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Sostenibilidad y transformación del grano: el doble propósito del maíz

A farmer drives a large John Deere combine to harvest a field of corn in Fairmont Minnesota 10-01-20.
Cosecha de maíz - Créditos: @Joseph Kreiss

La música de la cadena del maíz suena cada vez más afinada con los tiempos que corren. La necesidad de aumentar la producción con criterios de sostenibilidad y de incrementar la transformación del grano en proteínas animales, energía o productos industriales dentro del país son la melodía y el ritmo que busca interpretar con mayor precisión el complejo maicero.

Esta podría ser una de las principales conclusiones que dejó el primer Congreso Internacional de Maíz que se realizó esta semana en la capital de la principal provincia productora del cereal en el país al que asistieron unas 3200 personas y disertaron 120 referentes del sector público, privado, empresarial, científico y de la producción.

Un experto habló de los principales mitos sobre el campo y los contrarrestó

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Necesitamos transformar el maíz, la Argentina lo hace apenas en un 25%, el resto lo exporta en grano; Brasil transforma el 50% de su maíz y Estados Unidos, el 80%”, dijo el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, en el acto de apertura del Congreso.

Juan Schiaretti. Gobernador de Córdoba
En el Congreso Internacional del cereal  se realizó en Córdoba
Juan Schiaretti. Gobernador de Córdoba En el Congreso Internacional del cereal se realizó en Córdoba

Coincidió con esa visión el presidente de Maizar, Pedro Vigneau, quien resaltó que esa transformación de proteínas vegetales en animales debía hacerse “lo más cerca posible del lote”, según expresó.

“El maíz es una planta carbono 4, es la que más biomasa produce y que tiene más posibilidades de capturar carbono”, recordó, y enfatizó que la Argentina está dentro de una de las mayores “cuencas fotosintéticas del planeta”, con lo cual el país tiene una oportunidad de generar trabajo en todo el territorio nacional con la expansión del cereal. Y también insistió en incrementar la transformación del cereal en carnes, biocombustibles y bioplásticos, entre otros productos. Vigneau predicó con el ejemplo: como en el reciente congreso de Maizar se volvió a poner un traje confeccionado sobre la base de polímeros de maíz.

Respecto de la inserción territorial de maíz, en el congreso quedó plasmada la importancia que adquirió la Región Centro -Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos- como principal productora del territorio. Solo considerando la provincia mediterránea se puede tomar dimensión de lo que representa la cadena. Según explicó Gonzalo Agusto, economista de la Bolsa de Cereales de Córdoba, la transformación del maíz se traduce en molienda húmeda (golosinas), molienda seca (polenta) que generan 17 fábricas. A su vez, hay 8200 establecimientos de producción de carne, 1,7 millones de cabezas de ganado que consumen maíz y más de 11 granjas porcinas.

Pedro Vigneau, presidente de Maizar, en el Congreso Internacional de Maíz, en Córdoba, con un traje confeccionado con polímeros de maíz
Pedro Vigneau, presidente de Maizar, en el Congreso Internacional de Maíz, en Córdoba, con un traje confeccionado con polímeros de maíz

Pero la gran estrella de los últimos años fue el etanol de maíz; Córdoba es responsable del 73% de la producción nacional de este tipo de biocombustible renovable con 1,5 millones de toneladas anual.

Esta cifra podría ser mucho más alta si las políticas energéticas que llevó adelante el Gobierno fueran diferentes. Al respecto, Fabián López, ministro de Servicios Públicos de Córdoba, recordó que un tercio del rojo de 465.000 millones de pesos que tiene Cammesa, la empresa que administra el mercado mayorista eléctrico, se explica por la importación de gasoil. “Podría reemplazarse con biocombustible”, apuntó.

Un espejo

Un ejemplo de país que logró crecer con políticas de largo plazo es Brasil, que pasó en tres décadas de ser importador a ser uno de los principales productores y exportadores de maíz del mundo. “La balanza comercial de Brasil depende del agro; el que asume en el gobierno no desconoce esa realidad”, señaló Bernhard Kiep, de Abramilho, una entidad de la cadena del cereal.

Bernhard Kiep, de Abramilho, destacó el crecimiento que tuvo Brasil con el maíz. En el Congreso Internacional del cereal que se realizó en Córdoba se puso de relieve el desafío que enfrenta hoy
el cultivo frente a las demandas ambientales y las oportunidades de desarrollo que presenta para el mediano plazo
Bernhard Kiep, de Abramilho, destacó el crecimiento que tuvo Brasil con el maíz. En el Congreso Internacional del cereal que se realizó en Córdoba se puso de relieve el desafío que enfrenta hoy el cultivo frente a las demandas ambientales y las oportunidades de desarrollo que presenta para el mediano plazo

El experto dijo que Brasil tiene un potencial de expansión de la frontera agrícola sobre 76 millones de hectáreas que hoy son pasturas degradadas. Y destacó que el 66,5% del territorio brasileño es zona de conservación.

