Trabajadores contra las máquinas de las grandes tecnológicas: ¿la nueva lucha social que nos espera en el Siglo XXI?

Mientras en el siglo XXI crece aceleradamente la Inteligencia Artificial, sus aplicaciones y sus efectos en el entramado socioeconómico, Brian Merchant propone echar la vista atrás hasta los inicios de la segunda década del siglo XIX en Inglaterra para entender el tipo de cambio del que somos testigos con esta tecnología y para estar preparados y saber ante qué es necesario reaccionar.

Merchant, columnista de tecnología de Los Angeles Times, autor de The One Device, centra su mirada en su último libro, Blood in the Machine, en los luditas, el tiempo que les tocó vivir y los importantes paralelismos con la actualidad.

Los luditas eran unos trabajadores artesanos textiles en una Inglaterra en la que empezaban a darse los primeros pasos de automatización en los telares, el preludio de la industrialización. Seguidores del imaginado líder Ned Ludd, se resistieron a la propuesta modernizadora y— tan organizados como motivados— se amparaban en la oscuridad de la noche para destrozar esas máquinas que amenazaban sus trabajos.

Merchant explica en su libro que este resumen popular es una historia tan simple como efectiva a la hora de deslegitimar el movimiento social y laboral en un momento en el que estaban prohibidos los sindicatos.

Las crónicas de la historia más compleja de esta época presentan una imagen distinta. Los luditas, argumenta Merchant, no eran contrarios a las máquinas, ni estaban en contra de los avances tecnológicos pero sí a la degradación de las condiciones de trabajo y en última instancia la imposibilidad de ganarse la vida.

Los dueños de los nuevos telares prescindieron de los trabajadores más experimentados y apoyaron su producción en la maquinaria operada por personas sin experiencia con salarios bajos y, en muchos casos, menores huérfanos a los que mantenían en condiciones peligrosas y degradantes a cambio de su labor. El resultado era un producto de menor calidad pero la cantidad compensaba con crecientes beneficios.

Los luditas entendieron que la gran disrupción fue la del mundo laboral, la naturaleza del trabajo y con ello la erosión de poder de los trabajadores. No estaban en contra de la tecnología en general, en sus protestas decidieron atacar no a todas las máquinas sino a las de los empleadores que tenían ese modelo de relaciones laborales desigual como forma de gestión en tiempos de hambre.

Lo que debemos aprender del comienzo de la industrialización

En conversación con Yahoo Finanzas, Merchant explica que es importante que en 2023 se entienda bien esta historia y sus ecos actuales cuando las más poderosas empresas son las de tecnología. “Si no entendemos su verdadero significado corremos el riesgo de que la historia se repita. Arriesgamos que quienes tienen recursos, poder e influencia para construir, liderar y ser propietarios de la tecnología nos cuenten la misma historia, nos sigan dictando las condiciones y cómo se usa”.

Según este autor, la mayor parte de los trabajadores, ciudadanos, tienen que estar en alerta “y reaccionar a lo que los poderosos hacen porque durante 200 años desde el tiempo de los luditas, la tecnología ha sido desarrollada en muchas ocasiones —no siempre, tercia el autor— de esta manera para beneficiar a unos cuantos a expensas de muchos”.

Merchant dice que cuando se trata del lugar de trabajo, “tendemos a tener los mismos paradigmas una y otra vez” y es importante saber que la crítica a los luditas de que estaban contra el avance era una forma “de desestimar una protesta y resistencia legítima a la forma en la que las tecnologías se usaban. Y tenemos que entender que tenían buenas razones para hacerlo y era correcto moralmente”. A su juicio, “cuando comprendamos eso y por qué estaban protestando, podemos entender muchas de las mismas fuerzas que nos afectan hoy”.

Merchant, cuyo libro ha sido elegido por la revista Wired entre los 16 mejores de 2023, dice estar de acuerdo con el también autor Ted Chiang que hablando de Inteligencia Artificial aseguraba en una entrevista a The New York Times que la mayor parte de nuestros miedos y ansiedades sobre la tecnología “es cómo el capitalismo la usará en nuestra contra. Y la tecnología y el capitalismo están tan unidos que es difícil distinguir al uno del otro”.

