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Todo el mundo teme quedar fuera del criptouniverso, pero ¿es buena idea tener criptomonedas en tu cartera?

Larry David viaja por el tiempo, ninguneando muchas de las innovaciones más grandiosas del mundo: la plomería dentro de las casas, el lavaplatos y, por último, las criptomonedas. “No seas como Larry”, insta el comercial del Supertazón. “No te pierdas la siguiente gran novedad”.

Sin embargo, la presencia de un promotor comediante y “baby boomer” es la última señal de que las criptomonedas han dejado atrás sus raíces vanguardistas. Los inversionistas institucionales están destinando miles de millones de dólares a las monedas digitales, los atletas y los alcaldes están guardando parte de sus salarios en criptomonedas y tal vez ya te hayas topado con algún cajero automático de bitcoines en tu supermercado más cercano.

Y luego tenemos los movimientos en los precios del bitcóin, que inspiran temor a perder una gran oportunidad aunque su volatilidad sea una locura: después de alcanzar un máximo cercano a los 69.000 dólares el 9 de noviembre, hace poco se comercializó en unos 39.300 dólares, cifra que de cualquier modo equivale a casi cinco veces el valor que tenía en marzo de 2020, según Coinbase.

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Para un observador casual, es complicado distinguir entre el bombo publicitario y el verdadero potencial que puedan tener y, sin embargo, también es difícil sacarse de la cabeza ciertas preguntas: ¿vale la pena tener monedas digitales en mi cartera? ¿Son en realidad una clase de activo viable?

Hay señales en conflicto: la Casa Blanca está en vías de desarrollar un enfoque que involucre políticas para las criptomonedas, pero los reguladores federales que supervisan los planes de retiro prácticamente las prohibieron en esas cuentas, consideradas las más sagradas de todas.

A pesar de esto, una fracción cada vez mayor de los inversionistas inflexibles de compra y retención están cayendo en la tentación. En un estudio reciente de Bitwise/ETF Trends a asesores financieros —quienes suelen ser contratados por las personas a las que no les gustan los riesgos—, el 16 por ciento respondió que en 2021 habían colocado criptodivisas en las carteras de sus clientes, en comparación con el nueve por ciento de 2020.

No es nada sorprendente: nunca había habido tantas maneras de involucrarse.

Ya es bastante sencillo abrir una cuenta básica con la que se pueden comprar criptomonedas en las grandes plataformas de comercialización como Coinbase o Gemini e incluso es posible hacerlo por medio de aplicaciones como PayPal o Venmo. No obstante, las criptodivisas se están infiltrando cada vez más en el terreno de las inversiones tradicionales: llegaron al mercado varios fondos cotizados (ETF, por su sigla en inglés) relacionados con el bitcóin en 2021, lo que hace posible que baste dar un clic en “comprar” en cualquier cuenta de corretaje. Tan solo el mes pasado, Betterment —un asesor robótico consolidado que es reconocido por administrar carteras serias de fondos baratos pero confiables relacionados con los índices— compró una firma que ofrece cestas de criptodivisas y activos relacionados.

Además, las novedades no paran: hace poco, BlackRock y Charles Schwab presentaron documentación para registrar fondos que monitoreen la criptoeconomía, mientras otros proveedores siguen cabildeando a los reguladores para que les permitan lanzar más productos.

Sin embargo, hasta los evangelistas de las monedas digitales admiten que invertir en bitcoines y sus hermanas sigue siendo más bien una apuesta especulativa en un futuro desconocido.

“Este es un mercado que se mueve rápido y es difícil saber hacia dónde irá”, comentó Matt Hougan, director de inversiones en Bitwise Asset Management, firma que administra 1300 millones de dólares en más o menos una docena de fondos relacionados con criptomonedas.

Según Hougan, aún no comprendemos por completo el potencial de las criptodivisas y sus cadenas de bloques, los libros de contabilidad electrónicos y públicos donde la comunidad registra las transacciones. Imagina que hubieras intentado adivinar el futuro del internet a principios de la década de 1990.

No faltan opciones para los curiosos. Hay casi 9700 monedas y tokens que en conjunto valen 1,9 billones de dólares, de acuerdo con CoinMarketCap, empresa que se dedica a lleva el registro de las monedas que cumplen ciertos criterios mínimos. El bitcóin, moneda que ha circulado durante trece años y ahora es de curso legal en El Salvador, representa alrededor del 42 por ciento de ese valor. El ether, el cual lleva circulando desde 2015 y tiene capacidades más sofisticadas que permiten que se use en nóminas y otras transacciones, representa más o menos el 18 por ciento.

Fidelity, una firma que es más conocida por su gigantesco negocio de planes de retiro 401(k), pero que ahora tiene una división dedicada a guardar criptomonedas para inversionistas institucionales, cree que el bitcóin debería separarse del resto de la manada, pues tiene el potencial de ser una moneda alternativa o un depósito de valor, como el oro.

“Simplemente tiene sentido como punto de entrada para la mayoría de los inversionistas”, afirmó Chris Kuiper, director de investigación en Fidelity Digital Assets.

Por supuesto, no hay ningún consenso: algunos expertos sugieren una criptodiversificación. No obstante, sin importar cuál sea tu estrategia preferida, hay una variedad de maneras de entrar, con las cuales muchos inversionistas están familiarizados.

Uno de los mecanismos más recientes y tal vez el menos complicado lo ofrece Betterment, firma que acaba de comprar Makara, una consultoría de inversiones registrada que ofrece una serie de criptocarteras preparadas e indexadas que brindan una exposición directa a los activos mismos.

