La recesión llega a las calles de Argentina: Mercado Sin Bozal
(Bloomberg) -- Economistas de Argentina empiezan a advertir que la economía caerá este año más de lo que esperaban. Las elecciones agravaron la incertidumbre y los forzó a corregir a la baja las proyecciones que habían trazado para todo el 2023.
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En Alberdi Partners ya estiman que la recesión se profundizará al 3,6%, desde el 2,6% que habían estimado antes de las elecciones; y en Econviews y Anker Latinoamérica, apuestan a que será del 3,5%, en lugar del 3% previsto meses atrás.
Los bares, una señal
Los restaurantes, nave insignia del consumo del país en estos años, empiezan a mostrar la primeras señales de declive. “Lo que le queda a las familias para consumir en términos reales está cayendo y eso se percibe en una caída de nuestras transacciones”, dice Alejandro Cilley, cofundador de la cadena Tea Connection y Green Eat en Argentina, en entrevista con Bloomberg News. La cantidad de transacciones de clientes en sus locales disminuyó 6% en julio y 8% en agosto. “Todo hace pensar que esto va a continuar”, dice.
Los dueños de Olinda, una pizzería de la ciudad de Maschwitz, provincia de Buenos Aires, no encuentran espacio para ajustar el menú con la inflación: “Deberíamos subir el precio de la pizza de 3.000 a 4.000 pesos, pero preferimos resignar ganancias porque, a partir de la devaluación, todo fue para atrás”, dijo. La afluencia del público cayó en el local un 50% tras las elecciones.
El punto de inflexión, dicen los consultores, fueron las elecciones de agosto: la incertidumbre política, la devaluación posterior y sus efectos sobre la inflación. La recesión, que por el impacto de la sequía se había limitado al sector agrícola en el primer semestre, empezó a expandirse desde agosto hacia otros rubros, como la hotelería, la gastronomía y la indumentaria.
La alta concurrencia de los argentinos a los bares había sido objeto de estudio durante el Gobierno de Alberto Fernández, por haber desafiado los límites de una inflación de tres dígitos. En febrero, el propio presidente había cuestionado los diagnósticos pesimistas con una mención a las largas filas de los comensales: “Ahora las quejas que yo escucho de la gente son porque hay que esperar dos horas para ir a comer”, dijo en febrero de este año. Y en junio, el New York Times destacó los “restaurantes abarrotados” mientras la inflación superaba el 100%.
En julio, la actividad en recreación y cultura mostró una caída del 4,5%, tras seis meses de crecimiento, según el indicador de consumo de la Cámara Argentina de Comercio.
Default importador
Empresarios de compañías de comercio exterior ya denuncian públicamente los trastornos que sufren por la falta de acceso al mercado de cambios. En los últimos dos meses, el Gobierno rechazó prácticamente todas las compras de dólares que quisieron hacer para el pago de fletes internacionales, tanto para exportaciones como importaciones, dijo el presidente de la Asociación Argentina de Agentes de Carga Internacional (Aaaci), Jorge Pereira, en entrevista telefónica con Bloomberg News. En algunos casos, la operación no se pudo realizar; y, en otros, los importadores cayeron en un virtual default con sus proveedores del exterior.
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