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El engaño del aceite de oliva para que pienses que es virgen extra (y te cobren como si lo fuera)

El aceite de oliva tiene una serie de nutrientes (como polifenoles, omega 9 o ácido oleico y vitamina E) que lo convierten en esa buena grasa que baja el colesterol, cuida el cerebro y previene los daños de los radicales libres a los que estamos sometidos a diario y que tanto nos envejecen. Un reciente estudio de Universidad de Navarra asegura que consumir un buen aceite de oliva supone un 11% menos de riesgo de mortalidad.

Estas son solo algunas de esas ventajas para la salud del “oro líquido” que todos buscamos en el súper y por el que estamos dispuestos a pagar un poco más. También nos han contado (y es cierto) que aguanta bien las altas temperaturas y se degrada menos cuando, por ejemplo, freímos con él, lo que nos aporta una cocina más sana y limpia de toxinas.

Pero no todos los “de oliva” son iguales y los hay realmente tramposos en su etiquetado. Es muy probable que puedas terminar escogiendo un aceite que ni tiene todos esos nutrientes que piensas ni su precio responda a su calidad. A veces, porque son presuntos fraudes –y que denuncian continuamente las asociaciones de consumidores- y, en otras ocasiones, porque con la definición de aceite de oliva no vemos “la letra pequeña”.

Tipos de aceite de oliva

La Ley es muy clara: de todos los tipos de aceite de oliva que podemos encontrar, solo el aceite de oliva que es virgen extra (AOVE) se puede considerar excelente en todos los aspectos: nutrientes, sabor y aroma. Es un aceite obtenido de prensar la aceituna y sacar su zumo. El color no es tan importante, ya que depende del tipo de aceituna (picual, hojiblanca, arbequina…). El virgen extra conserva todas esas propiedades saludables que remarcan los más variados estudios científicos. Al fabricante le ha costado tanto conseguir esta denominación, que pondrá por todas partes que es 100% virgen extra y será difícil equivocarse.

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Casi perfecto es el aceite de oliva virgen (ya no lleva el apellido de “extra”). En este caso, lo que sucede es que tiene algún defecto -de sabor, fundamentalmente-, seguramente, porque la aceituna no estaba perfecta cuando se prensó o porque en el proceso de elaboración no ha quedado tan redondo. Los matices de este aceite para que no sea un AOVE casi nunca son perceptibles al consumidor. Son los catadores especialistas los que prueban un aceite y lo eleva a categoría de extra o no. Los efectos cardiosaludables de su consumo en los dos tipos son iguales.

Y ahora llegamos al quid de la cuestión, cuando el aceite es 'solo' de oliva. Este aceite no tiene ya ni el mejor aroma ni un excelso sabor ni la misma calidad de nutrientes que un virgen extra o que un virgen y punto. Pero como lo más probable es que su precio siga siendo alto, ahí tenemos la primera "treta" que utilizan las marcas para inducirnos a pensar que, debido a su coste, es de alta calidad. Pero, nada más lejos de la realidad.

Un recipiente se llena de aceite de oliva en la prensa de la cooperativa La Bética Aceitera en la localidad sureña de Quesada, una población rural en el corazón del olivar español. (AP Foto/Bernat Armangue)
Un recipiente se llena de aceite de oliva en la prensa de la cooperativa La Bética Aceitera en la localidad sureña de Quesada, una población rural en el corazón del olivar español. (AP Foto/Bernat Armangue) (ASSOCIATED PRESS)

El truco está en la letra pequeña

Como explican desde la Interprofesional del Aceite de Oliva Español estos aceites especificados solo como de oliva (y punto) son:

“Aceites que contienen exclusivamente una mezcla de aceites de oliva refinados y vírgenes o vírgenes extra en una proporción variable”.

En otras palabras: los aceites defectuosos que no pueden ser ni vírgenes ni extras se llaman en realidad lampantes y es necesario que se refinen para que sean comestibles. Y se refinan tanto que acaban perdiendo, prácticamente, todos los excelsos nutrientes que hacen famoso al llamado genéricamente aceite de oliva. Encima, se vuelven tan insípidos, que se mezclan con un poco de los otros dos para que puedan venderse como aceite de oliva siguiendo la normativa. ¡Es el que más compramos! No es negativo para tu salud, pero debes saber que no es ese “oro líquido” que quieren hacerte creer.

Conclusión: cuando veas en la etiqueta 'Aceite de oliva intenso', 'Aceite de oliva de los maestros', 'Aceite de oliva suave', 'Aceite de oliva premium', 'Aceite de oliva gourmet' desconfía si lo que realmente quieres comprar es un AOVE o un aceite de oliva virgen (y gastarte el dinero que de verdad cuesta).

Montse Ambroa

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