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Dolarización y devaluación: la discusión entre economistas top sobre los problemas de la Argentina

Horacio Liendo, exdirector del Banco Central, fue uno de los expositores del evento “Programas de estabilización económica para la Argentina”, organizado por la Universidad Austral
Horacio Liendo, exdirector del Banco Central, fue uno de los expositores del evento “Programas de estabilización económica para la Argentina”, organizado por la Universidad Austral - Créditos: @Mauro Alfieri

“Dolarizar vs. otras propuestas”. Sobre esta disyuntiva, en el actual contexto macroeconómico signado por la crisis cambiaria y un índice inflacionario que ya acumula el 71% interanual, debatieron diversos exfuncionarios y expertos en economía de varios países de Latinoamérica, en el marco del evento “Programas de estabilización económica para la Argentina”, organizado por la Facultad de Ciencias Empresariales y el IAE Business School de la Universidad Austral.

El coloquio, realizado de manera virtual entre el martes y ayer, contó con la participación y exposición de economistas que pasaron por la función pública, como el exdirector del Banco Central (BCRA), Horacio Liendo, y por organismos de crédito, como el exdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), Alejandro Werner, entre otros exministros de Economía y presidentes de bancos centrales de Latinoamérica.

Todos coincidieron en la importancia de que la Argentina adopte medidas que contribuyan a la estabilización y al crecimiento de su economía desde una perspectiva integral que, a su criterio, deberá incluir un plan de reestructuración más profundo a través de reformas que requerirán, a su vez, de un “acuerdo político” que permita “reforzar la institucionalidad”.

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Según Liendo, el rol del BCRA constituye un factor clave para detener la inflación y producir un efecto expansivo de la economía. “Hay que generar una simultánea reforma de la carta orgánica del Banco Central para volver a situarlo con las restricciones que tenía en la época de la convertibilidad: baja capacidad para financiar al sector público y baja capacidad para darle descuentos al sistema financiero”, aseguró.

Y puntualizó: “El BCRA fue vaciado por sus dos vertientes: por el lado de la emisión monetaria, porque se lo obligó a emitir una gran cantidad de dinero desde 2001 en adelante; y por el lado de la acumulación de reservas, [porque] se le sacaban y se las reemplazaba por un crédito que no tiene ninguna forma de comercialización”.

En este sentido, Liendo propuso que el BCRA debería recibir la instrumentación de ese crédito en la forma de título público y que pueda utilizarlo para hacer una política monetaria de expansión o contracción de la cantidad de pesos en circulación, colocando esos títulos.

“Al BCRA habría que sumarle restricciones cuantitativas para intervenir en los mercados en los que participe (divisas, futuros, títulos públicos), de modo que no sean determinantes sus intervenciones y pueda ir construyéndose la credibilidad de esa moneda doméstica, como han hecho en Brasil, Perú, Colombia o Chile, que son más difíciles de seguir para nosotros por nuestro bajo nivel de institucionalidad”, opinó.

Asimismo, para adoptar medidas que contribuyan a la estabilización y al crecimiento económico, Liendo deslizó que “se debe declarar el curso legal del dólar y de las principales monedas extranjeras sobre la base del principio de especialidad monetaria. Es decir, se debe cumplir en la moneda en que se pacten las obligaciones cuando estas derivan de contratos y, además, establecer una unidad de cuenta en base a la moneda doméstica”.

Por su parte, Werner insistió en que “la Argentina necesita mucho más que un plan de estabilización, también precisa de un plan de reestructuración que va a requerir de un acuerdo político”.

“El próximo gobierno va a tener el reto de estructurar el acuerdo político alrededor de una propuesta económica y social muy potente y ambiciosa, porque en los últimos siete años vimos programas de política económica que se han sujetado tanto a restricciones políticas, como a cambios de color de gobierno”, afirmó.

Con respecto al “cambio estructural”, el exdirector del FMI consideró: “Una economía que tiene un gasto público del 45% del PIB, en la que por cada trabajador del sector privado tenemos a una persona que recibe un subsidio, necesita de una reducción del tamaño del Estado muy importante. El ajuste debe originarse por el lado del gasto y una racionalización por el lado tributario, lo que genera un impacto social importante”.

“Ojalá el espacio político pueda lograr un acuerdo postelectoral que permita lograr una reforma ambiciosa y toque los temas institucionales en la parte macro, también el mercado laboral y [pueda] bajar la carga regulatoria. Si todo ello se logra en los primeros 18 meses, la parte monetaria puede ambicionar tener una política tradicional que lleve a la Argentina, en cuatro o cinco años, a empezar a adoptar un régimen al estilo de Colombia o Perú, y en los primeros tres años, a transicionar a ese esquema en el que el Banco Central esté convencido y, al mismo tiempo, sea un instrumento de comunicación con el mercado”, concluyó.

En la misma línea de los expertos, también expusieron el exministro de Hacienda y Crédito Público de Colombia, Mauricio Cárdenas; el exministro de Economía, Fomento y Turismo de Chile, Luis Céspedes; el ex Director del Banco Central de Reserva del Perú, Gianfranco Castagnola; y el economista brasileño que instituyó el “Plan Real” de Brasil, en 1994, Edmar Bacha, entre otros.

