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Gran Chaco: un proyecto que busca proteger y producir

La soja, eje de la sostenibilidad
La soja, eje de la sostenibilidad

Un reto asumido por la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (Acsoja) y la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA) tiene como objetivo potenciar modelos de producción agrícola innovadores y sostenibles en la región del Gran Chaco.

La iniciativa comenzó en mayo de 2022 y atravesará tres campañas agrícolas, cuenta con el financiamiento de Land Innovation Fund, un fondo respaldado por Cargill y Chemonics International, que apoya iniciativas que promueven una cadena de suministro de soja sostenible y libre de deforestación en tres biomas prioritarios de Sudamérica: Cerrado, Gran Chaco y Amazonia.

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La iniciativa busca identificar, analizar y validar modelos agrícolas –cuyo componente central es el cultivo de soja, en un esquema de rotación de cultivos– que mantengan o aumenten los ingresos de los productores; reduzcan las pérdidas de cultivos; conserven las áreas naturales dentro de las explotaciones; contemplen la restauración de suelos y ambientes degradados, y monitoreen indicadores ambientales centrándose en el carbono del suelo, los recursos hídricos y la biodiversidad.

El campo de operaciones abarca unas 250.000 hectáreas enclavadas en el bioma chaqueño argentino, y se focaliza en al menos cien productores, con los que se interactúa a través de capacitaciones, intercambio de experiencias y conocimientos.

“Proponemos un proceso de mejora continua con herramientas para evaluar la sostenibilidad ambiental y socio productiva que ayuden a consolidar modelos más sostenibles”, resume Guillermo García, líder del Área Ambiente de la unidad de I+D de CREA. Para lograrlo, “caracterizaremos, mediante la recopilación de información, los modelos agrícolas predominantes en la región y analizaremos qué se está haciendo bien y qué hay para mejorar, aprovechando los desarrollos de CREA y el bagaje de Acsoja”.

Rodolfo Rossi, expresidente de Acsoja y actual miembro de su Consejo Ejecutivo, considera que ambas entidades se complementan muy bien en este proyecto. “CREA brinda su despliegue territorial y su experiencia en el desarrollo de indicadores”, en tanto que “Acsoja aporta la puntada final vinculada a las exigencias comerciales internacionales, donde el tema ambiental es prioritario”, enfatiza.

La sostenibilidad no deja de ser un concepto dinámico y en constante construcción. A veces, hay expectativas diferentes que pueden generar tensión entre actores con miradas e intereses contrapuestos. Y la mejor forma de gestionar esas diferencias es discutir con datos y no con creencias o prejuicios, destacan los organizadores. Por eso, diseñaron una metodología para consensuar y validar modelos agrícolas que cumplan con algunos grandes ejes.

Primero, los modelos deben inscribirse dentro la legislación vigente: ninguna forma de producir que esté fuera de la ley es sostenible; se trata una condición básica y obligatoria. Segundo, mantener o aumentar los rendimientos: un modelo que rinde menos no es sostenible económicamente. Tercero, priorizar la biodiversidad de la región, sobre todo si hay áreas naturales dentro de los campos. No se puede degradar ambientes naturales, y si lo están por acciones del pasado, hay que intentar regenerarlos. Y cuarto, ingresar en un proceso de mejora continua de los indicadores socio-ambientales. “Buscamos disminuir la huella de carbono, mejorar los balances hídricos, que no pierda carbono el suelo, y algo muy importante: fortalecer el capital social y la integración del proyecto a la comunidad”, enumera García.

“La sostenibilidad es importantes en sí misma, pero no perdemos de vista que vivimos en un mundo cada vez más exigente –sobre todo Europa– que sube la vara ambiental a nuestra producción. No dar garantías puede generar problemas comerciales”, advierte Rossi y concluye: “este es un proyecto que se inscribe dentro de la intensificación sostenible y es ambientalmente inteligente”.