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Las automotrices están compartiendo la conducta de los consumidores al volante con las aseguradoras

Side view of woman driving a caravan in nature at sunset
Side view of woman driving a caravan in nature at sunset (Javier Zayas Photography via Getty Images)

Según Kenn Dahl, siempre ha sido un conductor prudente. Dahl, el dueño de una empresa de software cerca de Seattle, conduce un Chevrolet Bolt rentado. Nunca ha sido responsable de un accidente.

Por lo tanto, Dahl, de 65 años, se sorprendió en 2022 cuando el costo del seguro de su auto subió un 21 por ciento. Las cotizaciones de otras aseguradoras también eran altas. Un agente de seguros le comentó que su informe de LexisNexis era un factor.

LexisNexis es un corredor mundial de datos con sede en Nueva York que cuenta con una división de “Soluciones de riesgo” que atiende al sector de los seguros para automóviles e históricamente ha monitoreado los accidentes de tráfico y las multas. A petición de Dahl, LexisNexis le envió un “informe de divulgación al consumidor” de 258 páginas, el cual está obligado a darle conforme la Ley de Informe Justo de Crédito.

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Lo que contenía le dejó estupefacto: más de 130 páginas detallaban todas las veces que él o su esposa habían conducido el Bolt en los seis meses anteriores. Incluía las fechas de 640 viajes, sus horas de inicio y fin, la distancia recorrida y una contabilidad de todos los excesos de velocidad, frenados fuertes o aceleraciones bruscas. Lo único que no tenía era a dónde habían conducido el auto.

Por ejemplo, un jueves de junio por la mañana, el auto había recorrido 11.79 kilómetros en 18 minutos; se habían producido dos aceleraciones rápidas y dos incidentes de frenados fuertes.

Según el informe, General Motors, el fabricante del Chevy Bolt, suministró los detalles del viaje. LexisNexis analizó esos datos de conducción para crear una puntuación de riesgo a fin de “que las aseguradoras las utilicen como uno de los muchos factores para crear una cobertura de seguro más personalizada”, según un vocero de LexisNexis, Dean Carney. Ocho aseguradoras le habían solicitado información sobre Dahl a LexisNexis durante el mes anterior.

“Me sentí traicionado”, comentó Dahl. “Están tomando información que no sabía que se iba a compartir y nos están perjudicando con nuestro seguro”.

En años recientes, las aseguradoras les han ofrecido incentivos a las personas que instalan llaves electrónicas en sus autos o descargan aplicaciones para teléfonos inteligentes que hacen seguimiento de su conducción: por ejemplo, cuánto conducen, a qué velocidad toman las curvas, con cuánta fuerza pisan el freno y si exceden el límite de velocidad.

Sin embargo, “en términos históricos, los conductores son reacios a participar en estos programas”, como señaló Ford Motor en una solicitud de patente que describe lo que está ocurriendo en realidad: las automotrices recopilan información directamente de los vehículos conectados a internet para que la utilice el sector de los seguros.

A veces esto ocurre con el conocimiento y consentimiento del conductor. Las automotrices han creado relaciones con las aseguradoras para que, si los conductores quieren contratar el llamado seguro basado en el uso —en el que las tarifas se fijan según el monitoreo de sus hábitos de conducción—, es fácil recabar esos datos de manera inalámbrica desde sus autos.

Sin embargo, en otras instancias, ha ocurrido algo mucho más subrepticio. Los autos modernos son compatibles con el internet, por eso facilitan el acceso a servicios como navegación, asistencia en el camino y aplicaciones para autos que los conductores pueden conectar a sus vehículos a fin de localizarlos o abrirlos de manera remota.

En años recientes, las automotrices como GM, Honda, Kia y Hyundai han empezado a ofrecer funciones opcionales en sus aplicaciones para autos conectados que califican la conducción de la gente. Algunos conductores tal vez no se dan cuenta de que, si activan estas funciones, las automotrices les dan información sobre su modo de conducir a corredores de datos como LexisNexis.

Lo que vio la periodista de The New York Times Kashmir Hill cuando realizó el proceso de inscripción en OnStar Smart Driver: no hay ninguna mención de que se compartan los datos con terceros. (OnStar vía The New York Times)
Lo que vio la periodista de The New York Times Kashmir Hill cuando realizó el proceso de inscripción en OnStar Smart Driver: no hay ninguna mención de que se compartan los datos con terceros. (OnStar vía The New York Times)

Según automotrices y corredores de datos que se han asociado para recopilar datos detallados sobre la conducción de millones de estadounidenses, tienen el permiso de los conductores para hacerlo. No obstante, la existencia de estas sociedades es casi invisible para los conductores, cuyo consentimiento se obtiene por medio de la letra pequeña y políticas de privacidad turbias que pocas personas leen.

Es especialmente preocupante que algunos conductores de vehículos que fabricó GM afirmen que los monitorearon aunque no tuvieran activada la función —llamada OnStar Smart Driver— y que sus tarifas de seguro subieron como consecuencia.

“El servicio OnStar Smart Driver de GM es opcional para los clientes”, señaló una vocera de GM, Malorie Lucich. “Los beneficios para el cliente incluyen aprender más sobre sus conductas de conducción segura o el rendimiento del vehículo que, con su consentimiento, se puede utilizar para obtener cotizaciones de seguros. Los clientes también pueden darse de baja de Smart Driver en cualquier momento”.

