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El dólar y las reservas desvelan a Massa y a los argentinos

El ministro insiste en que cumplirá con la meta fiscal del FMI, tanto este año como en 2023
El ministro insiste en que cumplirá con la meta fiscal del FMI, tanto este año como en 2023

El ministro de Economía, Sergio Massa, se siente cómodo con los resultados de su primer mes de gestión. A simple vista, logró morigerar el pesimismo de un mercado que, por momentos, en julio pasado llegó a vislumbrarse muy cerca del abismo. Es comprensible, pues, que el kirchnerismo haga silencio ante sus anuncios de austeridad fiscal, que acepte que se le den beneficios cambiarios a un enemigo histórico del relato, como lo es el campo, o que incluso haga la vista gorda ante la cuasi sumisión del Ministro ante el Consenso de Washington. Y es que, si bien el ajuste comenzó, todavía no empezó a sentirse a fondo en la calle.

La gran duda de Massa y su equipo es si el respaldo tácito de la pata más fuerte de la coalición se mantendrá una vez que el impacto del ajuste se haga más visible. La tregua, anticipan, está garantizada hasta noviembre.

“Doña Rosa no se asusta por el exceso de pesos en la calle, sí se preocupa y entiende perfecto qué pasa cuando no hay reservas”, dicen cerca del ministro Sergio Massa. La prioridad sigue siendo para el Gobierno el mercado cambiario.

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Satisfechos por la evolución de las liquidaciones del dólar soja, ahora en la mesa chica de Economía –donde pesa cada vez más la figura de Marco Lavagna como coordinador– se debaten cómo seguir. Saben que los US$5000 millones que podrían terminar ingresando por la soja tienen una vida útil limitada. Lo mismo que la paz cambiaria: sólo ayer los dólares libres subieron casi 4%. El productor de soja se tentó a vender con el dólar a $200, pero inmediatamente buscó cómo desprenderse de los pesos que cobró.

Pese a la suba de tasas por parte del Banco Central (BCRA), el dólar no pierde atractivo.

Es inminente por ello una medida para frenar el drenaje de divisas por turismo. Se estima que en agosto se fueron por esta vía unos US$800 millones (contra US$1350 millones que todavía demandó la energía). La idea es hacerlo cuanto antes para evitar que esta cifra se multiplique a medida que se acerque el Mundial de Qatar y que las familias contraten sus vacaciones de verano. Se está evaluando cuál de las opciones tiene el menor costo político y fiscal. Se sabe que será un anuncio antipático.

Por el lado de la oferta, avanzan las negociaciones con los bancos Citi y Goldman Sachs por el repo –préstamo contra garantía de bonos soberanos– por US$ 2000 millones. Se acordó en principio que el préstamo tendrá dos años de plazo, todavía falta definir otras cuestiones no menores. Massa, por su parte, reafirmó ante sus interlocutores en Washington que habrá distintos beneficios para el sector de la energía, la economía del conocimiento, y la minería. En los Estados Unidos hicieron hincapié en la importancia del desarrollo del negocio del litio, estratégico para la transición energética del mundo desarrollado, que en el marco de la invasión rusa en Ucrania busca reemplazar con mayor velocidad el uso de los combustibles fósiles. Empresas nacionales, como Techint, no se quieren quedar afuera, y también otean el negocio. Dentro del equipo económico, entretanto, cobra cada vez más atractivo la idea de un desdoblamiento del tipo de cambio. Pero, una vez más, el exceso de pesos que todavía hay en el mercado dilata su aplicación. “Es una incógnita a dónde puede llegar a irse el dólar financiero con todos estos pesos”, insisten. Es un debate que no está zanjado.

La evidencia de que sobran pesos es mucha. Eso explica que las cadenas de pagos entre empresas se estén acortando, que las ventas en los shoppings se mantengan aún firmes, y que los supermercados estén registrando en las últimas semanas un crecimiento del consumo del 4%, promedio, pese a que reconocen mensualmente aumentos de precios promedio en línea con la devaluación del tipo de cambio oficial.

Un informe del BBVA señala que el consumo total con tarjetas cayó en agosto pasado 2,9% en términos reales con respecto a igual mes de 2021, pero en gran medida afectado por una abrupta caída de las compras en plataformas virtuales, que todavía el año pasado gozaban de un momentum gracias a la pandemia. Marcas internacionales como Zara o Nike tienen otros dilemas: les falta producto para abastecer la demanda.

