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El calvario de los agentes negros cuando tienen que vender una casa

Pamela Chambers, una agente inmobiliaria, le muestra una casa a Charmer Gant III en Vail, Arizona, el 3 de enero de 2023. (Cassidy Araiza/The New York Times).
Pamela Chambers, una agente inmobiliaria, le muestra una casa a Charmer Gant III en Vail, Arizona, el 3 de enero de 2023. (Cassidy Araiza/The New York Times).

Tye Williams siente el calor. La temperatura es de 35 grados Celsius y el sol de Carolina del Norte golpea como un tambor. Lleva traje y corbata y piensa en las tareas que tiene por delante. Cuando llegue a la casa que va a mostrar, ¿despertará sospechas porque le cuesta abrir la caja fuerte? ¿Los vecinos llamarán a la policía cuando lo vean dar vueltas alrededor de la propiedad y asomarse en los espacios por debajo del suelo? ¿O lo protegerá su vestimenta —demasiado abrigadora— extremadamente profesional? Como agente inmobiliario negro, “siempre me aseguro de tener mi licencia a la mano”, comentó.

Los agentes negros afirman que este tipo de pensamientos les pasan a menudo por la cabeza cuando muestran casas a sus clientes.

A pesar de pioneros como Philip A. Payton Jr., cuya empresa Afro-American Realty transformó el vecindario neoyorquino de Harlem en un centro internacional de la cultura negra a principios del siglo XX, una historia de racismo en la industria inmobiliaria ha excluido a las personas negras y las ha disuadido de convertirse en agentes. Aunque la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios permitió que la gente negra se uniera y tuviera acceso a sus beneficios en 1961, año en que la organización le puso un fin oficial a la exclusión de los agentes negros, el grupo cabildeó en contra de la Ley de Vivienda Justa de 1968, la cual buscaba erradicar la discriminación en la vivienda.

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En la actualidad, alrededor del 6 por ciento de los agentes y los corredores inmobiliarios en Estados Unidos son negros, aunque el 14 por ciento de los estadounidenses son de color. Los agentes inmobiliarios blancos ganan casi tres veces más que sus colegas negros, según la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios. Para triunfar en la industria, los agentes negros aseguran que deben tomar precauciones y hacer concesiones, como cambiarse el nombre u omitir sus fotos en los materiales promocionales para ocultar su identidad racial.

Discriminación

La discriminación a la que se enfrentan puede poner en peligro sus vidas: en agosto de 2021, oficiales de la policía de Míchigan esposaron y le apuntaron con armas de fuego a Eric Brown, un agente inmobiliario negro, y a sus clientes negros mientras les enseñaba una casa.

Lydia Pope, de 53 años, presidenta de la Asociación Nacional de Corredores Inmobiliarios, una organización fundada en 1947 como alternativa para los agentes y corredores negros excluidos de la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios, recordó cuando en 2017 estaba en una propiedad muestra en un vecindario de mayoría blanca. “Las patrullas empezaron a rodear toda la zona”, mencionó Pope, quien vive en Cleveland.

Cuando le preguntó a la policía qué estaba pasando, le respondieron que alguien había denunciado un allanamiento de morada. “Les enseñé la computadora, la información en mi teléfono. Les mostré la orden de trabajo que tenía. Les mostré mi tarjeta de presentación, mi licencia, todo, y comprobaron mis placas”, relató Pope.

La agente inmobiliaria Barbara Lowery, a la derecha, le muestra una propiedad a Dom Kelly en Indianápolis, el 2 de enero de 2023. (Luke Sharrett/The New York Times).
La agente inmobiliaria Barbara Lowery, a la derecha, le muestra una propiedad a Dom Kelly en Indianápolis, el 2 de enero de 2023. (Luke Sharrett/The New York Times).

Por suerte, la situación se resolvió de manera pacífica, pero aun así fue tan molesta que Pope se negó a volver a la propiedad. “Dejé de promoverla”.

‘Yo no debería estar aquí’

En 2018, Chastin J. Miles, de 33 años, un agente e inversionista inmobiliario negro en Dallas, estaba emocionado de celebrar su primera exhibición de una casa de gama superalta (de unos 3 millones de dólares). Era una residencia estilo colonial de 550 metros cuadrados, con cuatro dormitorios, cinco baños, tres salas de estar y una piscina; una propiedad ubicada en un terreno inmenso en la esquina de una de las calles de mayor precio por metro cuadrado en Dallas. Su emoción desapareció de manera abrupta cuando los posibles compradores, una pareja blanca mayor, entraron y salieron de inmediato después de verlo. “Ella abrió la puerta y, no te miento, se detuvo en el marco y me dijo: ‘Ah, no es la persona que estábamos esperando’. Y ella y su marido se dieron la vuelta y se marcharon”, narró. “No esperaban que yo estuviera en esa casa, en esa calle, en ese código postal”.

Algunos agentes negros comentan que se han acostumbrado a la intolerancia, en especial de parte de la gente blanca de la tercera edad.

Darryl Dibbs, de 33 años, un agente negro de Detroit, dijo que muchos clientes potenciales crecieron en épocas en las que había segregación y leyes como la prohibición del matrimonio interracial, “así que no estoy convencido de que un hombre blanco de 60 años confíe por completo en mí para vender su casa cuando en sus tiempos yo ni siquiera podía comprar una”.

