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Nueva York sufre desde hace años un grave problema de escasez de vivienda. Al mismo tiempo, en la ciudad de los rascacielos hay muchísimas oficinas vacías o infrautilizadas tras el coronavirus. Así que, si faltan casas y sobran oficinas, la conclusión parece clara: convirtamos estos espacios de trabajo en hogares y resolvamos al mismo tiempo dos problemas.
Actualmente, el alquiler medio en Manhattan se sitúa en los 4.400 dólares, de acuerdo a la empresa inmobiliaria Douglas Elliman. Una cifra inasumible para muchas personas que tienen trabajos precarios. Pese a que durante la pandemia las cifras bajaron, lo cierto es que el mercado del alquiler se ha recuperado rápidamente, alcanzando precios de récord.
Buena prueba de ello es que los desalojos han aumentado y cada vez hay más personas sin hogar que dependen de los refugios para tener un techo. Actualmente, son más de 100.000 personas, según el New York Times, la mayoría de ellos inmigrantes que cruzaron la frontera en busca de oportunidades en Estados Unidos.
Al mismo tiempo, la llegada del coronavirus cambió la manera de trabajar en muchas empresas. La necesidad de la distancia social potenció el teletrabajo. Aunque lo peor de la pandemia parece haber quedado atrás, la organización laboral se ha transformado y ahora la mayoría de compañías apuestan por un modelo híbrido que combina el trabajo en remoto con el presencial. El efecto ha sido notorio en las oficinas: hay muchas que están vacías o que están infrautilizadas.
Las autoridades neoyorquinas quieren poner remedio a la grave crisis de la vivienda en la ciudad y para ello están desarrollando dos planes diferentes. Por un lado, creen que la conversión de edificios de oficinas en residenciales permitiría la construcción de 20.000 nuevas viviendas.
Por el otro, quieren facilitar la conversión de áreas industriales de Manhattan, al sur de Times Square, en nuevos desarrollos urbanísticos. Concretamente, el área afectada sería entre las calles 23 y 40, desde la Quinta Avenida hasta la Octava Avenida.
Ambos proyectos requieren la aprobación del Ayuntamiento y serán sometidos a votación el próximo año. Medidas que, de aprobarse, serían muy necesarias, pero al mismo tiempo insuficientes.
Hay varias complicaciones
En primer lugar, porque el problema de la vivienda es de tal magnitud en Nueva York que faltan cientos de miles de viviendas para solucionarlo. Es decir, estos dos planes aliviarían ligeramente la situación, pero no cambiarían excesivamente el marco general.
En segundo, porque hasta ahora las regulaciones no han ayudado. Aunque pueda parecer muy lógico transformar oficinas en viviendas, las restricciones en la ciudad sobre qué tipos de edificios se pueden convertir han hecho que hasta el momento no haya un número significativo de conversiones. La intención está ahí por parte de las autoridades, pero hay que lidiar con las trabas burocráticas.