No importa dónde mires: los precios están subiendo. Casas, autos, combustible, microchips, materiales de construcción, papel higiénico, pañales… Pero la causa no es una sola, y poco tiene que ver con la política de los gobiernos, sino con numerosos factores en el mercado nacional y mundial.
El año pasado el mundo entero vivió una recesión a causa de la pandemia de Covid 19. Las empresas pararon las fábricas o pusieron a los trabajadores en licencia durante los confinamientos, y ahora, que estamos saliendo de la crisis, no pueden hacer frente a un alza súbita en la demanda.
La combinación de factores ha aumentado el costo de trasladar los productos por todo el mundo y las empresas tienen dificultades para obtener suficientes materias primas para construir las casas, fabricar los automóviles o ensamblar los electrodomésticos que de pronto son codiciados en miles de hogares.
El crudo Brent, el índice de referencia mundial, se desplomó por debajo de los 20 dólares el barril en abril de 2020 y llegaron al $ 70 el pasado domingo, por primera vez en casi tres años.
En Shanghái, el precio del corrugado, un tipo de acero utilizado para reforzar el hormigón, ha caído desde los niveles récord de mayo, pero sigue siendo un 16% más caro que a finales del año pasado.
Por otro lado, los crecientes costos de la resina y la pulpa están impulsando a grandes compañías como Procter & Gamble y Kimberly-Clark a aumentar los precios de productos básicos para el hogar como tampones, pañales y papel higiénico.
Para empeorar las cosas, las severas nevadas en Texas y el ataque de ransomware al oleoducto Colonial encarecieron más plásticos y combustible.
La sequía en América del Sur ha afectado la producción de maíz y azúcar, elevando sus precios en el mercado.
En general, los precios de los alimentos están aumentando debido a un aumento en la demanda de productos agrícolas como el maíz y la soja impulsada por China, donde la necesidad de alimentos para cerdos se está disparando a medida que se recuperan de un brote de peste porcina africana, según Warren Patterson, jefe de estrategia de materias primas de ING. "Realmente ha sido una tormenta perfecta", afirmó.
En general, si las empresas y los consumidores piensan que los precios más altos llegaron para quedarse, es posible que cambien sus comportamientos -pero eso es lo que no sabemos todavía, si la tendencia es temporal o permanente. Los trabajadores pueden exigir salarios más altos, lo que obliga a las empresas a aumentar el precio de sus bienes pero también a hacer concesiones.
Las señales son claras en ese sentido: cuatro millones de estadounidenses renunciaron a sus empleos en abril, la mayoría en el sector minorista, una señal más poderosa que cualquier huelga laboral de que las condiciones de empleo, en las nuevas circunstancias post Covid 19, deben cambiar.
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