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Ventajas de una cartera de activos con bajas correlaciones

Ventajas de una cartera de activos con bajas correlaciones
Ventajas de una cartera de activos con bajas correlaciones

Como mencionábamos en el artículo Vuelta a la Cartera 60/40, el año 2008 es un claro ejemplo de esto. Mientras que la renta variable caía un 37%, el bono americano subía más de un 20%. El año 2009, tal y como vemos en este gráfico, sucedió lo contrario, como en el 2013. Siendo tan positivo para una cartera estar diversificado en más de un activo y que no tengan una alta correlación, ¿por qué se ha hablado de la muerte de la Cartera 60/40? Pues el motivo es que, desde 2015, y con alguna excepción, no ha funcionado bien esta estrategia diversificadora. Vamos a desgranarlo un poco para entenderlo mejor.

Ventajas de una cartera de activos con bajas correlaciones
Ventajas de una cartera de activos con bajas correlaciones

Año 2015: correlación positiva al alza, pero tan escasa que apenas tiene relevancia.

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Año 2016: correlación positiva, pero insignificante por parte de la rentabilidad del bono a 10 años.

Año 2017: correlación positiva, pero casi intrascendente por parte de la rentabilidad del bono a 10 años.

Año 2018: la renta variable cae, pero el bono a 10 años no aporta rentabilidad.

Años 2019 y 2020: correlación positiva con ambos activos contribuyendo de forma sólida a la rentabilidad.

Año 2021: primer año que vemos con una correlación inversa, pero la rentabilidad que drena el Treasury apenas supone un -1,8% frente al +17,2% que aporta el S&P 500. Cuando la correlación es positiva y al alza, todo el mundo está contento y nadie se plantea la importancia del factor diversificador. El año 2021 es un año que podríamos considerar que la Cartera 60/40 cumple a la perfección: elevadas rentabilidades en la renta variable y contrapeso ligero en la renta fija.

Año 2022: elevada correlación, pero a la baja. Es decir, lejos de sumar un activo al otro, lo que se suman son las caídas. Es el peor escenario para la Cartera 60/40.

Año 2023: de nuevo correlación positiva, pero esta vez al alza, aunque con poco valor añadido del bono americano.

Resumiendo: la correlación es elevada en prácticamente todos los años. Con la excepción de 2019 y 2020, esa correlación positiva, además de sembrar dudas en la idoneidad de la estrategia, apenas aportó valor. Y cuando la correlación es especialmente elevada ¡es a la baja! como sucedió en el año 2022.

Ahora ya estamos en el año 2024. Parece que la estrategia de nuevo descorrelaciona. Vemos una rentabilidad del S&P 500 que aporta a la Cartera 60/40 un 5,7% y un bono americano que drena un -1,4%. De nuevo funciona. Además, nos encontramos en un escenario de crecimiento moderado, con inflación a la baja (aunque en EE.UU. siga relativamente elevada no nos olvidemos de dónde venimos) y tipos de interés elevados que bajarán en algún momento aunque se mantengan relativamente más elevados de lo que estábamos (mal) acostumbrados en los años previos a 2022. Este escenario indica que, si hay una correlación positiva, probablemente sea elevada y al alza. Es decir, de momento funciona la estrategia diversificadora y, de no hacerlo, sería para una contribución a la rentabilidad. 

No nos olvidemos entonces de la Cartera 60/40 porque este año podemos volver a verla brillar, tanto por su estrategia de diversificación, cuanto por su elevada contribución a la rentabilidad en el escenario de una bajada de tipos de interés.

Ventajas de una cartera de activos con bajas correlaciones
Ventajas de una cartera de activos con bajas correlaciones