“La Argentina debe equilibrar el presupuesto y mantener tipos de interés reales positivos. Además, asegurar que los precios críticos, como tarifas y tipos de cambio, estén en equilibrio, e introducir una unidad de cuenta diaria (factor de ajuste por la inflación) para sincronizar la evolución de salarios, precios, tarifas, tipo de cambio, valores financieros. Y, finalmente, darle tiempo para el uso generalizado de esta unidad de cuenta y luego convertirla en la nueva moneda estable del país”, sugirió Bacha.

El monstruo de la inflación

El coloquio virtual contó con la moderación del politólogo Sergio Berensztein y de la economista Marina Dal Poggetto, quien, a su turno, también ofreció una presentación.

De acuerdo con lo expresado por Werner, Berensztein destacó que “no existe ningún plan de estabilización exitoso si no hay un apoyo político determinante, ni siquiera parcialmente, del partido de gobierno y una coalición política amplia y versátil que sostenga dicho programa a lo largo de su implementación”. Sin embargo, el politólogo reconoció que, al mismo tiempo, se requiere de un “equipo económico con alto nivel de profesionalismo y experiencia práctica en áreas claves”, así como también de un “discurso que facilite la comprensión de los actores políticos y del público general”, que incluya a los actores económicos fundamentales: trabajadores y empresarios.

Por su parte, Dal Poggetto puso especial énfasis en el fenómeno inflacionario: “El problema que tiene la Argentina es la nominalidad, la inflación corriendo (proyectada arriba del 90% para este año), la dispersión de precios relativos (bienes ridículamente caros y servicios ridículamente baratos, y un salario rezagado que perdió 23% respecto a 2015) y la brecha cambiaria” Pero aclaró: “Ninguna de estas tres cosas las resuelve la dolarización, es decir, el régimen monetario”.

“Estamos montados en una dinámica donde el incremento de la inflación, la dispersión de precios relativos y la brecha te condena a una aceleración cada vez más grande. Para estabilizar es necesario corregir los precios relativos, lo que implica achicar la brecha, es decir, una devaluación de un dólar de la zona de $250. Esto también genera algunos recursos adicionales del punto de vista fiscal, un aumento fuerte en los costos de los servicios públicos y todo ello genera un problema en términos de gobernabilidad”, agregó Dal Poggetto.

“Haber construido el monstruo de la inflación es culpa de la Argentina, nuestra idiosincrasia y nuestro manejo erróneo económico”, opinó la experta. Y concluyó: “Se requiere un programa de estabilización combinado con una agenda de reformas y de crecimiento que permita, eventualmente, tomar un camino distinto”.

Dolarización, sí

Entre los expertos y exfuncionarios que suscriben a la idea de “dolarizar la economía” estuvieron presentes en el coloquio virtual el exjefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial y expresidente del Banco Central de Ecuador, Augusto de la Torre; el exministro de Economía y Finanzas de Ecuador, Alfredo Arizaga; y el presidente de Romano Group, autor del libro Dolarizar, Alfredo Romano.

“La dolarización en Ecuador se adoptó porque no teníamos otra opción, después de que la moneda perdió su funcionalidad en todas sus dimensiones, es decir, como acervo de valor y ahorro, y también como medio de pago y unidad de cuenta. La debilidad de la moneda condujo a una dolarización de facto, en sus contratos financieros particularmente”, explicó De La Torre.

“Obviamente se perdió un instrumento de política pública, en particular, la capacidad de tener una política monetaria contracíclica y, también, la de tener un ajuste más eficiente en el tipo de cambio real, cuando necesita devaluarse”, reconoció el exfuncionario, aunque matizó: “Lo que se ganó con la dolarización fue una increíble estabilidad nominal y financiera, porque la inflación se determina en Estados Unidos y las variables financieras son muy estables”.

Por su parte, en cuanto a los aspectos perjudiciales del caso ecuatoriano, Arizaga dijo: “El principal elemento negativo de la dolarización es no poder ajustar con el tipo de cambio otras variables importantes de la economía, como por ejemplo el salario mínimo”. Pero, aún así, sostuvo que “el mejor termómetro para evaluar si una política económica es positiva o negativa para un país son los indicadores de condiciones de vida. Ecuador supo reducir la pobreza, incluso durante la pandemia, a pesar de haberse dado en un contexto de reducción en la concentración del ingreso”.

Por último, Romano ensayó la posibilidad de que se dolarice la economía en la Argentina. “La dolarización tiene que venir acompañada de un programa económico. Estoy convencido de que la reforma monetaria es fundamental para generar la credibilidad y el corset necesario para que la política de turno no pueda generar la inestabilidad y volatilidad que genera cuando tiene deseos de emitir para financiar el gasto público y lo que todos conocemos en nuestro país. Hay que hacer reformas para generar la robustez necesaria para que la Argentina crezca en el largo plazo”, opinó el experto.