El fenómeno es trasversal, no sólo es una muestra entre las segmentos socioeconómicos más pudientes. Entre los intendentes del Conurbano reconocen, por caso, que todavía no están viendo ajustes en sus recaudaciones. Este fue uno de los comentarios más escuchados el miércoles en la cena que organizó la Red de Innovación Local (RIL) en La Rural, y en la que participaron más de 200 intendentes de todo el país. La gente está modificando sus patrones de consumo, pero todavía tiene pesos en el bolsillo.

Entre los colaboradores de Massa el fenómeno no deja de sorprender. Si bien contaban con el gran excedente de pesos en circulación, esperaban a esta altura una mayor contracción de la economía. En los últimos dos meses, el BCRA ya subió la tasa de interés de referencia en 19,5 puntos porcentuales y podría tener que seguir subiéndola. Según un relevamiento de McKinsey & Company, ningún otro banco central del mundo prendió la aspiradora de pesos con tal agresividad. Chile y Brasil, los que le siguen en el ranking, incrementaron su tasas en 5 y 4 puntos porcentuales, respectivamente.

Éxitos en DC

Massa, por su parte, insiste hacia adentro que cumplirá con la meta fiscal del FMI, tanto este año como para 2023. En resumen: habrá todavía un ajuste mayor en los próximos meses. La economía se va a frenar.

Hábil comunicador, con este discurso el ministro de Economía logró sortear con éxito las dudas de Washington. “Ayudó que se mostrara como accionista, no sólo como gerente –ilustró una fuente–. Massa dejó en claro que como miembro fundador del Frente de Todos tiene mucho por perder”. Y hubo además gestos; el tigrense siguió ocupando espacios de poder: designó a Marcelo Barg, hasta ahora en el Banco Mundial, como director alterno en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Si bien se mantiene Guillermo Francos como director titular, Massa sumó un nuevo interlocutor en uno de los organismos que hasta hace no mucho había sido de los más críticos con la gestión de Alberto Fernández. No sería la última movida que tiene en mente el ministro de Economía. Ambición le sobra.

Entre copas de espumante, amenizadas con sus cigarros favoritos, Café Creme, Massa sorprendió a más de uno. “Hubo buena recepción –reconoció un ejecutivo argentino, con años en la capital norteamericana–. Eso sí, todo el foco estuvo en el trabajo hormiga para administrar restricciones y conseguir dólares. Pero no queda claro cómo se llega a la consistencia macro bajo este esquema ni si aguanta hasta la elección”, sentenció.

La lectura es compartida por el mercado y por los burócratas del FMI, que así y todo avanzarían con la aprobación de la segunda revisión del programa. Paso imprescindible para que puedan reiniciarse las conversaciones con el Club de Paris, que tiene previsto reunirse el martes y miércoles de la semana que viene para tratar, entre otros temas, el caso argentino. Massa espera luego poder viajar a la capital de Francia para la primera semana de octubre. Las exigencias de los países que conforman el Club para renegociar la deuda de US$2000 millones pendiente siguen siendo las mismas que las que manifestaban durante la gestión de Guzmán: que la Argentina cumpla con el monitoreo del FMI y que haya un tratamiento equitativo hacia todos los acreedores del país (una exigencia sobre todo de Japón, que no quiere ver en China un acreedor privilegiado).

Mientras tanto, en las antípodas de las burbujas y los cigarrillos de especialidad que ofrece DC, el Instituto Patria se encarga de escupirle el asado al súper Ministro, organizando seminarios a favor de un alineamiento con China, reclamando un ingreso universal y para peor, exigiendo una reforma de los organismos multilaterales que hoy mantienen aflote al país.

Audaces (o visionarios), algunos hombres de negocios como Eduardo Elsztain empiezan a dar señales de que, más allá de todo, la Argentina recuperará algo de brillo. Lanzará en los próximos días la venta de inmuebles contra bonos soberanos. La idea es tomarlos entre un 10 y 30% por encima de su valor de mercado. ¿Sabrá algo que Wall Street todavía no sabe?