Piden a turistas espaciales abstenerse de tener sexo en los viajes
El turismo espacial ha despegado. A medida que Elon Musk, Jeff Bezos y Richard Branson compiten por adueñarse del espacio (y de una industria valorada en US$ 460.000 millones) todavía no están claros muchos protocolos y ha surgido una nueva preocupación: el sexo a más de 400 kilómetros de altura.
Virgin Galactic, la compañía de turismo espacial fundada por el multimillonario británico Richard Branson, finalmente está preparada para lanzar sus primeros clientes al borde del cosmos, después de décadas de promesas.
Vuelos mensuales y solo para los ricos
En un avión espacial propulsado por cohetes, el VSS Unity, la tripulación de Virgin Galactic despegará este jueves de un puerto en Nuevo México conectado a una enorme nave nodriza de fuselaje doble. La compañía espera realizar vuelos similares cada mes.
Virgin Galactic ha vendido alrededor de 800 boletos, incluidos 600 a precios de hasta US$ 250.000 y otros doscientos a US$ 450.000 cada uno, informó CNN a finales de junio.
El vuelo ocurre días después de que la empresa fundada por Elon Musk, SpaceX, probara el encendido de su propulsor Booster 9, perteneciente a una etapa inferior de la nave Starship. La puesta en marcha de los 33 motores fue exitosa y todo un espectáculo.
Un hotel para 2025
Según reportó Business Insider, el multimillonario Yusaku Maezawa ha reservado un viaje alrededor de la luna con Starship, que hizo su primer intento de puesta en órbita en abril, mientras que otro magnate, Dennis Tito, ha reservado dos asientos: uno para él y otro para su esposa.
Incluso, existen empresas como The Gateway Foundation que planean construir hoteles en el espacio. Su primera propuesta, la estación espacial Von Braun, contará con cocinas, bares e interiores completamente funcionales y se podría estar lista para 2025, señala un artículo de Dezeen.
“No es realista suponer que todos los participantes del turismo espacial se abstendrán de actividades sexuales mientras están expuestos a la microgravedad y al aumento de los niveles de radiación ionizante”, escribió un grupo de investigadores en un informe para consulta pública divulgado en abril.
Por eso instaron a las empresas de vuelos espaciales a ser proactivas y hablar con sus clientes sobre los riesgos. Si una persona queda embarazada, a propósito o no, existe la posibilidad de que la radiación dañe el óvulo recién fertilizado, dijeron a Insider dos investigadores espaciales.
¿Qué pasa si ocurre un embarazo en el espacio?
“Estas partículas de radiación del espacio profundo pasan a través del vehículo y a través de las personas. Entonces, en teoría, si una de ellas pasa y golpea un embrión en desarrollo, ¿qué efecto tendría en eso?”, ilustró el Dr. Kris Lehnhardt, quien dirige la investigación de la NASA sobre sistemas médicos para la exploración del espacio.
Existe muy poca información disponible sobre los efectos que el entorno espacial podría tener en los sistemas reproductivos, en parte porque la investigación espacial ha estado a cargo de las agencias gubernamentales durante mucho tiempo y la NASA no lo considera relevante en estos momentos.
“Los posibles resultados perjudiciales incluyen los de naturaleza biológica, por ejemplo, anomalías del desarrollo en la descendencia humana, y los de naturaleza social y comercial, por ejemplo, litigios, daños a la reputación y pérdidas financieras”, se lee en el informe, cuyo autor principal es David Cullen, profesor de biotecnología espacial en la Universidad de Cranfield, Reino Unido.
Hasta ahora, estudios realizados con roedores en el espacio sugieren que los embriones pueden sufrir daños graves en el ADN y defectos de desarrollo. La exposición a la microgravedad también puede disminuir los niveles de testosterona y la producción de esperma.
La incertidumbre es más que suficiente
Los autores de la investigación creen que puede ser arriesgado concebir, incluso a meses de regresar del vuelo espacial. La incertidumbre es suficiente para que algunos astronautas congelen sus óvulos antes de ponerse en órbita, según Lehnhardt.
“No estamos tratando de decir que se debe prohibir el sexo en el espacio”, dijo el Dr. David Cullen. Pero las empresas deberían “establecer procedimientos y mitigaciones para minimizar la posibilidad de que cualquier interacción sexual conduzca a la concepción humana”.
Al margen de la NASA, Cullen está trabajando en una iniciativa llamada SpaceBorn United, para investigar la fertilización in vitro (FIV) en el espacio. La compañía planea probar la FIV primero con embriones de ratón, en 2024, y eventualmente apuntar a embriones humanos.