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Los economistas advierten que las nuevas medidas no compensarían las pérdidas por la sequía

La caída en las exportaciones agrícolas en la campaña 2023 rozarían los US$20.000 millones, equivalentes a cuatro meses de importaciones
La caída en las exportaciones agrícolas en la campaña 2023 rozarían los US$20.000 millones, equivalentes a cuatro meses de importaciones - Créditos: @shutterstock

Tras la última flexibilización del programa del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobada el viernes pasado –que consistió en la liberación automática de un nuevo desembolso por US$5400 millones–, crece la expectativa por el detalle de las medidas cambiarias que anunciará el ministro de Economía, Sergio Massa, con el objetivo de contener la sangría de reservas y paliar las consecuencias de la sequía más severa en casi 100 años.

El paquete de medidas será anunciado el miércoles según pudo saber LA NACION, y consiste en tres ejes: el incentivo a las exportaciones a través de un dólar agro que incorpore a las vapuleadas economías regionales, además del sector sojero; una simplificación del Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA), a fin de unificar los denominados dólar “Coldplay”, “Qatar” o “Tecno”, y, en tercer lugar, abrir la puerta al acceso a un mayor financiamiento por parte de organismos multilaterales.

Según trascendió de fuentes oficiales, el acuerdo alcanzado con el Fondo reduce el objetivo de reservas netas del Banco Central en $2000 millones para 2023 (la meta quedaría en US$1400 millones en el primer trimestre y en US$7000 millones en el año). Los datos se conocerán cuando el FMI publique el informe definitivo del staff, en el transcurso de esta semana.

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Sin embargo, si bien las medidas contribuirían en parte a mitigar los niveles críticos de reservas en lo inmediato, los economistas advierten que los anuncios no alcanzarían para compensar las pérdidas de exportaciones por la sequía.

De acuerdo con un informe de la consultora Ecolatina, “los avances en la negociación con el FMI para relajar la meta de reservas del primer trimestre en US$3500 millones y la del cuarto trimestre en US$2000 millones constituyen leves paliativos frente a una caída en las exportaciones agrícolas que rozaría los US$20.000 millones esta campaña, equivalentes a cuatro meses de importaciones”. Además, en la consultora precisaron que este año el financiamiento neto (pagos menos desembolsos) con el FMI sería negativo, por primera vez desde 2018, en una cifra aproximada de US$4500 millones, equivalentes a casi un mes de importaciones.

“Frente a este panorama, y sin acceso a los mercados internacionales de crédito para intentar suavizar este shock transitorio [por la sequía], el ahorro en importaciones energéticas y los ingresos adicionales que se consigan por la cuenta financiera (mayores préstamos de OFI, swaps, inversiones desde China, etc.) estarán lejos de neutralizar este impacto”, pronosticó Ecolatina. En ese sentido, relativizaron el impacto del próximo “dólar agro”, ya que “si bien podría traer algo de alivio de corto plazo en el frente externo, no habrá margen para flexibilizar sostenidamente las restricciones a las importaciones, sino más bien lo contrario”.

“La probable profundización de las restricciones a las importaciones –junto al impacto directo del derrumbe de la producción agrícola– será uno de los principales drivers de la recesión que experimentará la economía argentina en 2023″, aventuraron.

Medidas de impacto relativo

Jorge Vasconcelos, de la Fundación Mediterránea, expresó que el dólar agro constituye “una clara señal de las urgencias dominantes”. Dijo: “El eventual impacto de corto plazo del adelantamiento de exportaciones difícilmente pueda mover el amperímetro en cuanto al racionamiento de importaciones”. Y agregó: “Estimamos que las autorizaciones de importaciones no energéticas oscilarán entre US$3000 y US$3500 millones por mes para el periodo marzo-octubre, frente a un promedio de importaciones no energéticas del orden de los US$6000 millones por mes para igual periodo de 2022″.

De esta manera, el ajuste acentuaría las tendencias recesivas e inflacionarias, si se toma en cuenta que en el inicio de 2023 las importaciones no energéticas rondaron los US$4000 millones.

En cuanto a la brecha cambiaria, otro de los síntomas de una macroeconomía en crisis, pero que se vio relativamente estabilizada durante las últimas semanas, Vasconcelos lo atribuyó a dos factores: “Primero, a la absorción de pesos determinada por las ventas netas de dólares en el mercado oficial de cambios por parte del Banco Central, con saldo negativo de US$2000 millones en marzo, y segundo, a las ventas en el mercado del dólar libre (MEP y Contado con Liquidación - CCL) efectuadas por los chacareros para cumplir compromisos”.

“Con el dólar agro es de esperar una vuelta a la emisión monetaria a cambio de ingreso de esas divisas y menor venta de dólar CCL por parte de los chacareros. Por ende, la irrupción de esta nueva medida no es garantía de una brecha cambiaria en descenso”, afirmó el economista, quien además no descarta que, dado el contexto, pueda haber un desdoblamiento cambiario.

Santiago Manoukian, de Ecolatina, insistió en la efectividad relativa del paquete de medidas oficiales. “Nada va a neutralizar los efectos negativos sobre la economía, entonces el Gobierno va a tratar de administrar una recesión que ya es inevitable para que tenga el menor impacto posible”, analizó.

Y destacó: “Hay una necesidad de adelantar la liquidación porque el exiguo stock de reservas obliga a llevar calma en el corto plazo para tratar de correr la expectativa de que va a haber una devaluación del tipo de cambio oficial. Es decir, no se están generando divisas nuevas, sino adelantando liquidaciones y eso es inconsistente intertemporalmente. Beneficia ahora y complica para después. Pan para hoy, hambre para mañana”.

Con todo, Manoukian reforzó la importancia de que el Gobierno actúe con celeridad. “Ante los rumores que circulan, hay que aplicar las medidas lo más rápido posible, si no [los productores] van a seguir postergando las ventas como en la primera parte del año, con el desplome de la liquidación del sector, que ya cayó 65%”, concluyó.