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Coloquio de IDEA: faltazos de último momento encendieron la bronca en una cumbre empresaria

La primera jornada del coloquio de IDEA en Mar del Plata
La primera jornada del coloquio de IDEA en Mar del Plata - Créditos: @Mauro V. Rizzi

MAR DEL PLATA.- Cierta desazón era palpable en los tumultuosos pasillos del Sheraton. Entre los organizadores del 58° Coloquio de Idea contaban que algunos hombres de la política decidieron no asistir a último momento. El gobernador chaqueño y hombre cercano a Cristina Kirchner, Jorge Capitanich, era uno. Estaba confirmado y se bajó. Se mencionaron otros. Eso generó una sensación de vacío oficial, pese a que el massismo mandó a José Ignacio de Mendiguren y Sergio Massa haría acto de presencia en video. Alberto Fernández, claro, dudaba.

Uno de los pocos que lo dijo en voz alta fue Claudio Belocopitt. “Me hubiera gustado que estuvieran otros ministros”, se lamentó el dueño de Swiss Medical. El ruido generado en los pasillos por los crujidos todavía presentes en el Frente de Todos y la radicalización política contrastaba con la visión institucional de Idea de combatir la grieta y pedir consensos.

Esos consensos son los sueños de los petroleros. “Ha habido una política de Estado en el desarrollo de Vaca Muerta”, confió en el escenario Marcos Bulgheroni, presidente de PAE. Es el afán del Grupo Techint, que probablemente vive su mejor momento con la actual gestión. No con la de Alberto Fernández, sino la que ejecuta La Cámpora. En los pasillos del Sheraton todos se encargaron de ensalzar al joven Agustín Gerez, presidente de IEASA y hombre de Cristina Kirchner. Es quien destraba los obstáculos oficiales que sufren otras empresas para que el gasoducto Néstor Kirchner (NK) vea la luz el 20 de junio de 2023. “Será un ahorro de divisas de US$2900 millones”, prometen en el grupo. Eso cuenta no suma todavía a la compresión el gas. Si ese proyecto sale bien, creen en la empresa, podría ser el primero de muchos más.

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“La política energética tiene que ser una política de Estado”, afirmó Bulgheroni en su panel para que no quedaran dudas y mencionó los ya conocidos cuellos de botella que el NK viene a apaciguar en medio de un viento de frente, con una economía global en recesión, un conflicto armado que empuja el precio de la energía y la sequía de La Niña.

Sin dólares y “en terapia”

El ahorro de dólares tiene una contracara o varias. Para los industriales, el nacimiento del dólar Qatar, por caso, es necesario para “priorizar” las divisas para la producción en medio de la emergencia que viven las reservas. Para el empresariado, en general, es una medida coyuntural que sigue alimentando la incertidumbre. Para la oposición presente en Mar del Plata, es parte de un plan del cristinismo: patear el problema y que el costo de las medidas de fondo las pague el que sigue. En Juntos por el Cambio están seguro de que serán ellos. Todos sí coinciden en que los tipos de cambio diferenciales son nada más que parches en un escenario que seguirá sumando cepos.

“Son medidas coyunturales”, aseguró sobre el dólar Qatar un importante CEO de una empresa muy preocupado porque su nombre no se conociera. Luego agregó que “la devaluación, por sí sola, no soluciona el problema”. Es la forma de decir que lo que se requiere es un plan de estabilización; un plan de fondo que los empresarios todavía no ven claro en el horizonte y que muchos creen que no que no llegará a ver la luz durante el tiempo que le queda al Gobierno.

“Son todos parches”, cuestionó Dante Sica en los pasillos del Sheraton mientras disfrutaba del cocktail del primer día del encuentro empresario. El ex ministro de Producción trabaja con Patricia Bullrich hace tiempo. “Todo para no devaluar y dejarnos el quilombo a los que vienen”, dijo el economista. Por las dudas aclaró: “Que somos nosotros”.

Con Sica, Luciano Laspina y el tributarista César Litvin Bullrich están trabajando en una plataforma económica. El especialista en impuestos, sentado en una de las mesas principales del evento, contó que buscan recrear el consenso fiscal 2017, con baja de impuestos distorsivos (ingresos brutos), una alícuota de 25% para ganancias corporativas y el pedido a intendentes de tasas municipales que sean acordes a la contraprestación brindada a los ciudadanos. Es lo contrario al consenso fiscal promulgado la semana pasada por el Gobierno. Grieta impositiva.

“Massa está haciendo lo que tiene que hacer. Hay cosas que no se pueden hacer a un año de las elecciones. ¿Alcanza? De ninguna manera. Pero hay que evitar un daño mayor. Hay que llegar a la elección, y entonces el nuevo gobierno vendrá a plantearle a la sociedad las medidas de fondo que la Argentina necesita”, dijo Belocopitt, que coincidió con la versión de Sica. Hay que llegar. Para que no quedaran dudas, el empresario dijo que el país está en “terapia intensiva”.

Camino a la estanflación

Mientras la estanflación asoma en el horizonte, los industriales temen por el Día de la Lealtad. En esa fecha icónica para el peronismo, la nueva SIRA (permiso de importación) verá la luz en reemplazo de la SIMI. “Hay mucha expectativa y una incertidumbre muy grande”, afirmó Carolina Castro, voz de referencia en la UIA. “Esperemos que el nuevo sistema venga a ordenar, como prometieron, y que no sea demasiado burocrático”, dijo la autopartista. La industria teme que sea un nuevo apagón importador. A su lado, un importante empresario le soplaba: “Hoy no entra una SIMI”.

La recesión en el segundo semestre parece inevitable. Lo dice por lo bajo el Ministerio de Economía, tanto por esos faltantes como también por la inflación, que sigue muy alta. “Va a ser muy difícil desindexar esto”, dijo Miguel Blanco, hombre del Foro de Convergencia, que se atrevió a revivir a Juan Vital Sourrouille. Claro que 1985 está de moda, en el cine, pero parece que también en la economía. Para Blanco, algo como el desagio del Plan Austral será necesario.

El FMI alerta por la inflación y Massa apura el ajuste, todavía sin medidas de fondo muy claras. “Ordenando”, dicen cerca del ministro, que promete otra secuencia de su plan para 2023. Habrá que ver si logra sortear la crispación que detonó el Frente de Todos con Martín Guzmán al mando de la economía. “Con Feletti y con Paula [Español] era difícil negociar porque creían en Precios Cuidados. Hang, Pollera y Tombolini no lo sienten”, contó un hombre del consumo. Es la simulación para responder a los reclamos públicos de La Jefa, que por Twitter pide intervenir las empresas de alimentos y que, cuentan por Mar del Plata, algún que otro aumento a una marca global logró cercenarle. Sólo por ahora.