de investigación de mercado NPD Group.

Aunque los estimados varían, según los expertos de la industria, la cantidad de bicicletas eléctricas que los estadounidenses llevaron a sus casas en 2020 ronda el medio millón (en comparación, en ese mismo periodo, se compraron 231.000 autos completamente eléctricos, de acuerdo con el Centro de Investigación Pew, una proporción de alrededor de dos a uno).

Y ese crecimiento no parece detenerse. Deloitte proyectó que, entre 2020 y 2021, se iban a vender 130 millones de bicicletas eléctricas a nivel mundial. En este momento, las bicicletas eléctricas —no los autos— parecen ser el vehículo eléctrico (VE) que mejor se vende en el mundo.

Ese tipo de tendencia tiene el potencial de transformar el tránsito urbano. En la ciudad de Nueva York, poco más de la mitad de todos los viajes en auto son de 5 kilómetros o menos, según un estudio de 2019 que realizó la empresa de análisis de datos INRIX. Muchos viajes cortos en auto, en teoría, se podrían remplazar con un viaje corto y veloz en una bicicleta eléctrica. Entonces, ¿qué se necesitaría para lograrlo?

VanMoof S3 Ebike in a rural landscape. VanMoof is a Dutch bicycle producer of design bikes, now focussing on e-bikes with a minimalistic design.
Las bicicletas motorizadas están superando las ventas de los autos eléctricos (Sjo via Getty Images)

El apetito explosivo por los viajes electrificados es un producto de tres tendencias que se desarrollaron de manera simultánea, comentó David Zipper, un investigador visitante en la Escuela de Gobierno Kennedy de la Universidad de Harvard y especialista en las nuevas formas de tecnología de movilidad.

La primera es el rápido desarrollo de las baterías de iones de litio. Estas baterías, usadas para impulsar los autos eléctricos, “se han vuelto más pequeñas, más eficientes y más baratas”, mencionó Zipper, por eso se pueden usar en escúteres, motonetas y, agregó, “también en aplicaciones más pequeñas, como una bicicleta”.

Zipper señaló que la segunda es un resurgimiento mundial del interés en el ciclismo urbano durante la última década. Y la tercera es la que llamó la “droga de entrada” de los programas para compartir bicicletas, con los cuales los ciclistas pueden subirse en bicicletas eléctricas sin comprar una.

“Juntas las tendencias y es una especie de resultado natural”, opinó Zipper, quien usa con regularidad las bicicletas Capital Bikeshare, o CaBi, de Washington. “Las bicicletas eléctricas capitalizan todo lo anterior”.

La mayoría de las bicicletas eléctricas caen en tres categorías. Con la primera, la asistencia de pedales, los ciclistas reciben un impulso motorizado, como una mano invisible que empuja hacia adelante. La segunda, un acelerador, le permite al ciclista andar a toda velocidad, hasta a 32 kilómetros por hora, sin pedalear y las suelen usar repartidores y mensajeros. Y la última es un asistente de pedal más rápido, que permite velocidades de al menos 45 kilómetros por hora.

Para Citi Bike en Nueva York, las bicicletas eléctricas de color azul con asistente de pedal representan el 20 por ciento de la flotilla, pero realizan el 35 por ciento de los viajes totales, según datos internos que brindó Lyft, su empresa matriz. Gracias a esto, en cuatro ocasiones este año, los viajes mensuales de Citi Bike han superado los cuatro millones… eso es mucho.

Laura Fox, la gerente general de Citi Bike en Lyft, comentó que para viajes más largos, las bicicletas eléctricas son las dominantes. Más o menos el 63 por ciento de los viajes entre distritos, que pueden ser de varios kilómetros, son impulsados por baterías. Para los viajes más largos entre distritos (de Brooklyn al Bronx, por ejemplo), es el 80 por ciento.

“Hay datos que evidencian que la gente quiere usarlas”, comentó Fox. “Y, cuando lo hacen, se convierte en su elección dominante”.

Un estudio reveló que la gente anda en bicicleta al menos el doble cuándo posee una bicicleta eléctrica. Según los defensores del transporte eléctrico, este resultado pone en tela de juicio la crítica de que la comodidad al andar en bicicleta la vuelve una actividad menos efectiva. Los ciclistas tal vez no suden tanto, pero, si viajan mayores distancias con mayor frecuencia, podrían hacer más ejercicio.

Las bicicletas motorizadas están superando las ventas de los autos eléctricos y tienen el potencial de transformar el tránsito urbano. (Matt Williams/The New York Times)
Las bicicletas motorizadas están superando las ventas de los autos eléctricos y tienen el potencial de transformar el tránsito urbano. (Matt Williams/The New York Times)

Una mayor regularidad en el uso también podría ser crucial para reducir los viajes en auto. En Noruega, un país que tiene una red nacional para bicicletas, el uso del auto cayó entre los usuarios de las bicicletas eléctricas cuando se enteraron cuánta distancia podían recorrer en una.

En Estados Unidos, hay obstáculos para lograr que más gente viaje en bicicletas eléctricas. Las bicicletas eléctricas no califican para beneficios fiscales para la gente que viaja al trabajo, pues solo cubren el transporte público y los estacionamientos. Además, siguen siendo caras (con precios que van de menos de 1000 dólares a casi 10.000 dólares).

Una disposición en el Congreso podría ofrecer créditos fiscales y beneficios para las personas que viajen en bicicletas eléctricas a sus trabajos, un reflejo de los incentivos que se usan en países como Francia.

Sin embargo, los expertos aseguran que la gente no usará bicicletas eléctricas si los ciclistas no se sienten cómodos ni hay una infraestructura que les permita sentirse seguros. Las calles de Vancouver, las cuales son amigables con los ciclistas, fueron la “mitad de la ecuación” para Paulsen cuando empezó a usarla más, señaló.

Algunos países le llevan ventaja a Estados Unidos en ese frente. En el Reino Unido, el gobierno les está ofreciendo créditos fiscales a las bicicletas eléctricas y financia esfuerzos locales para expandir los carriles de bicicletas. De acuerdo con una cifra de la empresa de investigación de mercado Mintel, el mercado británico de las bicicletas eléctricas percibió un brinco del 70 por ciento este último año, con 170.000 ventas en 2020.

No obstante, ha habido desafíos, que los emprendedores están intentando resolver. Cuando estudiaba Ingeniería Eléctrica en una universidad de Londres, para movilizarse, Adebola Adeleye usaba Santander Cycles, el programa de bicicletas compartidas de la ciudad. Sin embargo, notó problemas: el diseño de la bicicleta, de unos 23 kilogramos en aquel entonces y más cercano a 20 en la actualidad, era pesado para los nuevos ciclistas.

“El estilo y el peso de hecho limitan la cantidad de gente que podría interesarse en este producto”, comentó Adeleye.

Por lo tanto, Adeleye empezó a construir un prototipo en su recámara que culminó en la CrownCruiser, una bicicleta eléctrica que parece tomada del plató de “Blade Runner”. En la actualidad, Adeleye es el director ejecutivo de CrownCruiser Motors, una nueva empresa emergente de bicicletas eléctricas.

Si la bicicleta puede mantener el paso y tiene abundante espacio de movimiento; entonces, volar al lado del tráfico pasa a segundo plano. “Porque entonces ya no piensas en el tráfico. El objetivo es darles esa libertad a las personas”.

© 2021 The New York Times Company

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