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Vuelve el esperado 'iPhone' de los sándwiches de pollo

Los sándwiches se pollo de Popeyes se ofrecen en dos versiones: la estándar y la picante. Su precio de venta al público: 3,99 dólares. Foto: Nick Kindelsperger/Chicago Tribune/Tribune News Service via Getty Images.
Los sándwiches se pollo de Popeyes se ofrecen en dos versiones: la estándar y la picante. Su precio de venta al público: 3,99 dólares. Foto: Nick Kindelsperger/Chicago Tribune/Tribune News Service via Getty Images.

Después de dos largos meses, el restaurante Popeyes ha anunciado que su sandwich de pollo volverá el próximo 3 de noviembre.

¿Qué tiene esto de especial? Seguramente que para los fans de esta cadena de comida rápida estadounidense especializada en cocina sureña la pregunta no tiene sentido, pero para el resto de mortales sí. Y es que este sandwich se lanzó el pasado mes de agosto y fue un triunfo absoluto para la empresa, incluso se podría decir que se convirtió casi de forma instantánea en un fenómeno social por la cantidad de comentarios hablando sobre él que hubo en las redes sociales.

“Este ha sido el lanzamiento más grande en la historia de Popeyes, si no de todos los restaurantes de comida rápida", ha llegado a decir el presidente de Popeyes America, Felipe Athayde, a Yahoo Finanzas en una entrevista. "Va a ser un fenómeno cultural. Acabamos de lanzar el iPhone de los sándwiches de pollo".

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Y no es para menos el entusiasmo de Athayde, ya que Restaurant Brands (empresa a la que pertenece esta cadena), acaba de anunciar sus resultados trimestrales, en los que se muestra que Popeyes logró un incremento de sus ventas de casi el 10% gracias al lanzamiento de su sandwich, y superando las previsiones de los analistas de Wall Street. Logrando de este modo el mejor trimestre de la compañía en casi dos décadas.

¿Qué tiene de especial este sándwich?

A pesar de ser una de las cadenas de restaurantes de comida rápida más queridas en Estados Unidos desde su fundación en 1972 por parte del empresario Al Copeland, Popeyes no había tenido sándwiches de pollo en su carta hasta ahora. El enfoque siempre ha sido servir sabrosas pechugas, alitas y patas de pollo junto a una gran variedad de guarniciones, al igual que su acérrimo rival KFC (que tampoco se ha destacado nunca por sus sándwiches).

Así que la empresa, con Amy Alarcon a la cabeza (su directora de innovación culinaria desde octubre de 2007), se lanzó a la aventura de crear un sándwich de pollo preservando las raíces de la cadena de Luisiana mediante la utilización de ingredientes inspirados por ese toque enérgico que domina la escena culinaria.

Así que tras dos años buscando un sándwich de pollo que complaciera a la constantemente cambiante población estadounidense, el equipo de Popeyes lanzó al público su largamente esperada creación el 12 de agosto. Los sándwiches se ofrecerían en dos versiones: la estándar y la picante. Su precio de venta al público: 3,99 dólares.

Un sándwich de pollo en una mesa de un restaurante de Popeyes. Después de que Popeyes agregó un crujiente sándwich de pollo a su menú rápido, la jerarquía de los sándwiches de pollo en Estados Unidos se sacudió y la supremacía de Chick-fil-A y otros se vio amenazada. Ha sido un tema de tendencia en las redes sociales, los fanáticos han intervenido con los análisis y memes de YouTube, y algunos han formado largas colas solo para probar el nuevo sándwich. (Foto AP / Eric Gay)

Era hora de que Popeyes aumentara sus ventas. Fue un debut que Alarcon, su veterano equipo y los ejecutivos de Popeyes no se tomaron a la ligera. Después de todo, los fanáticos de Popeyes llevan pidiendo un sándwich de pollo hace mucho tiempo. Alarcon no los iba a decepcionar.

Con cuatro ingredientes aparentemente simples –un pan brioche con mantequilla, mayonesa inspirada en la gastronomía cajún, un crujiente filete de pollo frito y pepinillos en salmuera natural–, Popeyes no tenía ni idea de que estaba a punto de cambiar la forma de hacer sándwiches de pollo en Estados Unidos. Su sándwich hizo estallar en mil pedazos el modelo de lanzamiento de productos de comida rápida y, sobre todo, la forma de comercializar un artículo por primera vez.

Que comiencen las peleas de pollos

Con el debido respeto a KFC, a lo largo de los años el rival acérrimo de Popeyes ha demostrado ser Chick-fil-A. Con una amplia carta de sándwiches de pollo, Chick-fil-A cuenta con seguidores de culto que juran que es el mejor sándwich de pollo en Estados Unidos.

Los sándwiches de Chick-fil-A son también son sencillos, pero la cadena no compromete la calidad. Los sándwiches de Chick-fil-A no se hacen con pollos rellenados artificialmente u hormonados y todos los días se preparan manualmente en sus restaurantes en lugar de freírlos a presión.

“La más alta calidad ha sido siempre el enfoque con nuestra comida y, dado que el pollo está en el centro de la carta, eso significa que servimos solo pechugas enteras y deshuesadas, sin rellenos ni conservantes artificiales”, se puede leer en el sitio web de Chick-fil-A. “Nuestros pollos vienen de granjas en Estados Unidos, en cumplimiento de los Estándares de Bienestar Animal, y tenemos el compromiso de no usar nada que contenga antibióticos hacia finales de 2019”.

