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Tecnología retro recombinada: llega el bookcassette, una nueva vida analógica para los libros y los cassettes

María Agustina Martino y Diego Paladino, creadores de los bookcassettes
María Agustina Martino y Diego Paladino, creadores de los bookcassettes

Los libros, lejos de perder terreno, ganan lectores en formas diversas. El tradicional de papel convive hace tiempo con el ebook y el celular como forma de acceder a los textos. Sin embargo, la lectura tradicional sigue ganando terreno. Según la Cámara Argentina del Libro (CAL), hubo un crecimiento de un 24% en lo que a títulos publicados se refiere en el último año. Un total de 23.149 libros físicos y 11.107 en formato digital.

A este crisol de ofertas se suma un nuevo jugador: el bookcassette, una idea original de una pareja de argentinos que decidió unir lo mejor de los dos mundos y crear un nuevo dispositivo de lectura. Se trata de un cassette, que en vez de tener cinta, tiene cuentos en su interior.

Todo surgió de la mano del proyecto @lectordetren, un Instagram sobre libros que tiene una comunidad llamada “personas en situación de lectura”. Allí, entre intercambios de preguntas y respuestas, se llegó a la conclusión -avalada por estadísticas- de que la juventud no solo lee, sino que es la que más tiempo invierte, si se tiene en cuenta que no solo se lee literatura, sino contenidos diversos en el celular.

“Particularmente yo leí un libro en el celular muy rápido y cuando lo vi en formato físico no lo podía creer, tenía 700 páginas. Ahí entendí que los nativos digitales tenemos más entrenada la lectura scrolleando en el celular, en oraciones cortas y comprimidas en vez de oraciones largas y pasando páginas que se hacen eternas en los libros físicos. A partir de esa experiencia y motivado por el objetivo de mi cuenta que siempre fue difundir literatura, empecé a cranear una manera de adaptar textos literarios a la manera de leer de los nativos digitales (scrolleando)” explica Diego Paladino, creador del proyecto. Junto con su pareja, María Agustina Martino, decidieron darle forma tangible al dispositivo. ¿Cómo? Apelando a la nostalgia.

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Como él mismo explica a LA NACION: “Intentamos buscar cosas que logren acercar a gente joven a la literatura y nos dimos cuenta que algo que le gusta mucho a los millennials es la nostalgia: el revivir los años 80 y 90 es uno de los temas del momento”. A esto se le suma otro tema de interés como la sustentabilidad y el reciclaje, y el componente lúdico y curioso de leer un libro en un casette: “un objeto curioso que logra que un adolescente compre y lea un cuento de Franz Kafka, ese cuento que capaz no terminaría de leer en formato de libro tradicional”.

Cómo funciona el bookcassette

La manera de leerlo es con un bolígrafo, para agregar más romanticismo a la propuesta. “La idea es accionarlo con una birome que se introduce en uno de los orificios del cassette de la misma manera que se rebobinaban antes, una práctica que los menores de 15 años no conocen. Usando ese componente nostálgico se avanza y se retrocede en el texto, que se ve arriba en un visor que es muy similar a un celular. Al girar se genera el efecto del scrolling actual”.

El nombre artístico de este invento es Bookcassette. El técnico, que está en proceso de patentamiento, es “dispositivo mecánico de lectura por desplazamiento”. La propuesta, al menos en las redes, fue un éxito. El reel mostrando el prototipo tuvo un millón y medio de reproducciones y se viralizó en muchos países. Las preguntas no tardaron en llegar, como así también las propuestas de donaciones de casettes de audio, elemento clave del proceso de reciclado para terminar de darle forma al concepto.

“Usamos cassettes estropeados, porque generalmente luego de 20 años dejan de funcionar por desmagnetización u hongos en las cintas. Gracias a las donaciones que recibimos, los cassettes se abren, se amplían y se reemplaza la cinta por un rollo de papel pergamino donde entran uno, dos o hasta tres cuentos, dependiendo la longitud de la obra”. La primera donación de cassettes, recuerda Paladino, fue de su suegra, desconociendo el destino final al que llegarían las cintas atesoradas, pero ya en desuso.

En cada bookcassette entran aproximadamente diez páginas de un libro físico; por eso las propuestas son cuentos que se leen, aproximadamente, en diez minutos. “Todo el mundo nos pide “El Principito” pero lamentablemente no entra”, aclara Paladino.

Un bookcassette dedicado a Alfonsina Storni
Un bookcassette dedicado a Alfonsina Storni

Desde su lanzamiento llevan 200 bookcassettes vendidos. Podrían ser muchos más, pero como es un trabajo artesanal la producción va de a poco. Una vez que tienen los casettes en condiciones, el proceso consiste en maquetar los textos y hacer las impresiones, lo que insume tres horas de trabajo artesanal por dispositivo. Por el momento, hacen diez por semana y aún no realizan ni preventa ni envíos internacionales.

En cuanto a los títulos propuestos, son todos de dominio público. “Somos un proyecto muy joven que todavía no cumplió un año. A futuro nos gustaría incursionar en el mundo de la literatura contemporánea. Hoy nos parece súper importante difundir textos clásicos para dialogar con generaciones pasadas. Dar a conocer textos de literatura en un formato atractivo para la gente que habitualmente no lee o que nunca leería a autores como Edgar Allan Poe o H. P Lovecraft”. Y si bien las obras son antiguas, la selección reboza de actualidad: “por ejemplo el cuento “el tapiz amarillo” de Charlotte Perkins Gilman, una referente de la segunda ola feminista que parece escrito ayer. O textos universales como “ante la ley” de Kafka”, describe el creador del invento.

Por el momento, hay siete títulos publicados, con un valor de 6500 pesos cada uno, que se pueden ver aquí.