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Miguel Ponce: “Hay que generar acuerdos comerciales y acelerar los pendientes”

Ponce sostiene que el país produce alimentos para diez argentinas
Ponce sostiene que el país produce alimentos para diez argentinas

CÓRDOBA.- “Producimos alimentos para casi diez Argentinas y podríamos estar vendiendo mucho más con nuestra cadena de valor y exportadora más importante. Todo esto implica la necesidad de generar acuerdos y acelerar los pendientes con nuestros partners naturales, los que están en condiciones de proveer lo que necesitamos como es tecnología industrial, inversiones en puertos, en energía y, a su vez, venderles lo que tenemos posibilidades”.

La definición es de Miguel Ponce, y director Centro de Estudios para el Comercio Exterior Siglo XXI y exsubsecretario de Comercio Exterior e Interior de Alfonsín. Analiza, en diálogo con LA NACION, que en comercio exterior los números de octubre lo dejaron como el mejor mes en los últimos 30 años respecto al superávit de la balanza comercial pero, a la vez, marcan una “contradicción” ya que no es consecuencia de un “aumento grosero” de las exportaciones sino que deriva del “bruto cepo a las importaciones que está pegando en la economía real porque afecta a los niveles de actividad y estamos en estanflación”.

De cara al 2023, avizora una recesión internacional que alcanzará a todos los países emergentes y vulnerables, entre los que se cuenta la Argentina. A esa situación hay que sumarle su percepción -en base a la experiencia- de que en un año electoral es “difícil frenar la emisión, por lo tanto, la inflación, va a tener de piso los números de este año”.

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En ese contexto, considera que los peligros de devaluación, más allá de que el Gobierno intenta evitarla siempre, “deja de depender tanto de sus decisiones y pasa al campo de los mercados, de que aparezcan los dólares y recuperar el superávit de la balanza comercial que es el único genuino y esto no signifique niveles de baja de actividad, o sea, continuar con el estado recesivo”.

-¿Cuál es la foto hoy del intercambio comercial argentino?

-Hablar de ese punto presenta datos que generan contradicciones. Octubre cerró con un superávit que lo convierte en el mejor octubre en los últimos 30 años y el mejor mes de los últimos 12 meses, pero tiene como contrapartida que no es porque hayamos aumentado groseramente las exportaciones sino que se produce por el cepo a las importaciones. Con el SIMA hay un problema que genera preocupación; ya se pidió la proyección 2023 que tienen que presentar las empresas. Con el SIMI, el sistema anterior, eso lo hacía un puñado de compañías, pero ahora es casi la totalidad porque el sistema no hace diferencias entre las que tienen licencias automáticas y las que no las tienen. Hay incertidumbre e inquietud entre los empresarios.

Ponce fue secretario de Comercio Exterior e Interior de Raúl Alfonsín.
Ponce fue secretario de Comercio Exterior e Interior de Raúl Alfonsín.

-¿Cuánto incide el clima en las proyecciones de exportaciones 2023?

-El impacto del clima sobre la cosecha complica y a eso se le suma el aumento de trabas a los ingresos de insumos. En el Comité de Seguimiento y Evaluación que se armó con el SIMA se integró la Unión Industrial Argentina (UIA) y podría ser que se empiecen a atender algunas cuestiones sectoriales por los pedidos que hace la entidad. Hay un panorama incierto y contradictorio. El año viene difícil. La sequía recorta las estimaciones de cosecha y, por supuesto, eso complica el ingreso de divisas.

-¿Qué panorama externo que estima?

-Hay una recesión internacional no solo por el enfriamiento chino, sino porque el aumento de tasas de la FED provoca un vuelo hacia la calidad de los recursos que hay en el mundo y afecta mucho a los emergentes y a los países vulnerables; la Argentina está entre los más afectados. Con China tenemos rojo comercial y el swap se usa para achicar ese déficit. El swap son US$5000 millones y el déficit es de US$8.000 millones. El perfil importador argentino es claramente productivo, cerca del 84% de lo que ingresa es para fabricar en los distintos sectores. Por cada punto de crecimiento del PBI suben tres puntos las importaciones por el perfil productivo de la Argentina. Hay que tener en cuenta también que estamos con fletes que registran subas del 25% interanual en dólares y, como importamos menos, hay menos barcos llegando porque están variando cronogramas; la menor frecuencia de vuelos también nos perjudica. Se aumentó el cupo de los curriers para importar y eso ayuda algo a algunas Pymes.