Después de la experiencia con la pareja mayor de Dallas, Miles llegó a una conclusión: “Yo no debería estar aquí”.

El racismo puede amenazar la antigua tradición del letrero en el jardín. Cuando una pareja blanca le encargó a Fee Gentry, una asesora inmobiliaria negra de 54 años en Austin, Texas, que pusiera en venta su casa, le pidió que pusiera un letrero en el jardín que no incluyera una foto de ella.

Williams, de 36 años, el agente bien vestido de Raleigh, Carolina del Norte, decidió adoptar una táctica distinta de ambigüedad racial inicial para evitar más prejuicios: Tye Williams es en realidad Tyrone Williams. Durante muchos años, le han llamado Tye y meditó detenidamente el impacto de usar Tye y no Tyrone cuando empezó a trabajar en el sector inmobiliario en 2020. “Poner ‘Tyrone’ en un letrero me podría poner en una posición en la que la gente piense: ‘Ah, ese es un Tyrone’”, explicó. Aunque está orgulloso del nombre, sabe que está estigmatizado. “Por desgracia, habrá alguien que vea este nombre y se dé la media vuelta”. (Hay estudios que demuestran que los empleadores discriminan a los candidatos con nombres asociados con la gente negra).

¿Las agencias comparten la culpa?

Según una encuesta realizada entre los miembros de la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios, la mediana de las ventas residenciales de los agentes inmobiliarios blancos fue de 356.000 dólares, mientras que la mediana de las de los agentes negros fue de 246.000 dólares. El volumen medio de ventas para los agentes inmobiliarios blancos fue de 1.998.000 dólares, mientras que el de los agentes negros fue de 474.500 dólares.

La discriminación se traduce en una cartera de clientes potenciales más pequeña y comisiones más bajas por propiedades de menor precio de venta, ya que las casas de dueños negros se deprecian un 23 por ciento en comparación con las casas de propietarios blancos.

Sin embargo, el contexto de un agente y su clientela no son las únicas razones por las que los agentes negros suelen ganar menos que sus colegas blancos, según agentes negros.

Para los agentes negros, las agencias también son culpables de la brecha de ingresos.

Cuando apenas comenzó a trabajar como agente inmobiliaria hace casi 20 años, a Gentry le ofrecían el 20 por ciento de la comisión del 3 por ciento que le correspondía como la agente de un comprador. Y en 2016, en la primera agencia donde trabajó Dibbs, una mujer blanca de la que se hizo amigo, quien empezó al mismo tiempo que él, le contó que estaba recibiendo un reparto de comisiones significativamente mejor que el suyo. Dibbs se cambió de agencia.

Los agentes negros también comentan que los agentes de ventas que no son negros a menudo no responden a sus llamadas y les exigen a sus clientes negros que pasen por un calvario, como entregar pruebas de fondos o identificaciones, antes de poder ver las propiedades.

En 2020, la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios se disculpó por su complicidad pasada en las prácticas racistas relacionadas con la vivienda y está implementando su Iniciativa ACT para garantizar que las personas que hayan actuado mal en la industria rindan cuentas. Sin embargo, a muchos agentes negros les gustaría que se tomaran más medidas y el alcance de la ACT no será suficiente si el racismo contra la gente negra sigue siendo rampante en la sociedad.

Pamela Chambers, una agente negra de 53 años en Tucson, Arizona, quien se asegura de llevar la credencial de su empresa en vecindarios hostiles, recordó cómo unos agentes blancos se burlaron de una lección en una clase obligatoria de vivienda justa que ella ha tomado cada dos años desde que obtuvo su licencia en Arizona en 2017.

Comentó que había perdido la fe en la eficacia del curso. Los agentes “solo lo toman porque deben hacerlo para conservar su licencia”, dijo Chambers. Para evitar los comentarios de sus compañeros que dudan que siga existiendo la discriminación contra la gente negra en la vivienda, ahora planea tomar estas clases en línea.

‘Ellos se lo pierden’

Sin embargo, a Chambers le encanta el sector inmobiliario y cree que es una carrera increíble: no necesitas un título universitario, tienes un potencial de ingresos ilimitado, estás preparado para incursionar en la inversión inmobiliaria y puedes ser parte de uno de los días más felices en la vida de las personas.

Ha animado a otras personas negras a entrar en el negocio y ha puesto en marcha un programa de mentoría para aumentar la diversidad en la agencia en la que trabaja, la cual hasta hace poco solo tenía dos agentes negros, Chambers y su exmarido, de un total de unos 500 agentes.

A Barbara Lowery, de 50 años y radicada en Indianápolis, le costó décadas de soñar con ser agente para dar el salto. “Solo conocía lo que veía”, comentó en relación con sus dudas a sus veintitantos años. “Me preguntaba si encajaría”, debido a la imagen que tenía de los agentes inmobiliarios, es decir, hombres blancos con trajes de negocios. “Tenía algo de miedo: ¿me aceptarán?”.

La respuesta, por desgracia, suele ser no.

En su primera muestra, en la primavera de 2021, alguien llamó a la policía. Sin embargo, Lowery afirmó que no se rendirá tan fácil.

“Vuelvo a casa, me desahogo y sigo adelante”, comentó. “Así soy como agente inmobiliaria. Y si no les gusto, si me menosprecian por lo que soy, una mujer negra, ellos deberían sentir vergüenza. Ellos se lo pierden”.

© 2023 The New York Times Company

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