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Cómo actuar cuando tienes mucho más dinero (o menos) que tus amigos

La disparidad financiera con las personas más cercanas puede crear tensión, conflicto, resentimiento o vergüenza, pero puedes evitarlo

Cómo actuar cuando tienes mucho más dinero (o menos) que tus amigos. Foto: Getty Images
Cómo actuar cuando tienes mucho más dinero (o menos) que tus amigos. Foto: Getty Images (Thomas Barwick via Getty Images)

Es perfectamente normal que, a medida que navegamos por la adultez, las relaciones familiares o de amistad que construimos en otras etapas de la vida se diluyan entre los diversos procesos que marcan nuestro crecimiento personal. Lo bien (o mal) que nos va en las finanzas es uno de esos procesos que, de ser abordados de forma inadecuada, pueden poner en peligro nuestros vínculos.

Investigadores, expertos en finanzas personales y terapeutas advierten que el dinero es a menudo uno de los temas más complicados a tratar con amigos y familiares, pero la gran mayoría coincide en una cosa: es importante ser sinceros al respecto, así te vaya muy bien porque recibiste una herencia inesperada o muy mal porque te despidieron o el negocio en el que pusiste tanto esfuerzo se fue a pique.

Un amigo rico puede destruir tus finanzas

“A medida que la gente asciende en la escala profesional, hay menos conversación sobre el dinero”, dijo a The Wall Street Journal la autora y productora de pódcast Rhaina Cohen. “La incomodidad de reconocer que estamos en lugares realmente diferentes impide tener esas conversaciones, y mientras envejecemos es más probable que surjan divisiones”.

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Por lo general, un grupo de amigos se tambalea cuando una gran suma de dinero favorece a uno de sus integrantes. La brecha financiera propicia el distanciamiento y, lo peor, impacta negativamente las finanzas de los amigos que quedaron rezagados y que intentan emular los hábitos de consumo de los demás.

Un estudio de la empresa de finanzas personales Credit Karma encontró recientemente que el 40% de los adultos jóvenes se han endeudado después de haber pasado tiempo con un amigo más rico. Y, a medida que los costos de vida aumentan, el mismo estudio determinó que preferimos cortar de un tajo las relaciones con personas cuyas finanzas no se alinean con las nuestras para priorizar a personas que tienen ingresos similares. En otras palabras, casi siempre hay al menos una pérdida dolorosa: de amigos o de dinero.

“Puedes terminar en una espiral de vergüenza. Gastas de más y luego te sientes mal, y como te sientes mal, gastas más dinero”, dijo a US Bank la terapeuta familiar Caroline Wessling. Si el gasto sigue aumentando, uno puede acabar endeudándose o incluso declarándose en quiebra, añadió.


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En cualquier caso, los expertos insisten en que hablar abiertamente de dinero es la solución más práctica. Foto: Getty Images
En cualquier caso, los expertos insisten en que hablar abiertamente de dinero es la solución más práctica. Foto: Getty Images (pixelfit via Getty Images)

La culpa del amigo rico

El amigo rico no lo pasa mucho mejor. La disparidad financiera con sus pares puede crear tensión, conflicto, presunciones, resentimiento o vergüenza, provocando divisiones que destrozan relaciones bien intencionadas. Quienes están del lado más favorecido de la brecha suelen experimentar sentimientos de culpa por gozar de un mejor estatus, y sufren también el distanciamiento de amigos que, por ejemplo, no pueden asistir a su costosa cena de cumpleaños o a sus vacaciones exóticas.

Si es consciente y empatiza con quienes no están en su misma posición, el amigo rico puede sentirse retraído a la hora de compartir sus merecidos logros en el campo profesional y personal, como un ascenso o la compra de su primera casa. El sentimiento es incluso peor si ese logro tiene que ver con una herencia o ganancia inesperada.

Algunos expertos hablan del síndrome de riqueza repentina, un tipo de angustia que afecta a las personas que de un momento a otro reciben grandes sumas de dinero. Los síntomas del síndrome de riqueza repentina incluyen sentirse aislado de antiguos amigos, sentirse culpable por su buena suerte y miedo extremo a perder su dinero. Muchas personas que padecen el síndrome de riqueza súbita se enfrentan a una crisis de identidad porque pasan de vivir de salario en salario a convertirse en un individuo privilegiado, señalan desde Investopedia.

Cómo ser un buen amigo (rico o pobre)

En cualquier caso, los expertos insisten en que hablar abiertamente de dinero es la solución más práctica. Afortunadamente, los más jóvenes han zanjado el camino con la tendencia de “loud budgeting”, o ser sinceros sobre nuestras limitaciones económicas sin avergonzarnos de ellas.

“Hay muchas cosas que no se dicen en la amistad”, dijo Cohen a TWSJ. “Lo que me gustaría que la gente hiciera es hablar, tener conversaciones abiertas con sus amigos sobre las grandes transiciones y las grandes diferencias”.

Desde US Bank, Wessling sugiere reconocer abiertamente que la discusión podría no ser fácil. “Puedes decir: ‘Sé que esto es incómodo, pero últimamente he tenido dificultades con mis gastos. Quería hablarte sobre eso y cómo está afectando nuestra amistad. ¿Estás dispuesto a tener una conversación?’”.

“En lugar de cuestionar el comportamiento de tu amigo, hazle saber cómo te sientes. Por ejemplo, puedes decirle: ‘Me he dado cuenta de que últimamente no me estoy apegando a lo mío. Quiero reducir la cantidad que gasto en salir’. Evita decir: ‘Siempre quieres realizar actividades de alto costo y no parece importarte cómo eso me afecta’”.

Al final del camino, hay buenas noticias. Un estudio publicado en la revista Nature encontró que las amistades que trascienden las diferencias de clase son un indicador clave de la movilidad económica y pueden ayudar a aliviar la desigualdad.

La investigación determinó que los niños pobres que crecieron con amigos ricos tenían, en promedio, ingresos un 20% más altos en el futuro que otros niños pobres. También hallaron que las amistades entre ricos y pobres son una métrica más importante para determinar la movilidad económica ascendente que otras formas de capital social, como tener padres ricos o asistir a escuelas de alta calidad.

“Las personas obtienen oportunidades laborales, información y normas de comportamiento de sus redes y, por lo tanto, sus resultados dependen en gran medida de los de sus amigos y conocidos”, explicó Matthew Jackson, profesor de economía en la Universidad de Stanford y uno de los autores principales del informe.

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