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Por fin sabemos qué quiere hacer Trump con el comercio

Durante la mayor parte del año, las medidas del presidente Trump en el ámbito del comercio han parecido arbitrarias y alborotadoras: aranceles sobre conjuntos aleatorios de importaciones, ataques verbales a socios comerciales, amenazas con medidas proteccionistas que llevarían a la recesión.

Pero con un acuerdo crucial para renovar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, se está vislumbrando una estrategia más amplia de Trump, tras varios meses dando vaivenes. Y no se trata de Canadá, México, Europa u otros aliados amigos. Se trata de China.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump. REUTERS/Leah Millis
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump. REUTERS/Leah Millis

Los negociadores de Trump ya han cerrado un acuerdo con Canadá para actualizar los términos del TLCAN, que entró en vigor en 1994, y rebautizarlo como USMCA: Tratado Estados Unidos-México-Canadá. El nuevo acuerdo exigirá que los fabricantes automotrices usen más componentes fabricados en Estados Unidos y Canadá para poder calificar a aranceles más reducidos. Esto podría crear más puestos de trabajo en el sector automotriz, pero también incrementará el coste de los vehículos. Y los productores de leche estadounidenses podrán vender más litros a Canadá. No está claro si el acuerdo acelerará o ralentizará el crecimiento económico, pero Trump, fiel a su estilo hiperbólico, podría declarar la victoria y atribuirse el mérito de salvar la economía de Estados Unidos.

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También puede enfocarse más en lo que parece haberse convertido en su máxima prioridad: obligar a China a abrir más su mercado nacional a las empresas extranjeras, a que dejen de robar secretos corporativos y a que acaben con los subsidios a grandes empresas estatales que permiten reducir el precio respecto de los competidores globales.

“Al comienzo del tercer trimestre, el presidente Trump tomó una decisión drástica en política comercial al darse cuenta de que no podía librar tres guerras comerciales a la vez”, eso escribió la firma Strategas a sus clientes en una nota del 1 de octubre. “Si China es el objetivo real, entonces Estados Unidos tendrá que acelerar las negociaciones del TLCAN inmediatamente y firmar un acuerdo de paz con la Unión Europea para poder centrarse en China.”

El nuevo USMCA tendrá que ser ratificado por los poderes legislativos de los tres países, algo que no ocurrirá hasta principios o mediados de 2019. Por ahora, el acuerdo debería aliviar las tensiones entre Estados Unidos y dos de sus principales socios comerciales. Trump aún necesita hacer progresos con la Unión Europea y poner fin a una pelea de ojo por ojo y diente por diente con los aranceles, pero en julio delineó una forma de hacerlo durante una reunión con el negociador europeo Jean-Claude Juncker, dejando entrever que Europa y Estados Unidos podrían confrontar conjuntamente a China.

China es el pez gordo

Muchos expertos en comercio dicen que Trump no puede hacer guerras comerciales a todo el mundo y esperar ganarlas. Y si Trump quiere forzar las reformas en China, la mejor forma de hacerlo es trabajando junto a aliados que tengan las mismas preocupaciones. El tan difamado Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, que Trump anuló tras tomar posesión del cargo, hubiera servido hasta cierto punto. Ahora Trump ha adoptado algunos principios del TPP, aunque ciertamente no por su nombre.

De hecho, si Trump puede resolver disputas comerciales con sus aliados europeos y norteamericanos, la siguiente gran pregunta es si puede ganar contra China. Hasta la fecha, Trump ha impuesto aranceles sobre prácticamente la mitad de importaciones chinas hacia los Estados Unidos, mientras amenaza con arancelar todas las importaciones chinas si China no se doblega. Pero no queda del todo claro qué quiere Trump de China, o qué sería considerado como una victoria por él.

Kevin Hassett, presidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, dijo a Yahoo Finance lo siguiente el 20 de septiembre: “Es cierto que tenemos una lista de demandas bien definidas con China, pero… no vamos a difundirlas por el mundo”. En general, dijo, “queremos acceder a sus mercados, al igual que ellos acceden al nuestro. Hay un montón de cosas como esa que tienen que arreglarse. Queremos que paren con la transferencia tecnológica forzada y con el espionaje industrial que todos conocemos”.

Sean cuales sean las demandas de Trump, será más difícil llegar a un acuerdo con China que con Canadá. “Trump está dispuesto a retractarse de sus amenazas de proteccionismo a cambio de modestas concesiones que le permitan cantar victoria”, eso escribía la firma Capital Economics en una nota dirigida a sus clientes el 1 de octubre. Eso puede envalentonar a China y volverla más reacia a los compromisos, dado que los líderes de la nación pueden sentir que al final Trump aceptará a cambio de pequeñas concesiones. “Como resultado, sigue siendo difícil ver cómo evitar una escalada mayor en el conflicto comercial con China”, concluía Capital Economics. Trump, el guerrero feliz del comercio, sigue luchando a pesar de todo.

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Rick Newman