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Diplomáticos amonestan al director de la Autoridad Internacional para los Fondos Marinos

Nódulos polimetálicos recogidos por la empresa Metals Company en la zona Clarion-Clipperton del Océano Pacífico, a la vista en un barco en San Diego, California, el 8 de junio de 2021. (Tamir Kalifa /The New York Times)
Nódulos polimetálicos recogidos por la empresa Metals Company en la zona Clarion-Clipperton del Océano Pacífico, a la vista en un barco en San Diego, California, el 8 de junio de 2021. (Tamir Kalifa /The New York Times)

En entrevistas, los miembros del consejo de gobierno de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos dijeron en entrevistas que Michael Lodge, el jefe de la agencia afiliada a las Naciones Unidas con jurisdicción sobre las aguas oceánicas internacionales, ha presionado a los diplomáticos para acelerar el inicio de la minería a escala industrial en el fondo del océano Pacífico.

Las críticas a Lodge, que ha sido secretario general de la autoridad desde 2016, se producen en un momento en que los diplomáticos luchan por decidir cómo responder cuando la autoridad reciba una solicitud de explotación minera comercial de los fondos marinos en aguas internacionales, lo que se espera que ocurra a finales de este año.

Sería la primera solicitud de este tipo que recibe la autoridad, que tiene 28 años de antigüedad, y la primera vez en la historia que una entidad solicita permiso para explotar el fondo de un océano a escala industrial. La autoridad aún está redactando la normativa que regirá el proceso.

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Diplomáticos de Alemania, Costa Rica y otros países opinan que Lodge, que se supone que es un facilitador neutral, se ha excedido al resistirse a los esfuerzos de algunos miembros del consejo que podrían frenar la aprobación de la primera propuesta minera.

En una carta que envió el viernes al gobierno alemán, Lodge calificó las quejas de “acusación atrevida y sin fundamento, sin hechos ni pruebas”.

La controversia no es una simple trifulca burocrática entre diplomáticos, sino una expresión de tensiones mayores sobre quién controla la agencia y con qué rapidez debe abrir uno de los últimos parajes vírgenes del mundo a la industria de extracción de metales.

The Metals Co., una empresa canadiense que cotiza en bolsa y que cuenta con el patrocinio de la nación de Nauru, en el Pacífico, quiere sumergir un vehículo no tripulado con forma de excavadora unos 4 kilómetros en el fondo del océano, donde aspiraría rocas incrustadas con cobalto, níquel, cobre y manganeso. Estos metales son ingredientes clave de las baterías de los vehículos eléctricos.

The Metals Co. espera extraer 1,3 millones de toneladas de las rocas húmedas a partir del año que viene, antes de aumentar a 12 millones de toneladas al año, recogiendo un total de unos 240 millones de toneladas en dos décadas y generando unos beneficios estimados en 30.000 millones de dólares. Tiene un acuerdo con una empresa japonesa que, al menos al principio, extraerá los metales de las rocas.

Lodge, abogado británico, se ha burlado en el pasado de la preocupación por los posibles daños medioambientales, argumentando que la minería oceánica no es más perjudicial que la misma actividad realizada durante siglos en tierra.

“Ven una oportunidad de ejercer su poder sobre los gobiernos y la posibilidad de paralizar una nueva actividad oceánica antes de que empiece”, declaró Lodge sobre los grupos ecologistas durante una entrevista en 2021 con The New York Times. “Es muy fácil que las tortugas con popotes en la nariz y los delfines despierten la simpatía del público”.

Hace poco, Lodge desafió a algunos de los 36 miembros que forman parte del consejo de gobierno de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, según dijeron varios diplomáticos en entrevistas, después de que cuestionaron la rapidez con la que la agencia finalizaría las regulaciones mineras o sugirieron cambios en la forma en que la agencia manejaría las solicitudes de minería.

“Esto va más allá de lo que debería ser una decisión del secretariado”, manifestó Gina Guillén Grillo, representante de Costa Rica ante la autoridad, durante una reunión celebrada el 8 de marzo. “El consejo está formado por los estados miembros y nosotros somos los que mandamos y el secretario general tiene funciones administrativas”.

El consejo representa a 167 naciones que ratificaron la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, así como a naciones observadoras como Estados Unidos, que no han ratificado la ley pero siguen participando en el debate.

Desde 1996, Lodge ha ocupado diversos cargos en la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos. Está cumpliendo su segundo mandato de cuatro años como Secretario General, que finaliza en 2024. Fue elegido para el cargo por los miembros de la Autoridad.

En una declaración para el Times, la oficina de Lodge afirmó que concede “gran importancia a la preservación y protección del medio marino” y que trabaja “para garantizar que los procesos de toma de decisiones en torno a la actividad económica en los fondos marinos se basen en los mejores conocimientos científicos que tenemos”.

Pero un creciente número de naciones —entre ellas Alemania, Costa Rica, Chile, Nueva Zelanda, España, los Países Bajos, Francia y varias naciones insulares del Pacífico— han manifestado en meses recientes que no creen que se hayan reunido aún suficientes datos para evaluar el impacto que la explotación minera tendría sobre la vida acuática. En consecuencia, han pedido una “pausa cautelar” o una moratoria formal de cualquier actividad minera en aguas internacionales.

El debate se ha intensificado en el último año porque Metals Co. ha dejado claro que tiene intención de solicitar la aprobación este año para iniciar la explotación minera a partir de 2024.

Nauru, la pequeña nación del Pacífico que patrocina a Metals Co., apeló en 2021 a una disposición legal que, en su opinión, obliga a la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos a aceptar una solicitud de explotación minera comercial antes de este mes de julio. La autoridad, según Nauru y Metals Co., estaría entonces obligada a examinar la solicitud y permitir el inicio de la explotación minera, aunque no se hayan ultimado las normas medioambientales.

“El consejo ‘deberá, no obstante, considerar y aprobar provisionalmente’ un plan de trabajo para la explotación”, escribió Nauru en un memorando dirigido a la autoridad este mes.

The Metals Co. preparó un antiguo buque de perforación petrolera en alta mar como una plataforma para gestionar la extracción oceánica y construyó un vehículo recolector submarino, que probó a finales del año pasado, capaz de levantar 3200 toneladas de rocas polimetálicas del fondo del océano Pacífico.

The Metals Co. controla de hecho tres de los 30 contratos “de exploración” que la autoridad de los fondos marinos ha aprobado, los cuales pueden pasar a la modalidad de “explotación”, lo que significa minería industrial. China controla cinco de esos contratos (más que ningún otro país), mientras que otros están patrocinados por Bélgica, el Reino Unido, Francia, Alemania, India, Japón, Corea, Polonia, Rusia, Singapur y varios otros países insulares. Pero la empresa Metals Co. ha sido, por mucho, la más agresiva a la hora de iniciar la extracción.

Algunos miembros de la autoridad sostienen que la agencia no está obligada a aprobar la solicitud de Metals Co. y Nauru sino hasta que se ultimen las regulaciones.

“No puede haber explotación del fondo marino profundo sin que se acuerden una serie de normas y regulaciones que garanticen unas normas medioambientales estrictas y unos conocimientos científicos sólidos”, declaró el jueves Hugo Verbist, representante belga en el consejo de la autoridad de los fondos marinos, mientras la autoridad empezaba a debatir cómo seguir adelante.

c.2023 The New York Times Company