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Predicamento del FMI en Argentina: busquen reformas y sigan con el tango o apaguen la música

Cumbre de líderes del G20 en India

Por Jorgelina do Rosario

LONDRES, 15 sep (Reuters) - Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) comparten una historia difícil a lo largo de siete décadas y parece que las cosas podrían empeorar.

Hace apenas cinco años, Argentina se convirtió en el mayor deudor individual del prestamista global con sede en Washington, al recibir un rescate de 57.000 millones de dólares para ayudar al Gobierno pro-mercado del entonces presidente Mauricio Macri a salir de una crisis económica marcada por una alta inflación y un enorme déficit presupuestario.

Pero ese programa no logró poner de nuevo en pie a la segunda economía más grande de América del Sur.

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Un avance rápido al presente y Argentina está a punto de entrar en una recesión, con una inflación superior al 100% y sus reservas de dólares en números rojos.

Mientras tanto, el Gobierno peronista que asumió el poder a finales de 2019 no ha cumplido los modestos objetivos económicos exigidos por un préstamo del FMI de 2022 diseñado para refinanciar 44.000 millones de dólares que aún se adeudan del programa anterior.

Aunque el programa actual está descarrilado, el FMI sigue adelante con las revisiones y los desembolsos porque no quiere forzar a Argentina a caer en una cesación de pagos que podría empeorar las sombrías circunstancias económicas del país.

Sin embargo, está aumentando la presión dentro y fuera del FMI para garantizar que el tratamiento de Argentina esté en línea con el de otros países. Los analistas dijeron que el FMI necesita adoptar una postura más dura cuando un nuevo Gobierno asuma el poder después de las elecciones de octubre.

"No importa quién gane después de la votación, el FMI debería insistir en que el Gobierno haga de tripas corazón o, de lo contrario, el Fondo debería suspender su apoyo", dijo Mark Sobel, ex representante de Estados Unidos en el FMI.

"Incluso si eso significa enormes atrasos", agregó.

NUEVO GOBIERNO POR DELANTE

El próximo gobierno podría sentir la presión rápidamente.

Javier Milei, un "outsider" de extrema derecha que saltó a la posición de favorito después de las elecciones primarias del mes pasado, quiere dolarizar la economía y dijo que el Fondo debería alentar a Argentina a reducir más rápidamente su déficit fiscal primario, cuyo meta es el 1,9% del Producto Interno Bruto para 2023.

Incluso si ganara las elecciones del 22 de octubre y asumiera el poder en diciembre, Milei necesitaría alianzas en el Congreso para impulsar reformas y un nuevo programa del FMI: el número 23 de Argentina.

Sobel dijo que el país requerirá una consolidación fiscal radical, detener la creación de dinero de reserva y una liberalización amplia y secuenciada de múltiples tipos de cambio, controles de capital y otras restricciones.

El ministro de Economía, Sergio Massa, candidato presidencial de la coalición peronista de centroizquierda, prometió esta semana eximir a millones de trabajadores del pago de impuestos sobre los salarios poco después de un nuevo desembolso del FMI.

Condiciones más estrictas y reformas estructurales más profundas para Buenos Aires deberían venir con un "componente social muy fuerte", dijo Martin Muehleisen, exdirector del Departamento de Estrategia, Política y Revisión (SPR) del FMI, añadiendo que un nuevo programa "no puede significar que más gente viva en la calle".

Cuatro de cada 10 argentinos viven en la pobreza.

"El mensaje a Argentina del FMI, pero también de los accionistas del G7, debe ser claro: arreglas tu economía de verdad o simplemente no habrá más dinero", dijo Muehleisen.

Argentina, uno de los principales exportadores mundiales de alimentos como harina y aceite de soja, está a merced de ciclos de auge y caída. Sus políticas económicas han oscilado entre el proteccionismo (controles de capital, cuotas de exportación y aranceles) y reformas favorables al mercado, lo que ha llevado a una relación complicada con el Fondo.

En la década de 1990, el prestamista global era una pieza constante en Argentina, brindando financiamiento y asistencia técnica a un Gobierno que estableció una paridad del peso con el dólar estadounidense. Pero la rápida retirada del FMI en 2001 empeoró la crisis económica a medida que la deuda exterior del país se disparaba.

El ascenso del centroizquierdista Néstor Kirchner a la presidencia en 2003 abrió un nuevo capítulo, cuando su Gobierno adoptó una postura hostil hacia el FMI y pagó unos 10.000 millones de dólares adeudados al Fondo antes de cortar los vínculos.

Después de 15 años sin programas, Argentina regresó al FMI en 2018 para solicitar un rescate récord. Ese esfuerzo allanó el camino para el programa de 57.000 millones de dólares, que finalmente fracasó y fue reemplazado por el actual.

"La sombra de ese programa fallido permanecerá tanto en la nueva administración como en el FMI, ya que existe una memoria institucional de cómo este programa no ayudó", dijo Stephen Nelson, profesor asociado de Ciencias Políticas en la Universidad Northwestern en Chicago.

TRATAMIENTO PREFERENCIAL

El programa actual podría finalizar antes de su vencimiento en septiembre de 2024, pero Argentina aún necesitará fondos.

"Argentina necesita un gran impulso de liquidez. La presión de los miembros del FMI para endurecer las condiciones se amplificará cuando las negociaciones giren hacia un nuevo acuerdo de préstamo", dijo Nelson, que se especializa en las políticas que dan forma a las condiciones de préstamo del FMI.

Argentina, con escasez de dólares, mantiene un complicado esquema monetario de tipos de cambio múltiples que empeoró después de una reciente devaluación del 18%. Los controles de capital todavía siguen vigentes.

Algunos miembros del directorio ejecutivo del FMI se han quejado en reuniones relacionadas con Argentina de que el país ha recibido un trato preferencial, dijeron tres fuentes cercanas al asunto bajo condición de anonimato.

La falta de "imparcialidad" ha provocado que países como Zambia, Sri Lanka y Ghana enfrenten requisitos estrictos bajo los ajustes de deuda liderados por el FMI.

"¿Cómo puede el peor moroso en serie de la clase de activos de los mercados emergentes seguir recibiendo un trato preferencial en comparación con otras naciones emergentes con problemas macroeconómicos?", dijo Walter Stoeppelwerth, estratega jefe de la firma financiera Gletir SA.

Los economistas han señalado a Egipto y Burundi, que devaluaron sus monedas en más del 40% y más del 30%, respectivamente, como ejemplos de países que han tenido que tomar medicinas amargas bajo los programas del FMI.

Simon Quijano-Evans, economista jefe del administrador de activos Gemcorp Capital, señaló que Argentina tiene más deuda pendiente con el FMI que los 38.000 millones de dólares combinados de las naciones del África subsahariana en un momento en que muchas de estas últimas enfrentan "retrasos en la reestructuración de la deuda debido al proceso marco común del G20".

Sin mencionar a Argentina, Estados Unidos, que tiene el mayor poder de voto en el Fondo, expresó recientemente sus preocupaciones.

"En algunos casos, un país necesitará un programa de seguimiento para resolver sus problemas de balanza de pagos", dijo Jay Shambaugh, subsecretario del Tesoro de Estados Unidos para asuntos internacionales.

"Pero la política del FMI no puede ser renovar programas o aprobar revisiones sólo para evitar atrasos sin implementar reformas políticas sólidas", concluyó.

(Reporte de Jorgelina do Rosario; traducido por Lucila Sigal, editado por Nicolás Misculin)