“Chiang menciona a los luditas en uno de sus ensayos y estos, aunque no articularon exactamente esta idea en estos términos, estaban señalando a este punto de conflicto. No era una cuestión de si la tecnología era buena o mala objetivamente sino del contexto en el que va a ser usada. El capitalismo no se había desarrollado aún pero es interesante que fueran la avanzadilla de lo que iba a formarse y no les gustó”.

Qué es lo que está pasando hoy con la tecnología

En este sentido, este autor especializado en tecnología traza en las páginas del libro conexiones entre lo que sucedió tras los primeros ataques en Nottingham en 1811 y lo que ocurre en una economía en la que, por ejemplo, se ha creado y aceptado el trabajo gig al calor de las posibilidades que daban las aplicaciones.

Merchant, de hecho, explica que los debates sobre si la IA va a tomar el control de la humanidad o va a ser demasiado poderosa son una distracción.

“Lo que realmente está ocurriendo es que Silicon Valley tras las bambalinas está llegando a una serie de acuerdos para vender software de automatización y con ello se va a tratar de ganar dinero presionando a los trabajadores. Esto es lo que va a ser”.

Durante la entrevista, Merchant insiste en que es optimista. Lo refleja en su libro. “Es absurdo pretender que no hay posibles arreglos alternativos, pensar que la tecnología, el producto de la invención e innovación humana solo puede ser introducida a la sociedad a través de disrupciones temerarias o que es impensable que los avances en la tecnología puedan ser integrados en nuestra vidas democráticamente y con cuidado”.

Además, pese a los paralelismos, hay una diferencia clave. Los sindicatos, prohibidos entonces, están reencontrando su voz ahora y son más conscientes de la profundidad de las disrrupciones. Merchant habla sobre todo a la larga huelga de los guionistas de cine y televisión (WGA) de 2023 para reclamar ente otras cosas un uso responsable de a IA. “Si se tiene un Sindicato como ellos se puede decir 'no' de forma colectiva y rechazar que se permita que se use la tecnología en su contra”. “Creo”, dice Merchant, “que mucha gente en todo el país y en todo el mundo puede identificarse con lo que decían”.

El otro gran aspecto diferenciador entre las dos eras es que la concentración de poder es ahora mayor. Si a partir de 1811 quienes imponían las máquinas era un tejido empresarial muy amplio, pequeño en alcance pero amplio en número, ahora apenas una serie de grandes empresas tecnológicas dominan el mercado. El optimista Merchant cree que hay pequeños pasos que muestran que puede haber cambios, como los problemas de Apple con su reloj por una patente que no era suya o los problemas de Google con Epic Games y la labor de la FTC.

“Va a haber muchos casos de David contra Goliat”, dice refiriéndose a las pequeñas empresas, “Pero no cerraría la puerta al futuro porque no nos lo podemos permitir”.

De cara al futuro, Merchant cree que las regulaciones deben tomar como referencia el acuerdo del sindicato de guionistas en el que haya decisiones de cómo usar o no usar IA que sean tomadas por trabajadores y no solo managers y, puesto que va a haber un cambio importante en el mundo laboral, se debe caminar a un mejor estado del bienestar con un sistema sanitario universal por ejemplo porque el UBI (Ingreso Básico Universal) ni siquiera va a ser suficiente.

Los luditas fracasaron pero su mensaje rehabilitado tras las revisión histórica es aplicable y hay que preguntarse a quién beneficia la tecnología, a qué comunidades desestabilizan y quién pueden decidir sobre cómo afectan a muchas vidas.

Merchant explica en su libro que los luditas “nos dan un marco de referencia par evaluar la utilidad de las tecnologías y los impactos sociales. Borrar su historia elimina nuestro pensamiento sobre cómo la tecnología y la automatización afectan a nuestras vidas como trabajadores y y las decisiones que debemos tomar para hacer frente a las disrrupciones que traen”.

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