Ganadores y perdedores de un presupuesto “ahumado” y con cifras que generan desconfianza

La primera lectura de los números que componen las 4821 páginas del presupuesto 2023 que elaboró el gabinete del presidente Alberto Fernández genera una enorme desconfianza. Las dudas no llegan por lo que está autorizado a gastar cada una de las jurisdicciones sino, sobre todo, si eso será todo lo que gastarán. Es decir, si todas y cada una de las cifras no están lejos de lo que efectivamente pasará.

Sin embargo, más allá de lo que termine por suceder a fines de 2023, de una mirada simple se puede encontrar que hay algunos ministerios con más posibilidades de gastar y otros, por el contrario, tendrán que ajustarse un poco más.

La línea para comparar unos y otros es 71,2%, que es el aumento de gasto que se anotó para todo el Estado en el año electoral en el que se elegirá un nuevo presidente. Esta cifra tiene relevancia cuando se mira otra, la de la inflación. Siempre según los números del Ministerio de Economía, el incremento de precios para 2023 llegará a 60%. Dicho esto, pues una suba de los gastos de 11,2 puntos porcentuales por encima es una enorme expansión de la billetera pública. Claro que, ya se puede anticipar, hay muy pocas posibilidades de que efectivamente suceda.

Pero si se toma esa alza promedio de 71,2%, pues el Ministerio del Interior, con una autorización para erogar 146,9% por encima de lo que dispuso este año, es el más beneficiado. Esto se explica por el año electoral que deberá encarar y financiar. Luego le sigue el pago de la deuda, que aumentó 118,6%) y el Ministerio Público (78%). Luego, el lote de los que están por encima del promedio del gasto se completa con el Ministerio de Ciencia y Tecnología (75,4%) y la Jefatura de Gabinete, exactamente con el promedio de 71,2%.

Ahora bien, en el supuesto que esto se cumpla, pues algunos rubros tendrán un enorme ajuste. El ministerio que menos podrá gastar es el de Deportes. El ministro Sergio Massa casi que gritó a toda voz que se terminará gran parte del Previaje. Para la cartera de Matías Lammens se autorizó un aumento del gasto de 37,1%, lo que significan 22,9% menos que la inflación proyectada.

El expresidente de San Lorenzo disfrutó este año de una autorización para gastar que significó una suba de 282% respecto al año anterior. El subsidio al turismo interno hizo estragos en la billetera del funcionario. Pero ni la llegada de Massa y su tijera ortodoxa pudieron: el ministerio de Turismo lanzó otro plan para devolver el 50% de los gastos de los afortunados que vacacionan en esta época del año. Como quien dice, Lammens fue Gardel con chequera. Ese tiempo terminó: le quedará para el año que viene pagar los sueldos y bajar el tono de la promoción.

Otro de los que tendrá que mirar mejor cómo gasta es el Ministerio de Salud. Para la cartera de Carla Vizzotti hay un 49% de suba. Claro que en este caso podría ser mentiroso el ajuste. Sucede que este año se compraron millones de dosis de vacunas para el Covid-19. Ese programa seguramente se va a desacelerar el año que viene ya que podría pensarse que es una erogación extraordinaria. Por eso se puede explicar que salud tenga posibilidades de gastar por debajo de la inflación.

El Ministerio de Transporte es uno de los que también están en el lote de los de abajo. Allí hay varios puntos interesantes. El primero es Aerolíneas Argentinas. El Estado no contabiliza el dinero a la empresa estatal como subsidios sino como inversión financiera. Pillo Martín Guzmán que inventó ese dibujo presupuestario. Los US$1,7 millones diarios que se presupuestaron para el año próximo quedarán anotados en el presupuesto como que fueron aportes del accionista mayoritario. Pues ese dinero va a pagar sueldos y no a inversión. De hecho, el propio Gobierno dijo en el presupuesto que el 92% de los gastos de la línea aérea son operativos.

Ahora bien, si Massa les deja esos $90.000 millones que presupuestó estaría haciendo un ajuste fenomenal en la empresa. Sucede que desde enero a julio de este año, Aerolíneas ya demandó más de $40.000 millones y es probable que este año termine en una cifra cercana a lo que Massa estimó para 2023. Podría suceder, claro, pero en un contexto de suba del dólar (el presupuesto para el año que viene lo proyecta en 269 pesos) y con una paritaria que seguramente bordeará el 100% de aumento, es posible que el Ministro de Economía tenga que ir a Retiro para viajar porque no será bien recibido por los ejecutivos “made in Cámpora” que manejan la línea aérea.

Si el exintendente de Tigre va a Retiro para viajar en ómnibus, tampoco le irá mucho mejor. Los dueños de los colectivos están que estallan por los atrasos en los pagos. Y como si fuera poco, estiman para el año que viene un aumento del gasto que está por debajo de la inflación. El Ministerio de Transporte podrá gastar 53% más que este. Dicho de otro modo: 7 puntos porcentuales menos que la inflación y casi 20 que el promedio de expansión del presupuesto. En un rubro en el que los salarios y el combustible se llevan la gran mayoría del dinero que sale de la empresa pues parece difícil que no se emparde la inflación. Claro que esos números podrían darse como se proyectan o aún ser menores pero, para lograrlo, hay que subir las tarifas. El kirchnerismo jamás las subió en un año electoral. Todavía quedan 120 días de este 2022 y podría moverse el boleto. Además, el cuarto kirchnerismo con Massa a cargo de los números parece tener mucha más ortodoxia, incluso, que parte de los opositores.

Para el final, la educación. El ministerio que maneja Jaime Perczyk tiene autorizados gastos que superan un 56% los que hará este año. Es decir, por debajo de la inflación (60%) y muy por detrás del 71,2% que es el promedio de toda la administración pública. Todo un mensaje.