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La llegada del coronavirus a nivel global en 2020 cambió la manera de trabajar. Muchas empresas se vieron obligadas a permitir a sus empleados el teletrabajo, a medida que primaban las restricciones sociales, como es el caso de la distancia social. Han pasado tres años, la pandemia ha quedado atrás, pero no se ha producido una vuelta masiva a las oficinas. Estados Unidos, la principal potencia económica del mundo, es el mayor exponente.
Los trabajadores valoran muy positivamente el hecho de poder ejercer su empleo desde su hogar, evitando desplazamientos, por lo que hay cierta resistencia a volver al modelo antiguo. Por su parte, algunas empresas aprecian la productividad alcanzada desde casa, evitando reuniones improductivas. De esta manera, ha ido ganando terreno un modelo mixto, que combina trabajo en remoto y presencial.
El resultado es que los edificios de oficinas presentan una imagen poco habitual. Están casi vacíos o infrautilizados. Una inversión muy importante que han hecho las empresas y que no está dando retorno. Y con estos condicionantes, solo puede haber un efecto: el desplome del valor de los edificios de oficinas.
Ya está ocurriendo a lo largo y ancho de Estados Unidos, desde Nueva York hasta Los Ángeles. Tal y como cuenta CNN, en marzo de 2023 han bajado los precios un 15% de los bienes inmuebles comerciales, que abarcan oficinas, complejos de apartamentos, almacenes y centros comerciales.
Lógicamente, son las oficinas las más afectadas, ya que su ocupación es inferior a la mitad de lo que había en marzo de 2020. Parece, en este sentido, que la pandemia llegó para cambiar el mercado laboral, con unos empleados que cada vez valoran más la conciliación. Las estimaciones apuntan a que estos centros de trabajo se pueden depreciar hasta un 30% a final de año.
Un cambio de modelo en el que el trabajador gana en bienestar y la compañía también mejora su productividad es muy positivo, pero lo cierto es que al hacerse de forma tan acelerada está teniendo consecuencias que no se podían haber previsto con anterioridad.
El peligro para los bancos
Y la principal es que esta pérdida de valor de las oficinas ya ha empezado a afectar a los bancos, que están muy expuestos a los precios de las oficinas debido a sus considerables préstamos al sector. Conviene no olvidar que venimos de un momento muy delicado para las entidades bancarias después de los diversos colapsos de firmas como Silicon Valley Bank o Signature Bank por la acelerada subida de tipos de interés.
Así, en un momento en el que los bancos no están precisamente exhibiendo músculo financiero, la caída en picado de las valoraciones supone un desafío adicional que puede convertirse en un riesgo para el propio sistema.