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La UE podrían tenerlo difícil para competir con los chips de EEUU y Asia

FOTO DE ARCHIVO: Un chip en Bruselas

Por Foo Yun Chee y Supantha Mukherjee

BRUSELAS/ESTOCOLMO, 18 abr (Reuters) - La Unión Europea acordó el martes un plan de subvenciones a los chips por valor de 43.000 millones de euros (47.000 millones de dólares), pero el presupuesto relativamente modesto, la falta de un mercado local para los chips de última generación y la burocracia podrían obstaculizar los esfuerzos por alcanzar a Estados Unidos y Asia.

La cuantía de las subvenciones previstas en la ley de chips de la UE, cuyo objetivo es tentar a los principales fabricantes de chips del mundo a construir fábricas en el bloque y duplicar la cuota de producción mundial de la región hasta el 20% en 2030, va a la zaga de la ley de chips de EEUU, dotada con 52.000 millones de dólares.

El objetivo de esta ley es garantizar el suministro de componentes esenciales en la región, después de que las restricciones por el COVID-19 provocaran una gran escasez que afectó a la producción de todo tipo de productos, desde teléfonos móviles hasta automóviles y frigoríficos.

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La UE también quiere reducir su dependencia de Asia. La preocupación ante el aumento de las tensiones entre Taipéi y Pekín no hace sino hacer más acuciante esta necesidad, ya que Taiwán representa más del 60% de la producción mundial de chips.

La legislación comunitaria, que facilita la financiación pública de los Estados de la UE, ya ha despertado el interés de Intel Corp, que ha elegido Alemania para un nuevo megacomplejo de fabricación de chips respaldado por 6.800 millones de euros en subvenciones.

STMicroelectronics también se ha asociado con GlobalFoundries, mientras que la taiwanesa TSMC está en conversaciones con el estado alemán de Sajonia para construir allí una fábrica.

Pero las relativamente modestas subvenciones europeas podrían frenar su ambición, afirma Richard Windsor, de la empresa de análisis Radio Free Mobile.

"Es probable que las subvenciones sigan siendo inferiores a las que se conceden en Asia, lo que subraya una vez más que los semiconductores son ahora mismo una cuestión geopolítica y no económica", escribió en una nota a clientes antes del acuerdo de la UE.

Corea del Sur, sede de empresas como Samsung, también ha desvelado planes para gastar cientos de miles de millones de dólares en impulsar la fabricación de chips durante la próxima década. Taiwán (sede de TSMC), Japón, India, Vietnam y Tailandia están trabajando en incentivos para atraer a sus países empresas de chips.

"Europa y Estados Unidos van a tener dificultades para competir con Asia", afirmó Windsor.

BUEN COMIENZO

La ley de chips de la UE es un buen comienzo, dado que el bloque no tiene más remedio que sumarse a la carrera de las subvenciones, pero la región debería aprovechar sus puntos fuertes en la fabricación de chips, según Christopher Cytera, investigador del Centro de Análisis de Políticas Europeas.

La empresa neerlandesa ASML domina la fabricación de las máquinas necesarias para producir los últimos chips utilizados en teléfonos y coches, la alemana Zeiss es líder en lentes para gafas y cámaras, mientras que la belga Solvay y la alemana BASF suministran productos químicos esenciales.

Sin embargo, la burocracia normativa de la UE, que exige el acuerdo de sus 27 Estados miembros, podría ser un problema, según expertos del sector.

"Estados Unidos puede conseguir que su Congreso apruebe el dinero, pero para que Europa lo consiga tiene que pasar por todos los Estados miembros, y si Francia y Alemania se benefician, entonces es un pequeño problema", afirma Cytera.

Según Anielle Guedes, analista de IDC Technologies, la ley de chips de la UE no se limita a la construcción de fábricas, sino que se centra en el desarrollo de mano de obra cualificada para el futuro.

"Una de las cosas que más necesita hoy el sector es mejorar el perfil de las personas que van a trabajar en él en los próximos años", afirma.

"De lo contrario, se puede tirar el dinero en algo como las instalaciones de producción, pero este no es el tipo de cosas en las que se puede meter capital y salir por el otro lado con la tecnología que se quiera."

Según Rem Korteweg, del Instituto Clingendael, todas las medidas para impulsar la producción pueden crear sus propios problemas en el futuro, a medida que las cadenas mundiales de suministro vuelvan a sus niveles normales.

"Ya hay indicios de que lo peor podría haber pasado en lo que se refiere a la contracción de los semiconductores, de modo que podríamos correr el riesgo de un exceso de oferta fuertemente subvencionado dentro de un par de años", afirmó.

(Reporte de Foo Yun Chee en Bruselas y Supantha Mukherjee en Estocolmo; información adicional de Toby Sterling en Ámsterdam; edición de Josephine Mason y Emelia Sithole-Matarise; editado en español por Darío Fernández)