-¿Qué debe hacer la Argentina en ese contexto?

-Si uno mira una estrategia hacia adelante, deberíamos estar aprovechando que las preocupaciones internacionales se concentran en áreas en las que podríamos intervenir. Primero, miran a la energía; podríamos ser exportadores netos y no lo somos por culpa nuestra porque no se hizo el gasoducto a su debido tiempo y, además, tenemos que hacer una planta de licuación. El gasoducto nos permite achicar las importaciones, pero no alcanza para dar el salto exportador. Segundo, en ese mismo campo, la Unión Europea vuelve a atender la transición energética, quiere retomar esa agenda y la Argentina tiene litio e hidrógeno verde los dos ejes que interesan. Y, tercero, los países desarrollados hablan de la soberanía alimentaria. Nosotros producimos alimentos para casi diez Argentinas y podríamos estar vendiendo mucho más con nuestra cadena de valor y exportadora más importante.

-¿Qué hacer para lograrlo?

-Todo esto implica la necesidad de generar acuerdos y acelerar los pendientes con nuestros partners naturales; los que están en condiciones de proveer lo que necesitamos como es tecnología industrial, inversiones en puertos, en energía y, a su vez, venderles lo que tenemos posibilidades.

-¿Qué proyección hace sobre Brasil con el triunfo de Lula?

-Debemos hacer lo que Lula planteó, que es acelerar el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur. Antes Brasil privilegiaba su complejo industrial paulista y nuestra matriz exportadora estaba planteada en la agroindustria. En los últimos cuatro años Brasil se transformó y hoy cuenta con que el 40% de su PBI es aportado por la agroindustria, por lo que cantamos en el mismo tono, hablaremos en el mismo código. Hoy está mucho más madura la situación para abordar el diálogo.

-¿Cómo evalúa el manejo de las relaciones internacionales argentinas?

-Tenemos que ser muy pragmáticos. No hay que pensar entre quiénes elegir a nivel mundial en función de sus ideologías. Para nosotros nuestro principal cliente es Brasil. El tema de qué privilegiar y cómo hacerlo es quitarle ideología a nuestros vínculos diplomáticos para no afectar los económicos. Eso se hace en todo el mundo. En el 2023, año electoral, podríamos tener conflicto con un plan “platita” pese a que (NR: Sergio) Massa promete cumplir las metas con el FMI.

-Pero para hacer acuerdos, se requiere también más estabilidad macroeconómica…

-Se necesitan reglas de juego claras, inversiones. Vivimos un proceso inverso al que declamamos; se fueron 22 de las empresas de las más importantes en el último año. No podemos tener dólares a la medida de cada mercado, eso hace mucho daño. Hay pérdida de credibilidad. Tenemos que ser confiables en los mecanismos de transacciones internacionales que establece la Organización Mundial de Comercio (OMC); las exportaciones debe ser asumidas como política de Estado. Hay que agregar valor, jerarquizar a las Pymes; tiene que haber más financiamiento. Las medidas tienen que trascender los períodos de distinto color político y lograr que vayan recreando una credibilidad que hemos ido perdiendo. Solo fue creciendo nuestra irrelevancia. Hoy el país protagoniza una cuarta parte menos que en el 2000 del comercio internacional. Eso es lo concreto.

-¿Eso es lo que miran los potenciales inversores y los clientes en el mundo?

-Tenemos una historia de incumplimientos y, en este Gobierno, problemas de todo tipo. De lo que se trata, me parece, es de garantizar a través de los números que las metas del único programa económico que está vigente hoy en la Argentina, que es el del acuerdo con el FMI, puedan ser cumplibles.