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Un camino menos minado hacia 2023

Esta semana, luego de conversar con Adriana Noreña, vicepresidente de Google Hispanoamérica, para una entrevista que pronto daremos en el diario, me quedó rondando en la cabeza algo que dijo: “parte de la fórmula para ser un buen líder es saber “despriorizar” cosas. La gran pregunta es ¿qué vamos a dejar de hacer? y como siempre algún recurso es escaso, dinero, tiempo, hay un dolor intrínseco en eso. Vas a tener que ponerle mucho énfasis a lo que elijas y claridad en lo que dejes de hacer y eso exige coraje y cierta toma de riesgos”, describió. Sin dudas, Adriana toca un foco sensible y complejo para los líderes, para las organizaciones y para cada uno de nosotros. Elegir suele ser doloroso, hay algo que se pierde, o al menos se pospone o baja en importancia y eso no siempre es fácil de gestionar y asimilar.

Algunas ideas para lograrlo: Identificar y “aislar” solo los elementos con más impacto de lo que consideramos tareas importantes. A veces, solo se necesita quitar prioridad a ciertas partes de una tarea o proyecto, no a todo. Esto ayuda a conservar solo lo que es más valioso y a deshacerte del resto. Entonces cuando consideres una meta u objetivo, sirve pensar en una versión de la mitad del tamaño.

Argentina, lalalalala

Otra buena idea suele ser abrir a consulta esta priorización con tu equipo, clientes, familia, amigos o jefe. ¿qué creen ellos que sea más relevante? Podemos encontrar allí una perspectiva y distancia que puede aportarnos claridad. De hecho, compartir con ellos a qué le quitamos prioridad puede ayudar a iniciar una conversación sobre lo que es realmente importante para nosotros y para ellos. Finalmente, prestá atención a lo que te ayuda a ver el “panorama general”, a lo que está por encima de las tareas. Cuando le quitás el foco a las tareas, recuperás el control de tu tiempo para luego poder reasignárselo con más foco. Como comparte Greg McKeown, el autor de Essentialism, “si no priorizás tu tiempo, alguien más lo hará, probablemente adueñándose del tuyo”. Es difícil pensar en esto cuando estás concentrado solo en un trabajo urgente. Sirve también ponerle un tiempo límite para dedicarle a cada tarea y tener a la vista una lista de cosas que no tenemos que hacer (que son en las que muchos solemos caer)

Tenemos tiempo, energía y atención limitadas cada día. Y elegir las cosas correctas para comprometer esos recursos limitados es lo que separa un buen día de uno que te deja frustrado e incompleto. En esta antesala del brindis de fin de año, te propongo que no sigas agregando cosas, obligaciones y metas. ¿Y si esta vez empezás visualizando lo que querés despriorizar? A ver qué pasa si dejamos de superponer tantas metas a la vez y dejamos espacio para que ocurra, también, lo inesperado.