Competitividad

En la Argentina, buena parte del incremento de competitividad del maíz se logró por la influencia de la tecnología, tanto en la mejora genética de los híbridos como en las estrategias de manejo agronómico como fechas y densidades de siembra, fertilización y el freno a plagas y enfermedades. En ese camino, las empresas de semillas enfrentan nuevos desafíos. “Es importante el aporte a la huella de carbono que hace el maíz como cultivo en la rotación”, destacó Juan Pablo Astini, líder de Agronomía del Cono Sur de Corteva. Y añadió que la búsqueda de la eficiencia en el cultivo hoy está en el uso del agua y fertilizantes como el nitrógeno, entre otros recursos.

Por su parte, para Daniel Aguzín, líder Comercial de Bayer Crop Science para Argentina y Uruguay, el maíz tiene un doble desafío, “el de producir más y ayudar a combatir el cambio climático, con un sistema agronómico sustentable”. Consideró que la agricultura digital va a contribuir a acelerar ese proceso.

Por su parte, Matías Cardascia, director de Ventas de semillas de Syngenta, expresó que “luego de la siembra directa, la gran revolución de la agricultura viene dada por el uso eficiente de insumos”, y se entusiasmó: “Ahí tenemos un valor espectacular”. En ese proceso, opinó que las empresas quieren ser facilitadoras de ese cambio. “Tenemos mucho para dar ahí y no solo en ambientar un lote, sino en armar modelos robustos de recomendación de densidad [de siembra] y uso de nitrógeno”, dijo, a modo de ejemplo.

Huella de carbono

La cadena del maíz ya puede exhibir experiencias en las que la medición de la huella de carbono y la adopción de medidas para reducirla permiten ingresar en los mercados externos. Al respecto, Alejo Dantur, de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), explicó cómo llevaron adelante un programa de bioetanol sustentable para su planta de Villa María, en Córdoba, que tiene una capacidad de producción de 800 metros cúbicos del biocombustible. Al medir la huella de carbono de todo el ciclo productivo y certificarla con la norma europea ICCS determinaron que podían bajar las emisiones de carbono para acceder al mercado de etanol de la Unión Europea. Cuando redujeron la huella en diferentes puntos críticos, explicó Dantur, pusieron en marcha un programa de biomasa plus por el que pagaron USS$3,5 extra por tonelada a los productores.

Teresa Cañete
Consultora
Teresa Cañete Consultora

Otra alternativa que tiene un potencial de desarrollo para la cadena maicera es el mercado voluntario de bonos de carbono. Según explicó Teresa Cañete, consultora de la firma Carbono Neutral, a nivel global hay 170 proyectos de captura de carbono que reciben inversiones.

“Este mercado tuvo un crecimiento exponencial desde que comenzó en 2017″, explicó y dijo que se proyecta que para 2030 el valor de los bonos por el equivalente de tonelada emitida se dupliquen respecto del valor actual.

Señaló que, por el momento, la mayoría de los créditos se dirigen a la conservación de áreas de bosques, pero que ya hay proyectos presentados en producción agropecuaria que demuestre que puede capturar carbono de la atmósfera.

Bioinsumos

Una de las tecnologías que está irrumpiendo con fuerza es la de los productos biológicos. Al respecto, Mariano Lattari, del Senasa, destacó que el maíz es fuente de bioinsumos. “Los subproductos de la industria se utilizan en otras, como la alimentaria, de bioplásticos y más”, sostuvo y añadió: “Es el mejor embajador de la bioeconomía”.

Además, explicó que las regulaciones sobre los bioinsumos apuntan a que se respeten los principios de inocuidad, calidad y eficacia en su aplicación. “Hay tres actores que están trabajando juntos en este proceso: el científico-tecnológico, la estructura productiva y el Estado”, señaló. “Los bioinsumos significan un cambio de paradigma ambiental y social”, destacó. Para que tengan éxito, sostuvo, deben utilizarse en forma complementaria con los productos de la química sintética y los desarrollos de la genética.

Por su parte, Ricardo Yapur, CEO de Rizobacter, dijo que el mercado de bioinsumos está en plena expansión, aunque representa entre el 8 y 10% del total de fitosanitarios.

En tanto, para Rodrigo Ramírez, gerente general de UPL, “la sostenibilidad está de moda; la primera pata que hay que tener es la de la rentabilidad, porque sin renta, no hay sustentabilidad”. Y concluyó: “Ya no podemos pensar en soluciones globales para problemas locales, sino al revés”.