Tres razones para invertir en un fondo indexado de acciones

Cuando se trata de invertir, mi héroe es John Bogle. Ha tomado toda la sabiduría y la visión de la teoría financiera y la investigación y la ha reducido a una idea simple que funciona: invertir en un fondo de bajo costo que refleje un índice de acciones, como el S&P 500.

No te vuelvas loco escuchando a los expertos en el mercado de valores, como el "rey de los bonos" Bill Gross, quien, en febrero de 2009, advirtió a los inversores que evitaran las acciones y desde entonces el S&P 500 ha subido un 370%.

1. No se puede vencer al mercado, según el libro Un paseo aleatorio por Wall Street del profesor de Princeton Burton Malkiel. En pocas palabras, los rendimientos de la inversión retroceden hacia la media: si están por encima de la media por un tiempo, los rendimientos futuros caerán y viceversa.

2. Las acciones superan a todas las demás inversiones durante un largo período de tiempo: el profesor de Wharton Jeremy Siegel estima que rinden alrededor del 6,6% anual.

3. No le pagues a un administrador de fondos para que tenga un rendimiento inferior. Bogle fue quien juntó estas dos ideas para reconocer que no había razón para pagarle a un gerente tarifas más altas para operar tu dinero dentro y fuera de las acciones. Eso solo absorbería tu efectivo en comisiones de corredor y tarifas de administración más altas, al tiempo que te produciría rendimientos de inversión más bajos de lo que podrías obtener en un fondo indexado.

¿Por qué los inversores no siguen estos consejos y prefieren la renta fija? Una gran razón podría ser que las personas prefieren una cosa segura a un riesgo. Por ejemplo, como Daniel Kahneman señaló en Thinking, Fast and Slow, si se le da a elegir entre USD 46 en efectivo y un 50% de probabilidades de ganar USD 100, las personas tomarán el efectivo, a pesar de que el valor esperado de la segunda opción, multiplicando el pago de USD 100 por la probabilidad del 50% es de USD 50.

Otra razón podría ser que no se sienten bien con el futuro. Y hay mucha irritación en los medios de comunicación, que incluyen preocupaciones sobre la recesión, la inflación, etc. La gente se aferra a estas historias porque refuerzan su sentimiento de que algo anda mal. Pero hay un profundo defecto en este razonamiento: ese sentimiento no tiene nada que ver con dónde deben invertir su dinero. Y, sin embargo, la gente concluye que su malhumor es una razón para no invertir.

*Nota publicada en Forbes US