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Sveti Stefan, la isla de Montenegro a la que solo pueden acceder los ricos y famosos y que está cayendo en el olvido

Vista panorámica de la isla de Sveti Stefan, cerrada a cal y canto desde la pandemia. Foto: Julia Alegre
Vista panorámica de la isla de Sveti Stefan, cerrada a cal y canto desde la pandemia. Foto: Julia Alegre (Julia Alegre)

No hay nada en la isla de Sveti Stefan que no sea pintoresco. O, como mínimo, que no lo parezca, vista desde uno de los miradores localizado sobre las montañas que lo cercan. Una falsa isla sobre el Mar Adriático, valga subrayar, porque ya no lo es, unida como está a tierra firme por un istmo creado por obra y gracia de la pericia humana. Entonces diremos que Sveti Stefan es una península, una de las de más difícil acceso, solo apta para los famosos y ricos.

En la actualidad no hay forma de reservar una noche en este misterioso enclave que entre la década de 1960 y 1980 se convirtió en uno de los hoteles más exclusivos del mundo, situado en la costa de Montenegro, el pequeño país al que pertenece con cerca de 617 mil habitantes. Por aquel entonces, Sveti Stefan era un lugar de esplendor sin otro capaz de hacerle sombra. Ningún famoso se resistió al embrujo de pernoctar en una isla, perdón, península, donde la privacidad era máxima, los paparazzi no osaban acercarse y el lujo, ostentoso. El Hollywood más glamuroso se trasladó hasta este paradisiaco punto en el mapa para disfrutar de unas vacaciones de ensueño por todo lo alto. Desde la malograda Marilyn Monroe, pasando por Orson Wells, Elizabeth Taylor y Kirk Douglas o la gran Sophia Loren y su marido, el productor Carlo Ponti. El islote, a ocho kilómetros por carretera de la ciudad costera de Budva, también vio pasar a modelos, estrellas del ajedrez, empresarios o políticos, como Claudia Schiffer, Boris Spassky o Willy Brand.

La historia de la isla cuando sí lo era se remonta a 1442. De ese año data la primera referencia que se tiene de Sveti Stefan, desde donde la tribu montenegrina de los Paštrovići contuvo al ejército de Esteban Vukčić Kosača, el noble bosnio más importante de la época. La pequeña fortaleza quedó arrasada durante la cuarta guerra turco-veneciana y reconstruida posteriormente en el siglo XVI. Fue entonces morada de pescadores hasta que el gobierno yugoslavo, de cuando Montenegro no era Montenegro sino parte de la Yugoslavia Democrática Federal, los expulsó a todos y se hizo con su gestión. Al amparo del líder yugoslavo Josip Broz Tito, Sveti Stefan fue reconvertida en el exclusivo resort al que le debe su fama. Se dice que dentro de sus estancias se celebraron reuniones políticas de alto nivel que definieron el devenir de la geopolítica mundial de por aquel entonces. Lo que pasaba en Sveti Stefan, se quedaba en Sveti Stefan, aunque con repercusión más allá de sus limitadas fronteras. La disolución del macroestado báltico en 1992, que dio paso a la fundación como países independientes de Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia del Norte, Serbia y Montenegro, supuso el declive el hotel, que cayó en el más absoluto de los olvidos.

Sveti Stefan, localizada a ocho kilómetros de la ciudad de Budva, Montenegro. (Photo by: Ken Welsh/Education Images/Universal Images Group via Getty Images)
Sveti Stefan, localizada a ocho kilómetros de la ciudad de Budva, Montenegro. (Photo by: Ken Welsh/Education Images/Universal Images Group via Getty Images) (Education Images via Getty Images)

El imperio hotelero Aman Resorts compró parte de la isla, perdón, la península, en 2006 y reabrió sus puertas cuatro años después como hospedaje de lujo. A día de hoy, no hay registro de su existencia como tal en Internet. Sin página oficial ni lugar al que remitirse, Sveti Stefan es lo más parecido a un pueblo fantasma. El prestigioso alojamiento fue clausurado durante la pandemia, ahogado por la falta de afluencia de clientes. Desde entonces, los continuos conflictos entre el gobierno de Montenegro, que posee el 58,6% de las acciones de Sveti Stefan, y Adriatic Properties, propiedad de Aman y responsable de su explotación empresarial, ha hecho imposible que el hotel se inauguré tras tres años de parón.

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Aman Resorts trató de recuperar el esplendor de antaño de Sveti Stefan y, durante algún tiempo, lo consiguió. Inauguró su fastuoso hotel de cinco estrellas diamante integrado por unas 54 suites de lujo, balneario, terrazas con vistas privilegiadas al Adriático, helipuerto, puerto para yates, playas privadas, piscina cubierta… El entramado corporativo no escatimó en detalles para agasajar a los afortunados huéspedes que pernoctaron ahí mientras se mantuvo abierto, con la capacidad económica suficientes como para gastarse entorno a los 1.500 euros por noche. Tal fue su éxito y el hermetismo que garantizaba que el tenista serbio Novak Djokovic alquiló el conjunto de Sveti Stefan para albergar su fastuosa boda en 2014 con su, ahora, mujer, Jelena. La celebración duró tres días. Imaginen el desembolso.

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