‘Smart Driver’

Dahl compartió su experiencia en un foro en línea para entusiastas del Chevy Bolt, en un hilo en el que otras personas expresaron su sorpresa al descubrir que LexisNexis tenía sus datos de su comportamiento cuando conducían.

Las advertencias sobre el rastreo están dispersas por los foros de discusión en línea dedicados a los vehículos de GM, incluidos los Corvettes, autos deportivos diseñados para acumular “eventos de aceleración”. (Un conductor lamentó que se recopilaran sus datos durante un “día en la pista”, mientras probaba los límites del Corvette en una pista de carreras profesional).

Varias personas se quejaron en los foros del aumento de las primas. El conductor de un Cadillac del condado de Palm Beach, Florida, quien pidió que no se revelara su nombre porque está considerando demandar a GM, mencionó que en diciembre siete empresas rechazaron asegurar su auto.

Cuando le preguntó por qué a una agente, ella le aconsejó que consultara su informe de LexisNexis. Descubrió seis meses de su actividad al volante, incluidos muchos casos de frenado y aceleración bruscos, así como algunos excesos de velocidad.

“No conozco la definición de frenado fuerte. La cabeza de mi pasajero no golpea el tablero”, comentó. “Lo mismo con la aceleración. No estoy huyendo a toda velocidad. No sé cómo lo define el auto. No siento que esté conduciendo con agresividad o de manera peligrosa”.

Cuando por fin consiguió un seguro de auto, por medio de un corredor privado, costó el doble de lo que había pagado antes.

El dueño del Cadillac, Dahl y los conductores en los foros se habían inscrito en OnStar Smart Driver. OnStar es el servicio de conexión a internet de GM para sus autos y Smart Driver es una función gratuita y ludificada dentro de las aplicaciones para autos conectados de GM (todas son parte de OnStar, pero llevan las marcas MyChevrolet, MyBuick, MyGMC y MyCadillac).

Smart Driver puede “ayudarte a convertirte en un mejor conductor”, según un sitio web corporativo, mediante el monitoreo y el puntaje del uso del cinturón de seguridad y los hábitos de conducción. En una campaña promocional reciente, una influente de Instagram utilizó Smart Driver en una competencia con su marido para ver quién podía recolectar más insignias digitales, como “genio de los frenos” y “héroe de los límites”.

En respuesta a las preguntas de The New York Times, GM confirmó que comparte “información selecta” sobre frenados fuertes, aceleraciones bruscas, exceso de velocidad superior a 130 kilómetros por hora y tiempo de conducción de los inscritos en Smart Driver con LexisNexis y otro corredor de datos que trabaja con el sector de los seguros llamado Verisk.

Según Lucich, la vocera de GM, los clientes activan Smart Driver “en el momento de la compra o mediante la aplicación móvil de su vehículo”. Es posible que los conductores de GM que insistieron en no haberlo activado lo hayan hecho sin saberlo en la concesionaria, donde los vendedores pueden recibir bonos por inscribir con éxito a los clientes en los servicios de OnStar, incluido Smart Driver, según un manual de la empresa.

Según un experto, los programas de seguros que controlan los hábitos de conducción pueden mejorarla, pero solo si la gente es consciente de que se ha inscrito en ellos. (The New York Times)
Según un experto, los programas de seguros que controlan los hábitos de conducción pueden mejorarla, pero solo si la gente es consciente de que se ha inscrito en ellos. (The New York Times)

El dueño del Cadillac en Florida mencionó que no había oído hablar de Smart Driver y que nunca lo había visto en la aplicación MyCadillac. Revisó la documentación que firmó en la concesionaria cuando compró su Cadillac en otoño de 2021 y no encontró ninguna mención de haberse inscrito.

“Cuando un cliente acepta las condiciones de uso y la declaración de privacidad (las cuales se revisan por separado en el proceso de inscripción), da su consentimiento para compartir sus datos con terceros”, escribió Lucich en un correo electrónico, para referirse a la declaración de privacidad de OnStar.

Sin embargo, la sección de esa declaración sobre “relaciones comerciales con terceros” no menciona a Smart Driver. Nombra a SiriusXM como una empresa con la que GM podría compartir datos, no a LexisNexis Risk Solutions, con la que GM está asociada desde 2019.

Jen Caltrider, una investigadora de Mozilla que el año pasado revisó las políticas de privacidad de más de 25 marcas de automóviles, señaló que los conductores casi no saben a qué le dan consentimiento cuando se trata de recopilar datos.

En su opinión, es “imposible que los consumidores lleguen a entender” las políticas llenas de jerga legal de las automotrices, sus servicios conectados y sus aplicaciones. Calificó a los autos como “una pesadilla de la privacidad”.

“Las automotrices son muy buenas para intentar vincular estas funciones con la seguridad y decir que todo gira en torno a ella”, afirmó Caltrider. “Solo quieren ganar dinero”.

Omri Ben-Shahar, un profesor de Derecho de la Universidad de Chicago, comentó que estaba a favor de los seguros basados en el uso —en los que las aseguradoras controlan el kilometraje y los hábitos de conducción para determinar las primas— porque las personas que se saben monitoreadas son mejores conductores. “La gente conduce de manera diferente”, afirmó. “El impacto en la seguridad es enorme”.

No obstante, mencionó que le preocupaba la “inscripción furtiva” en programas con una recopilación de datos “sorprendente y potencialmente perjudicial”. No hay ningún beneficio para la seguridad pública si la gente no sabe que su modo de conducir influirá en lo que pague por un seguro.

c.2024 The New York Times Company

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