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Nusantara, la capital más joven del mundo que todavía no existe

Nusantara en construcción. Photo by Firdaus Wajidi/Anadolu via Getty Images
Nusantara en construcción. Photo by Firdaus Wajidi/Anadolu via Getty Images (Anadolu via Getty Images)

Nusantara no consta como tal en ningún mapa. No todavía, pero lo hará. Más les vale a quienes han tenido a bien crearla de la nada, en medio de una selva tropical, una de las más extensas del mundo, donde desde ya se intuyen las grandes construcciones y los límites de algunas megacarreteras. ¿Su valor? Se estima que su construcción costará al gobierno de Indonesia unos 34.000 millones de dólares. Una auténtica millonada y proeza titánica. Cuando se termine por completo, allá por el año 2045, será la capital administrativa más nueva y más joven del mundo, en remplazo de la malograda Yakarta. Está previsto que, a partir de la primera mitad de 2024, algunas instituciones gubernamentales comiencen su traslado a este lugar ilusorio donde están depositadas las esperanzas de las altas esferas del país asiático.

Su nombre significa ‘archipiélago’. Fue elegido entre algo más de 80 opciones, pero fue Nusantara la que se impuso por encima del resto. Esto por representar a la perfección la personalidad ‘ribereña’ de Indonesia, una nación conformada por unas 17 mil islas, cifra arriba, cifra abajo. Poco se sabe, todavía, sobre cómo lucirá la futura capital de Indonesia más allá de un vídeo ‘marketing’ que difundió el gobierno del presidente Joko –Jokowi- Widodo a principios de 2022. En este documento audiovisual del todo idílico y, hasta que de demuestre lo contrario, ficticio (fue creado por computador) se perfila una ciudad de ensueño donde los edificios vanguardistas se fusiona con los vastos espacios verdes, rodeados de canales y pasos elevados que conectan distritos y sueños. Una ciudad moderna como pocas cuya máxima es ser “resiliente y sostenible” ante los desafíos del cambio climático. Esa es la utopía.

Yakarta, en medio de la isla de Java, se hunde a marchas forzadas, a un ritmo de 7,5 centímetros de media al año. Ya se sitúa a un 40% por debajo del nivel del mar debido, sobre todo, a una política nefasta de extracción masiva de agua subterránea que ha degradado progresivamente la calidad del suelo y su grosor. A esto hay que sumar los efectos devastadores de la subida de la temperatura mundial a una velocidad e intensidad sin precedentes. De ahí la imperiosa necesidad de ‘mudar’ Yakarta a Nusantara y, con ella, a sus algo más de 11,1 millones de habitantes que se amontonan en la todavía capital de la nación.

Nusantara, la capital sin construir que inicia su andadura con polémica

La inédita urbe, situada en lo que, hasta el momento, era la jungla de Kalimantan intacta ahora repleta de maquinaria pesada, tendrá una superficie de 2.600 kilómetros cuadrados. Un área similar a la de Tokio, la capital de Japón. ¿El problema? Uno de ellos, al menos, es que en esta selva tropical ya viven personas. Al menos 20.000 individuos, pertenecientes a 21 grupos indígenas que sufren los embistes de una política insaciable que, como alertan diferentes organizaciones internacionales que trabajan en la zona, no ha contado con ellos para su inminente despliegue.

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El megaproyecto de Nusantara amenaza la existencia de las comunidades indígenas que desde tiempos inmemoriales habitan en el mismo lugar donde ahora se construye la futura capital indonesia, en la isla de Borneo, que se dividen tres naciones: Indonesia, Malasia y Brunéi. El despliegue de la metrópoli supondrá no solo una más que previsible reubicación de estas comunidades, sino también el expolio de parte de sus dominios, así como la pérdida de su modo de subsistencia tradicional, dedicados mayoritariamente a la agricultura y la ganadería a pequeña, pequeñísima, escala.

La Alianza de los Pueblos Indígenas del Archipiélago (AMAN), organización conformada por 1992 colectivos indígenas de la zona, ya ha documentado que, al menos, 13 tierras consuetudinarias administradas por representantes de estos pueblos se localizan dentro de los límites donde el gobierno indonesio quiere fundar Nusantara. Quedan años para poder comprobar el resultado que se desprende de haber imaginado esta criatura extraña, producto de una ambición desmedida y lo más parecido a una ensoñación faraónica. Lo único cierto a estas alturas del partido es que la construcción ya ha comenzado con polémica.

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