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Cómo son los vinos extremos del enólogo que más ruido está haciendo en Tucumán

Si estás con ganas de explorar qué hay más allá de los terroirs más conocidos de la Argentina, te recomendamos darte una vuelta por Tucumán, una provincia que supo ser muy pujante pero que estuvo a un paso de caerse del mapa vitivivinícola.

Para ponerlo en perspectiva, registros históricos dan cuenta de que en esa provincia llegó a haber 300 hectáreas de viñedos, un número que hablaba de una actividad pujante. Sin embargo, hace algunas décadas, de la mano de los múltiples cambios en el negocio y de las sucesivas crisis, el sector estuvo casi extinto. De hecho, en 2002 apenas se llegaban a contar 18 hectáreas para todo el territorio.

Spoiler alert: la historia termina muy bien. De hecho, según los últimos datos del Observatorio Vitivinícola, hoy en Tucumán hay registradas 128 hectáreas de viñedos, de las cuales 58 son de Malbec, lo que habla también de una interesante diversidad, más allá de la cepa emblema argentina.

Y quien fue y continúa siendo un eslabón clave en este resurgir de los vinos de Tucumán es la bodega Altos La Ciénaga, un proyecto 100% familiar al que le pone cuerpo y alma Rolo Díaz, quien tiene una conexión emocional con su tierra y con lo que embotella a partir de ella.

Rolo Díaz, impulsor de una bodega clave del Norte Argentino

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Es que el vino fue parte de su vida desde chico, cuando iba a ayudar a la finca a su papá, Don Javier Julián Díaz, quien comenzó a producir de manera totalmente artesanal en la década del '40. Sin embargo, él nunca pudo concretar el proyecto tal como lo había soñado y su hijo Rolo fue quien tomó las riendas en la parte enológica, junto a su hermana Cristina en la siempre desafiante parte comercial.

Rolo, quien ya era perito agrónomo, terminó en 2011 de cursar la tecnicatura de enología y el proyecto, con el que se propuso alumbrar partidas limitadas, se convirtió en uno de los secretos mejor guardados de Tucumán. A continuación, te contamos por qué.

Un terroir clave para los vinos del Norte Argentino

Actualmente, Rolo está produciendo vinos a partir de dos fincas: una en Colalao del Valle, a 1.800 metros sobre el nivel del mar y otro en Paraje La Ciénaga, a 2.300 metros de altura y de donde provienen sus vinos más emblemáticos.

Esta última finca había sido comprada por el papá de Rolo en la década del ‘ 60 y durante años se destinó al cultivo de duraznos y pimientos, pero él ya intuía el enorme potencial que había debajo del suelo y a nivel del cielo para la elaboración de vinos de alta gama.

En Paraje La Ciénaga, ubicado a casi 30 kilómetros de Colalao, cuenta con 4 hectáreas plantadas con Shiraz, Tannat, Malbec y Cabernet Sauvignon. ¿La particularidad? En una parte del viñedo las plantas están entremezcladas, de modo que a partir de allí se decidió a elaborar un "field blend".

Además, está experimentando con Riesling, Cabernet Franc y Malbec en una pequeña finca que está separada de La Ciénaga por una quebrada.

Una postal de la última vendimia en una de sus fincas en Tucumán

Claro que hacer vinos allí no es tan fácil como plasmarlo en una nota. El camino no está asfaltado y en un tramo, ese camino se vuelve apenas una huella, la cual puede volverse intransitable algunas veces al año por uno de los ríos que la atraviesa. Esto implica tener que tomar un desvío y sumar más kilómetros hasta llegar a la finca. Si hablamos de vitivinicultura heróica, por favor no olvidemos de poner a Rolo Díaz entre los exponentes de la Argentina.

Sobre las cualidades del terroir, el enólogo pondera el clima, que es semidesértico, con precipitaciones de 60 mm anuales (riegan a partir de agua pura de vertientes), una estación invernal seca y una humedad promedio del 20%, lo que garantiza una gran sanidad de las plantas.

Sin embargo, al hablar de clima, una de las variables fundamentales es la gran amplitud térmica: durante el verano, por ejemplo, la temperatura puede llegar a los 34 grados, mientras que por las noches puede bajar hasta los 8 grados. "A partir de mediciones realizadas durante tres años, registramos una amplitud promedio de 26.81°. Estas características garantizan maduraciones lentas y equilibradas; sobre todo, dan una importante concentración de aromas, sabores y colores", explica Rolo.

En cuanto a los suelos, señala que no poseen gran desarrollo, presentando muy bajo contenido de materia orgánica y con predominio de las texturas arenosas y arcillosas, junto a componentes calcáreos.