Hay cestas dedicadas al bitcóin y al ether, y una cesta “sobresaliente” que tiene los diez activos digitales más grandes en la plataforma de Makara. Las canastas DeFi (por finanzas descentralizadas en inglés) —de las más especulativas— van un paso más allá e invierten en empresas que buscan recrear servicios financieros sin intermediarios por medio de la cadena de bloques y otras tecnologías. Las cestas con distintos activos cobran una comisión de un uno por ciento anual (una cesta solo de bitcoines o ether no cobra comisiones) y la firma cobra por costos de operación bursátil hasta un 0,35 por ciento.

La directora ejecutiva de Betterment, Sarah Levy, mencionó que la empresa todavía estaba determinando la manera en que integrará a Makara. Sin embargo, habrá descargos de responsabilidad: “Parte de lo que haremos como fiduciaria es explicar que hay un mayor riesgo”, señaló.

Betterment declaró que no recomendaría a sus clientes que pusieran más del 10 por ciento de sus tenencias en la plataforma en criptomonedas, pero que los clientes “tendrán la capacidad de tomar sus propias decisiones dentro de ese contexto”, añadió Levy.

Los fondos cotizados, que son cestas de inversiones que se comercian como acciones, podrían parecer una solución eficaz, pero para los analistas y otros expertos los que están disponibles en este momento no son la mejor manera de comprar y retener.

La razón: en vez de retener la criptomoneda, estos ETF invierten en contratos de futuros: en esencia acuerdos para comprar o vender un activo a un precio determinado en algún momento del futuro. A final de cuentas, esto puede ser más caro porque los contratos expiran y deben venderse y recomprarse o refinanciarse cada mes. Esos costos pueden ser significativos, en particular cuando los nuevos contratos cuestan más que los del mes anterior, pues de esta forma los administradores compran alto y venden bajo. Además, los inversionistas deben pagar comisiones anuales de entre un 0,65 por ciento y casi un 1 por ciento.

“Los ETF basados en futuros son una pésima opción para una exposición a largo plazo al bitcóin”, escribió en una nota Ben Johnson, analista de Morningstar. “Es probable que los costos por refinanciar y las comisiones de los fondos provoquen que los rendimientos a largo plazo de estos fondos disminuyan respecto al desempeño del bitcóin, tal vez por un amplio margen”.

Nada de eso evitó que se invirtiera dinero en el primer ETF vinculado con el bitcóin, ProShares Bitcoin Strategy ETF. El volumen de operaciones en su primer día en octubre superó el de cualquier otro ETF de la historia, según Morningstar, y recaudó 1000 millones de dólares en activos más rápido que cualquier otro EFT.

Varios fondos con estructuras similares han seguido sus pasos: Valkyrie Bitcoin Strategy ETF, VanEck Bitcoin Strategy ETF y Global X Blockchain & Bitcoin Strategy ETF, el cual, además de invertir en futuros en bitcoines, invierte en otro ETF que retiene acciones relacionadas con la cadena de bloques.

Hasta ahora, los reguladores estadounidenses han negado usos para los ETF que retengan criptomonedas de forma directa. Recientemente, el director de la Comisión de Bolsa y Valores, Gary Gensler, comentó que el mercado de los futuros está mucho más regulado, por lo que es una apuesta más segura para los inversionistas.

Otros vehículos de fondos retienen criptomonedas directamente, pero están enfrentando distintos problemas estructurales y cobran comisiones más altas, lo cual afecta el rendimiento.

Grayscale Bitcoin Trust, el vehículo más grande de bitcoines, con 27.000 millones de dólares en activos, cuesta un dos por ciento y opera en el mercado extrabursátil (OTC, por su sigla en inglés). Sin embargo, estos fondos no tienen la flexibilidad de los fondos mutuos comunes y los ETF para equilibrar la oferta y la demanda, por lo que los precios de sus acciones pueden desviarse del precio del bitcóin. Osprey Bitcoin Trust está disponible (por solo una fracción de lo que cuesta el de Grayscale) desde febrero, pero enfrenta las mismas dificultades.

Grayscale, Bitwise y otros proveedores han mencionado que reestructurarse como ETF resolvería esos problemas, pero no han recibido la aprobación de los reguladores, a quienes les preocupa que las monedas subyacentes puedan ser sujetas a manipulación y fraude (no obstante, en otras partes hay ETF que retienen monedas reales: por ejemplo, Fidelity Advantage Bitcoin ETF está disponible en Canadá).

Los inversionistas que buscan una guía profesional se encontrarán con que ahora hay más asesores financieros con experiencia en criptomonedas de primera mano, lo cual tal vez en parte se deba a que se han esforzado por aprender para poder responder preguntas sobre el tema con más confianza. Alrededor de un 47 por ciento de los asesores confirmó tener criptoactivos en 2021, según un estudio de Bitwise/ETF Trends, en el cual participaron 619 asesores. Eso fue casi el doble del resultado del año anterior.

Una empresa de asesoría, Ritholtz Wealth Management, ha llegado al punto de introducir, junto con sus socios, un índice relacionado con las criptomonedas para brindar mayor exposición a sus clientes por medio de una cuenta manejada por separado. Cobra un 0,50 por ciento anual y tiene una cuota de inscripción de 0,70 por ciento.

Las criptomonedas son “difíciles de ignorar en este momento”, opinó Michael Batnick, el director de investigación de Ritholtz.

© 2022 The New York Times Company