Yahoo Finanzas La persistencia de la inflación en Reino Unido reduce la esperanza de un recorte de tipos en agosto
Por William Schomberg y David Milliken
LONDRES, 17 jul (Reuters) - La inflación británica se mantuvo en el 2,0% el mes pasado, desafiando las previsiones de una ligera caída, y las fuertes presiones subyacentes sobre los precios llevaron a los inversores a frenar las apuestas de que el Banco de Inglaterra recortará los tipos de interés por primera vez desde 2020 el mes que viene.
Los fuertes aumentos en los precios de los hoteles fueron en parte culpables de la cifra de inflación más alta de lo esperado, lo que subraya las preocupaciones del BoE sobre las presiones de precios en el sector servicios.
"Aunque estas cifras tranquilizan aún más sobre el hecho de que la crisis inflacionista de Reino Unido está en el espejo retrovisor, una inflación de los servicios incómodamente alta sugiere que aún se están sintiendo sus dañinas secuelas", dijo Suren Thiru, director económico del organismo de contabilidad ICAEW.
Los economistas encuestados por Reuters esperaban mayoritariamente que la inflación general de los precios al consumo se redujera al 1,9% en los 12 meses hasta junio, ampliando su caída desde un máximo del 11,1% en octubre de 2022.
La inflación de los servicios fue del 5,7%, según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS, por sus siglas en inglés), sin cambios respecto a mayo. El sondeo de Reuters había apuntado a un aumento ligeramente más débil del 5,6%.
Los futuros de los tipos de interés mostraban que los inversores veían una probabilidad de aproximadamente una entre tres de que el Banco de Inglaterra recortara los tipos el 1 de agosto, fecha de su próximo anuncio programado de política monetaria, frente a casi un 50-50 antes de los datos de inflación.
La libra esterlina avanzaba brevemente frente al dólar tras la publicación de los datos, antes de volver a situarse justo por encima del nivel anterior a la publicación.
El Banco de Inglaterra se tranquilizó con la caída de la inflación de los precios al consumo en mayo, que se situó en su objetivo del 2% por primera vez en casi tres años. Pero ha expresado su preocupación por la fortaleza de la inflación de los servicios, que refleja en gran medida la presión del crecimiento salarial en un mercado laboral escaso de candidatos para cubrir puestos de trabajo.
Se espera que los datos que se publicarán el jueves muestren un crecimiento de los salarios ligeramente inferior al de hace un mes, pero que siga aumentando casi un 6%, aproximadamente el doble de lo que sería compatible con el mantenimiento de la inflación en el 2%.
Un recorte de los tipos el mes que viene daría un impulso anticipado al nuevo primer ministro Keir Starmer y a su ministra de Economía Rachel Reeves, que han dicho que acelerarán la lenta economía británica tras ganar el poder en unas elecciones aplastantes hace dos semanas.
Está previsto que la agenda legislativa del nuevo Gobierno laborista —incluidos sus planes para impulsar el crecimiento— se anuncie en el Parlamento a última hora del miércoles.
Sin embargo, la semana pasada, el economista jefe del Banco de Inglaterra, Huw Pill, se mostró preocupado por la persistencia de las fuertes presiones sobre los precios y afirmó que el momento de la primera bajada de tipos era una incógnita.
La inflación subyacente, que excluye los volátiles precios de los alimentos y la energía, se mantuvo en el 3,5% en los 12 meses hasta junio, según la ONS, igualando la previsión media de la encuesta de Reuters.
El Banco de Inglaterra esperaba una inflación general del 2,0% en junio y una inflación de los servicios del 5,1%, según las previsiones publicadas hace dos meses. El Banco de Inglaterra también esperaba que la inflación general volviera a subir por encima de su objetivo a lo largo de este año y hasta 2025.
La ONS dijo que las presiones al alza sobre la inflación general en junio incluían una caída menor de los costes de los automóviles de segunda mano que en junio del año pasado, así como el aumento de los precios de los hoteles.
Sin embargo, los precios de la ropa cayeron porque los minoristas recurrieron a los descuentos para atraer a los compradores que aún sienten el impacto de la contracción del coste de la vida y de un verano más lluvioso de lo habitual.
(Escrito por William Schomberg; edición de Kate Holton y Christina Fincher; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)