Cada sándwich que vende Chick-fil-A, significa una caja menos de pollo de Popeyes de Luisiana en las bocas de los seres humanos en el almuerzo o la cena. Chick-fil-A tiene más de 2.000 locales en Estados Unidos. La cadena de pollos ha experimentado un crecimiento vertiginoso en los últimos años.

En 2018, Chick-fil-A recaudó 10.200 millones de dólares en ingresos totales en Estados Unidos, lo que supuso un salto del 13,5% respecto a 2017, según la firma de investigación y consultoría para restaurantes Technomic. El año pasado fue la primera vez que los ingresos totales de Chick-fil-A superaron los 10.000 millones de dólares. Popeyes generó 3.200 millones de dólares en ingresos totales, un 5,1% más que en 2017, y KFC generó 4.400 millones en ingresos totales, solo un 0,4% más que el año anterior.

Exterior de un restaurante de Chick-Fil-A, en New York City. Foto: Andrew Renneisen/Getty Images.
Exterior de un restaurante de Chick-Fil-A, en New York City. Foto: Andrew Renneisen/Getty Images.

Popeyes entra en el gran escenario dominado por Chick-Fil-A y, en menor medida, Wendy’s (lo siento, Wendy’s).

Para promocionar su nuevo sándwich de pollo, Popeyes recurrió a Twitter el 12 de agosto y publicó lo que parecía ser una foto inofensiva del manjar frito. Exactamente una semana después, Chick-fil-A tuiteó una respuesta pasiva-agresiva y, de esta forma, estalló la guerra de sándwiches de pollo en Twitter, con Wendy’s y otros restaurantes que se sumaron a la acción.

En resumen, se armó la gorda.

Las secuelas

“Fue una conversación que fluyó. Fue el poder de la gente y el poder de las conversaciones que fluyen de forma natural”, le dijo a Yahoo Finance el director de marketing de Popeyes Estados Unidos, Bruno Cardinali. “Ha sido bastante emocionante. Creo que agrega un nivel diferente y una perspectiva diferente sobre cómo hacer marketing”.

Tanto como el poder del pollo frito, un pepinillo, salsa cajún y un panecillo brioche con mantequilla.

La cantidad de gente que sigue a Popeyes en Twitter aumentó considerablemente tras la batalla en línea, según la empresa de datos alternativos Thinknum. Antes de la batalla en Twitter, Popeyes tenía unos 107.000 seguidores, lo cual es decente pero nada que ver con el cercano Burger King y su legión de 1,8 millones de seguidores. Pero en el lapso de aproximadamente un día, el número de seguidores de Popeyes en Twitter aumentó en 25.000, o un 25%. En este momento, lunes por la noche, Popeyes tiene unos 190.000 seguidores en Twitter.

Más seguidores, más gente lista para hablar del producto que sacará Popeyes a continuación. No es una mala situación para poder ocupar un lugar competitivo.

Desafortunadamente para Popeyes, la respuesta de las redes sociales ha traído algunas desventajas: no tienen suministro suficiente de pechugas de pollo. Cardinali explicó que Popeyes sabía que tenía un buen producto entre manos, pero la buena recepción no tiene precedentes.

Durante los dos años previos al lanzamiento a nivel nacional, Popeyes estudió y se preparó para varias respuestas diferentes entre los consumidores. La empresa estaba preparada para suministrar a sus 2.300 locales en Estados Unidos hacia finales de septiembre. En cambio, la mercancía se agotó solo dos semanas después del lanzamiento.

Sin embargo, según Athayde, la demanda superó incluso el escenario más extremo.

“Sabíamos que teníamos un producto de gran calidad a un precio muy atractivo. Una cosa es predecir una demanda alta, pero cuando 50 personas hacen cola fuera del restaurante a las 9:00 AM aunque el restaurante abre a las 10:00 AM, eso es otra cosa”, dijo Athayde a Yahoo Finance.

Los ejecutivos de Popeyes le dijeron a Yahoo Finance que la escasez de suministro ha persistido en septiembre.

“Estamos trabajando frenéticamente”, dijo Athayde. “Usamos una especificación muy estricta para el pollo y no es un procedimiento fácil. Así que estamos trabajando con nuestros socios y proveedores de la cadena de suministro y esperamos lanzarlo lo antes posible”.

Que no haya pechugas de pollo significa oportunidades perdidas de venta para las franquicias de Popeyes. Sin embargo, parecen estar tomándoselo con calma, sencillamente felices porque su nombre está en la punta de la lengua de los fanáticos de la comida rápida en Estados Unidos. La sensación entre las franquicias de Popeyes es que una vez se reanude el flujo de pollo para sus sándwiches, las ventas volverán a paladas.

Joe Haberkorn ha sido franquiciado de Popeyes durante casi 39 años y actualmente posee seis locales en Chicago y zonas aledañas. Le dijo a Yahoo Finance que había sido el lanzamiento más explosivo de su carrera.

“Nunca he visto algo como esto. Eso fue más que el panecillo”, explicó Haberkorn. “Estamos contratando entre ocho y 10 empleados extra en cada restaurante y más equipamiento. ¡Volveremos!”.

El espíritu de Haberkorn es tan optimista tras este lanzamiento que dijo que pronto se abrirían más restaurantes Popeyes. Esas son buenas noticias para su hijo recién graduado, quien se unirá a su padre en breve para ayudarle a administrar el negocio familiar.

Artículo basado en un reportaje de Brian Sozzi y Heidi Chung