El Milagro Mexicano que no fue: la caída de la bonanza que asombró al mundo
El Milagro Mexicano fue un período de crecimiento sostenido en el siglo XX que transformó la sociedad y la economía de México
La historia económica de México ha sido turbulenta. Sin embargo, hubo un período de vertiginoso optimismo, marcado por un crecimiento económico sostenido que se conoció como “el Milagro Mexicano”.
Los historiadores no han logrado ponerse de acuerdo sobre la fecha exacta del inicio de este importante período socioeconómico que transformó a México.
Unos indican que comenzó en 1940, otros dicen que arrancó en 1948 y algunos en 1958. En lo que sí coinciden es que uno de sus objetivos fue impulsar la industrialización para promover la producción nacional, estimular el consumo interno y frenar las importaciones.
Los que se inclinan por señalar que el el Milagro Mexicano comenzó en 1940 alegan que el país se vio en la necesidad de implementar un modelo económico que permitiera reducir la dependencia de las importaciones, que habían menguado de manera significativa porque los grandes productores mundiales invertían sus recursos en asegurar el triunfo de las tropas que se enfrentaban durante la Segunda Guerra Mundial.
La idea inicial era producir en México los productos europeos y estadounidenses que no llegaban al país por culpa del conflicto bélico. Luego, la avidez de los consumidores internacionales agobiados por la escasez permitió la rápida aceptación de productos mexicanos en el extranjero.
La declaración del Estado de Guerra en 1942, luego de que submarinos alemanes hundieron dos barcos petroleros mexicanos en el Golfo de México, facilitó la colocación de materias primas y productos manufacturados a los aliados.
El crecimiento promedio anual del PIB entre 1947 y 1952 fue de 5,7%, lo que colocó a la economía mexicana entre las grandes potencias de la época y asombró a la comunidad económica internacional.
Importar menos y producir más
Durante el Milagro Mexicano se adoptaron dos modelos económicos. El primero se basó en la sustitución de importaciones y abarcó los sexenios de Manuel Ávila Camacho, Miguel Alemán y Adolfo Ruiz Cortines.
Manuel Ávila Camacho, quien gobernó entre 1940 y 1946, fue uno de los primeros en dar un espaldarazo a la industria mexicana, que en ese momento se centraba en la producción textilera, de alimentos procesados y de materiales para la construcción. También fue el creador del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para garantizar el acceso integral de los trabajadores a los beneficios del desarrollo económico.
Miguel Alemán Valdés, que gobernó entre 1946 y 1952, profundizó las políticas de industrialización y construcción de infraestructura, dejando importantes obras como la Ciudad Universitaria, el Auditorio Nacional, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y la modernización de los Ferrocarriles Nacionales de México.
Los aportes del presidente Adolfo Ruiz Cortines, entre 1952 y 1958, no se limitaron al área económica. Solicitó una reforma constitucional para permitir la igualdad de derechos políticos entre los hombres y las mujeres mexicanas. El triunfo de esa propuesta permitió el derecho al voto de las mujeres en México.
En el plano económico, se hicieron fuertes inversiones para la construcción de carreteras, vías ferroviarias, escuelas, se concedieron estímulos a la pequeña y mediana empresa, y decretó la devaluación del peso mexicano, cuya paridad pasó de 8,65 a 12,50. Aunque fue una devaluación severa, algunos economistas señalan que la medida aseguró la estabilidad del peso durante 22 años.
Protecciones y alianzas
El segundo modelo económico adoptado fue el llamado desarrollo estabilizador aplicado en los gobiernos de Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz. Este modelo se caracterizó por un crecimiento sostenido con muy poca inflación, se reforzó el proteccionismo y una economía mixta basada en la alianza entre el gobierno y la industria privada.
Durante el gobierno de Adolfo López Mateos, entre 1958 y 1964, fueron creados el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores al Servicio del Estado (ISSSTE) y el Instituto Nacional de Protección a la Infancia (INPI) para dar respuesta a las demandas de la población. También se fundó la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito, y se construyó el Museo Nacional de Antropología.
López Mateos autorizó la adquisición de la mayoría accionaria de las empresas generadoras de energía eléctrica por parte del estado mexicano. La industria creció un 51,9% por las cuantiosas inversiones en los sectores automotriz, petroquímico, mecánico y de papel.
El presidente Gustavo Díaz Ordaz fomentó el desarrollo económico de México desde 1964 hasta 1970 con la puesta en marcha de planes agrarios y de industrialización e irrigación rural. Propuso la construcción de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas y se enfocó en ampliar y mejorar la infraestructura hidráulica con la construcción de 107 presas. Durante su gestión también se organizaron y celebraron los Juegos Olímpicos de 1968.
Pero su obra fue opacada por la represión política y social. Uno de los hechos más sangrientos fue la matanza de la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, en la que el ejército y la policía arremetieron con violencia contra una manifestación del movimiento estudiantil.
Declive de la bonanza
Tras tres décadas de expansión, el modelo se agotó durante la gestión del presidente Luis Echeverría, que gobernó entre 1970 y 1976. El mandatario tuvo aciertos como la creación de instituciones como el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), el Instituto del Fondo Nacional para el Consumo de los Trabajadores (Fonacot), la Universidad Autónoma de Metropolitana (UAM), el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y el Consejo Nacional de Población (Conapo).
Pero al concluir su sexenio, México atravesaba “una grave crisis económica caracterizada por una espiral inflacionaria, un estancamiento en el crecimiento del producto, una deuda exterior voluminosa y creciente, una contracción de la inversión privada, un sector financiero en condiciones críticas, una moneda devaluada y con tipo de cambio inestable y una 'pérdida de confianza' de amplios sectores de la población en la capacidad del Estado para conducir al país por vías económicas y políticas seguras”, dijo el economista Ricardo Peña-Alfaro en un análisis publicado en 1979.
El fin de la bonanza no puede ser desligada de la llamada recesión mundial de la década de 1970, en la que buena parte del mundo occidental atravesó un largo período de estancamiento alimentado por el aumento de los precios del petróleo, contracción del crecimiento económico, auge del desempleo e inflación.
Aunque el legado positivo del “Milagro Mexicano” es innegable, sus críticos aseguran que durante esos años México se volvió económicamente dependiente de Estados Unidos, se descuidó el sector agrícola y se exacerbó la éxodo del campo a las ciudades, lo que generó subempleo, desempleo y mayores desigualdades para las clases desfavorecidas.
Fuentes: Tiempo, El Universal, Banxico, Gob.mx, Economia.com.mx, cndh.org.mx, Península, Nexos.com.mx, Historia Económica Mundial 1950-1990
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