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Preocupa la bajante del río Paraná por el impacto en los suelos y la producción del campo

El río Paraná nuevamente concentra las miradas de los analistas a partir de que se registra una bajante importante, que pone en alerta a los productores y a los exportadores. La clave es el clima y recuperar el régimen de lluvias, en especial en el sur de Brasil, donde se acumulan los caudales que dan los márgenes para el perfil hidrológico de la cuenca de los ríos Paraguay-Paraná y Uruguay.

Es una tendencia que se observa con variaciones desde la parte final de 2019 pero este año había expectativas de que, tras las lluvias del otoño que trajo el fenómeno El Niño, la situación fuera distinta. Finalmente, eso no está ocurriendo y se encendieron las luces amarillas.

Las noticias que llegan desde el sur de Brasil no son alentadoras. El último informe semanal del Instituto Nacional del Agua (INA), fechado este miércoles 9 de octubre, señala que "las lluvias registradas sobre el Alto Paraná continúan siendo insuficientes para revertir el déficit hídrico".

El documento aclara que "el almacenamiento en las principales presas del sector regulado continúa en leve descenso, con valores operativos inferiores a los normales".

Así, la represa de Itaipú (administrada por Paraguay y Brasil) tiene esta semana un estado "inferior a lo normal", mientras que Yacyretá (Argentina-Paraguay) marca un estado "oscilante" a partir de una descarga del río Paraguay "muy inferior a lo normal", indica el informe del Instituto Nacional del Aguay y la represa de Salto Grande (Argentina-Uruguay) registra un estado "oscilante en descenso".

¿Cierre de exclusas?

"Esto es un problema climático que no lo vas a solucionar con infraestructura y no es culpa de Brasil, que no abre las represas, como se escucha por ahí", asegura Alfredo Sesé, secretario Técnico de la Comisión de Transporte de la Bolsa de Comercio de Rosario, tal vez la entidad que tiene los análisis más específicos y detallados de la infraestructura portuaria sobre el río Paraná.

En el Gran Rosario, en un área de 70 kilómetros sobre el río Paraná que van desde Timbúes al norte de Rosario hasta Arroyo Seco al sur, se levantan 29 terminales portuarias, en lo que también se conoce como Up-River, por donde salen dos tercios de las exportaciones agroindustriales de la Argentina. De allí la importancia que reviste el estado hidrológico del río.

Con oscilaciones de algunos centímetros según la medición diaria, el río hoy tiene una altura promedio de 0,80 metros -NdR: medido en el punto de referencia tomado por los especialistas, no es la profundidad máxima del Paraná- lo que permite que los barcos graneleros salgan con 32 pies de carga, explica Sesé. Pero apunta que lo normal sería que tuviera 2,40 o 2,50 metros y la carga llegara a 34 pies.

"Serían 3600 o 4000 toneladas menos de carga, dependiendo del tipo de buque", destaca el experto. En un barco aceitero la diferencia no es muy notoria, pero "en un buque con maíz o soja el impacto es mayor", señaló.

Consultado sobre lo que eso significa en términos de exportaciones, Alfredo Sesé remarcó que no es que se exporte menos, sino que "algunos buques deben completar la carga en Brasil o ir hasta Bahía Blanca para completarla", lo que supone un sobrecosto.

Otro costo adicional de la bajante, si se quiere en términos cualitativos, es que "hay que ser más precavido en la navegación", destacó Sesé.

Cosecha en riesgo

Estudios del Centro de Investigación de Recursos Naturales (CIRN) del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) sostienen que las lluvias derivadas del efecto El Niño en la campaña 2023/24, que supuso un mejor régimen de lluvias, no logró recomponer las reservas naturales de agua y llenar los embalses, así como reponer los perfiles de los suelos.

De esta manera, algunas producciones que necesitan inundación de campos como por ejemplo los arrozales, clave por ejemplo para la economía de la provincia de Entre Ríos, el principal productor a nivel nacional, están complicadas. 

Algo semejante ocurre con algunas áreas ganaderas en las islas, donde el agua es necesaria para el crecimiento del forraje. Así, existe el riesgo de que falten pasturas para los animales.

Por los puertos de Rosario salen también rumbo al exterior los embarques de trigo que vienen del norte del área agrícola, que involucra el norte de Santa Fe, el norte de Buenos Aires y Córdoba.

El último relevamiento de la Guía Estratégica para el Agro de la Bolsa de Comercio de Rosario destaca que, en la Región Núcleo, "por la falta de agua, se estiman pérdidas de 500.000 toneladas de trigo". Y la sequía "sigue extendiéndose ahora al 80% de la región", señalan Marina Barletta, Florencia Poeta y Cristián Russo, autores del informe. También habrá impacto en los rindes y la producción de maíz y soja, estiman.

Y a esto se suma que, en la zona del Pantanal, en la cuenca alta del río Paraguay "hay una sequía histórica", agrega Alfredo Sesé. Pese a ello, el experto dice ser "medianamente optimista".

Señaló que "estas cosas pasan y el río se va a recuperar". Pese a todo, apunta que el foco de preocupación es lo que ocurra con el régimen de lluvias en el centro de Brasil, en el corazón maicero de ese país nucleado en los estados de Mato Grosso, Mato Grosso do Sul y Goiás.