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Desaceleración compensaría impacto en inflación del debilitamiento del peso

Desaceleración compensaría impacto en inflación del debilitamiento del peso

El riesgo que sí representa sobre la inflación el debilitamiento del peso frente al dólar puede verse parcialmente compensado por la moderación de la actividad económica, advirtió el analista de Renta Fija en Julius Baer, Eirini Tsekeridou.

Reconoció que un tipo de cambio más débil representa un riesgo para la desaceleración de la inflación subyacente que “apenas ha mostrado signos de enfriamiento”.

La inflación subyacente es el indicador que descuenta los precios más volátiles de la economía y la parte más pura de la inflación y por fin, han completado variaciones inferiores a 5% en los últimos cinco meses hasta llegar al 4.21% de mayo.

En entrevista, el analista admitió que existe el riesgo de que el dato de inflación de junio muestre un nuevo aumento al incorporar el impacto de alzas de precio de alimentos, energía y por el efecto base de comparación.

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De acertar, se completaría una racha de tres meses consecutivos de variaciones al alza en la inflación.

No obstante, como en junio se presentó una depreciación del peso frente al dólar, Tsekeridou consideró que puede incidir en la tendencia a la baja de la inflación subyacente, que ya había completado 16 meses de moderación; es decir, “el debilitamiento del tipo de cambio repercutirá al alza en la inflación subyacente”.

“Las presiones inflacionistas al alza, el debilitamiento de las divisas, así como las revisiones al alza en las expectativas de inflación, motivarán que las tasas se mantengan altas durante más tiempo”, anticipó.

América Latina, restricción a favor

El analista precisó que en la eventualidad de que Banco de México continúe el ciclo de recortes de la tasa, sin que la Reserva Federal inicie con la relajación, se reducirá el diferencial de tasas y el carry disminuirá, impactando de nuevo al peso.

El diferencial de tasas se encuentra actualmente en 550 puntos, que resultan de la diferencia entre el rédito mexicano que está en 11% y el de la Fed, que se ubica en un nivel de entre 5.25-5.50 por ciento.

El carry trade es cuando los inversionistas se financian con una tasa de interés baja y después invierten sus ganancias en otra divisa que ofrece tasas más altas.

El estratega de Julius Baer sostuvo que “el aumento agresivo de la tasa y el hecho de que Banco de México ha sido el último de los bancos centrales de América Latina en recortar ayudará a contener la inflación.”

La Junta de Gobierno del Banco de México aplicó el primer recorte en la tasa, el pasado 21 de marzo, en una decisión tomada por mayoría de 4 a 1, tras 12 meses de pausa en el ciclo alcista. Un lapso similar al que tomó el Banco de Brasil para iniciar su ciclo de recortes en agosto del año pasado, en un acuerdo que también se tomó por mayoría con votación dividida.

Tal como lo ha hecho el banco central de Brasil, los institutos centrales de Chile, Uruguay y el Perú, iniciaron con la flexibilización de su política monetaria en el 2023.

Según Tsekeridou, los bancos centrales de la región han cambiado la redacción de sus comunicados eliminando la mayoría de los elementos de la orientación futura y dejando abiertas las opciones en función de los datos económicos que vayan apareciendo.

La inflación general completó en mayo dos meses consecutivos de fluctuaciones al alza, en una trayectoria que se ha tornado volátil desde octubre del año pasado, cuando hiló nueve meses de desaceleración.

Si bien reconoce que el Banco de México mantiene una ventaja sobre el resto de los bancos centrales de América Latina, porque fue el último en iniciar el ciclo de relajación y apenas lleva un recorte de 25 puntos base en la tasa, advierte que la inflación de servicios ha sido más rígida y apenas ha mostrado signos de enfriamiento.

Desde su perspectiva, los bancos centrales de la región están cosechando los beneficios de haber reaccionado de manera temprana en subir las tasas ante los choques de inflación y de hacerlo “de manera agresiva manteniendo las tasas en niveles restrictivos durante mucho tiempo hasta que las presiones inflacionarias comenzaron a disminuir”.

yolanda.morales@eleconomista.mx