Los melones de 45.000 dólares: ¿qué los hace tan especiales?
¿Un melón por más de 45.000 dólares? Sí, esa fue la cifra exorbitante que alcanzaron en una subasta dos melones de Hokkaido, en Japón.
Pero, ¿qué hace que esta fruta, que ni siquiera forma parte de la dieta regular de los japoneses, alcance tal exorbitante precio?
Los melones no solo son admirados por su sabor, sino también por su apariencia. Por ejemplo, en las tiendas gourmet de Japón es común encontrar la variedad corona.
Los melones corona solo se cultivan en la prefectura de Shizuoka, en el centro de Japón, y pueden costar más de 200 dólares cada uno. A diferencia de los melones que es probable que encuentres en un supermercado occidental, los melones corona necesitan un cuidado constante.
Cada melón tarda 100 días en crecer, y la fruta se cultiva durante todo el año. Existen 20 variedades ligeramente diferentes de semillas de melón corona que se cultivan según la temporada. El cultivo requiere camas elevadas, así como aire acondicionado y calefacción.
Los melones corona tienen cuatro grados: fuji, yama, shiro y yuki. Cualquier melón con defectos incluso menores está marcado como yuki, y los tres grados superiores están marcados por su contenido de azúcar y apariencia perfecta. El 55% de los melones llegan el grado shiro, el 25% son yama y el 0,1%, o uno de cada 1.000 de todos los melones cosechados, se clasifican como fuji, el grado más alto posible. A esta categoría pertenecen los melones que costaron 45.000 dólares.
Después de unos 50 días, las plantas comienzan a florecer y comienzan a aparecer los frutos.
A medida que las frutas crecen en cada planta, se envuelven cuidadosamente en papel blanco para protegerlas. Una vez que se ha desarrollado este patrón, cada melón es masajeado y pulido a mano. Luego se cubre para protegerlo del sol durante su período de crecimiento final.
Los melones a menudo se venden en cajas de presentación individuales, sobre seda o heno, o atados con una cinta. El alto precio a menudo se ve como un marcador de calidad.
Al comienzo de la temporada de cosecha se subastan los primeros frutos perfectos y, a menudo, se ofertan por las empresas como trofeos. Cada año se establece un nuevo récord para la venta de estas frutas y nada indica que su precio vaya a bajar pronto.
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