"Es un terroir muy particular porque el clima, suelo y mano del hombre conjugan para obtener frutos de gran calidad, y una gran sanidad sin que sea necesario aplicaciones de agroquímicos", subraya el enólogo.

Sin embargo, hay mucho todavía por estudiar y por eso Rolo recalca que están solicitando que la COVIAR los incluya en los estudios financiados por el BID para caracterizar los suelos de las zonas vitivinícolas. "Estamos luchando porque al ser pequeñas producciones, no nos están incluyendo como corresponde", advierte.

Vinos de lugar y con carácter

Actualmente, Rolo produce 16.000 botellas por vendimia, de modo que el proyecto sigue manteniendo el espíritu de hacer poco pero muy bueno. ¿Y qué podés probar? A continuación, vinos de Altos La Ciénaga que no podés dejar de conocer:

Don Javier Malbec 2022

 

Este vino, que nació como un homenaje a su papá, proviene de uvas del viñedo de Colalao y apenas se lo sirve, su color profundísimo grita Norte Argentino. En nariz hay mucha fruta roja y negra y un colchón especiado. Llena el paladar con un paso jugoso, apenitas graso y con taninos maduros, firmes y de pulso dulce perfectamente trabajados. Vino con buen carácter pero a la vez, súper bebible, con el plus de una acidez que le da brío. Vino joven, con fruta entre fresca y madura, que es para beber y beber. La fruta de este vino tucumano se quedará fijada largo rato en tu mente.

Altos La Ciénaga Tannat Shiraz Malbec 2020

 

Este blend que conjuga tres variedades y entrega en nariz una paleta cargada y compleja, sumando capas con notas de ciruelas, higos y bayas negras, además de muchas especias y ese toque del Syrah que, en este caso, aporta un carácter cárnico y un perfil bien balsámico. En boca se luce con un paladar pleno pero de avance compacto, taninos rugosos que se van afinando y un buen graso (sin ser sucroso). Acompañando esa explosión aromática, con una fruta que se vuelve más negra, aparece una rica acidez que sostiene su final.

Altos La Ciénaga Shiraz Desnudo 2021

 

Un Syrah (o Shiraz) que se desmarca del resto a partir de una paleta compleja que se desmarca del resto y que entrega capas diferentes de frutas rojas y negras, especias y un trazo balsámico y herbal muy particular. Se luce con un paso jugoso y taninos firmes y de gran textura, acompañado de un buen graso. Su medio de boca está cargado de aromas y una aciez integrada, que le da empuje, fluidez y que estira su final. Sobre este vino, Rolo cuenta que, en un inicio, la idea era comercializar este Syrah únicamente en la bodega y con su firma, sin etiqueta. "El problema es que vino la pandemia y dejamos de recibir gente. Así que decidí que saliera 'desnudo', es decir, sin etiqueta y solo con mi firma", explica.

Altos La Ciénaga Blend de Añadas

 

Se trata de un blend que es historia y terroir, dado que conjuga cuatro diferentes añadas: 2015, 2016, 2017 y 2019. "Quería hacer un vino que muestre parte de la historia de la bodega, con una reseña de los distintos varietales a través del tiempo. La idea comenzó en el 2015, cuando reservamos una barrica de Malbec 2015; en el 2016 dejamos una barrica de Tannat; en el 2017 nos guardamos una barrica de Shiraz y, por último, reservamos una del trivarietal Tannat, Syrah y Malbec 2019. En todos los casos la elección se hizo porque consideré que eran añadas donde se expresaban mejor los distintos varietales", detalla Rolo. Y el resultado es un blend complejo, con notas de frutas rojas y negras bien maduras, bastante pimienta negra, un Syrah que entrega sus trazos exóticos y una barrica integradísima, que suma algo de tabaco y un toque de especias dulces pero en tercer plano. En boca es un vino que se apoya en taninos que entregan mucha textura. Tiene buen músculo, pero la virtud de apoyarse también sobre el "hueso": una rica acidez que le augura muchos años más por delante para evolucionar sanamente en botella. Un vino que habla del suelo pero también del cielo y de esa finca.

Cuando se le pregunta por la esencia de sus vinos, Rolo reflexiona: "La fortaleza de mis vinos tiene que ver principalmente con dos aspectos muy interesantes: uno la dedicación personalizada que tiene su elaboración, a partir de uvas cosechadas a mano, garantizando un especial cuidado en el tratamiento de la fruta y priorizando la calidad en lugar de la cantidad; y otro, el terruño, una zona privilegiada, donde las vides son regadas con aguas de vertientes y no se usan agroquímicos, acercándose a los denominados vinos orgánicos que salen de lo convencional, demostrando su ADN tucumano".

"Además, elaboramos los vinos de forma natural, es decir, con levaduras propias y no agregamos sulfitos", subraya.