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¿Es necesario que los directores empresariales se pronuncien sobre la guerra en Medio Oriente?

David Barrett, director general de Expensify, en su oficina de Portland, Oregón, el 7 de noviembre de 2023.  (Amanda Lucier/The New York Times)
David Barrett, director general de Expensify, en su oficina de Portland, Oregón, el 7 de noviembre de 2023. (Amanda Lucier/The New York Times)

Después de leer los detalles respecto a los ataques de Hamás sobre Israel el 7 de octubre, Brad Karp, quien dirige el bufete de abogados Paul, Weiss, se sentó ante su computadora y escribió un memorando para sus casi 2000 empleados.

No le pidió al vocero de la empresa que lo redactara, sino que canalizó su pesar en un correo electrónico de la empresa y lo envió, justo como sintió que debía hacerlo después de la revocación del acceso al aborto, tras la anulación de la sentencia del caso Roe contra Wade, y del asesinato de George Floyd. Pero nos comentó que, como un líder empresarial estadounidense que condena los ataques de Hamás, sorpresivamente, se sintió muy solo.

“Me decepcionó que menos líderes de los que yo tenía previsto se pronunciaron de manera enfática, clara y con lucidez moral sobre este tema”, comentó Karp. “Si les preguntáramos a cualquiera de estos dirigentes si les horrorizó la masacre de civiles inocentes a manos de Hamás, en privado nos dirían que sí”.

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A lo largo de todo el mes pasado, los ejecutivos empresariales se enfrentaron a un problema para el que ya tienen práctica: si deben involucrarse en un asunto humanitario o social importante; en este caso, la guerra entre Israel y Hamás. Muchos afirman que, en relación a este asunto en particular, reaccionar —mediante un comunicado público, un debate interno, un donativo o incluso criterios de las redes sociales para los miembros del personal— presenta complicaciones por las que no han pasado cuando se han enfrentado a otras crisis sociales recientes.

“Si emitimos un comunicado sobre los daños de un huracán, nadie va a decir: ‘En realidad, esa parte del país merecía un huracán’”, comentó Iliya Rybchin, socio de la empresa consultora Elixirr, que ha asesorado a decenas de directores generales de las empresas de la lista Fortune 500.

Más de 200 empresas estadounidenses emitieron comunicados que condenan los ataques de Hamás en Israel, en los cuales murieron unas 1400 personas, de acuerdo con un rastreador de Jeffrey Sonnenfeld, profesor de la Escuela de Administración de la Universidad de Yale. Algunos líderes empresariales hicieron donativos a organizaciones humanitarias y dirigieron a sus empleados a medios de salud mental auspiciados por la empresa. Un grupo más pequeño de empresas dijeron que también se comunicaron con su personal acerca del creciente número de civiles fallecidos en la Franja de Gaza.

El humo se eleva sobre las casas destruidas en el Distrito de Bait Hanun de la Franja de Gaza, visto desde Sederot, Israel, el 5 de noviembre de 2023. (Sergey Ponomarev/The New York Times)
El humo se eleva sobre las casas destruidas en el Distrito de Bait Hanun de la Franja de Gaza, visto desde Sederot, Israel, el 5 de noviembre de 2023. (Sergey Ponomarev/The New York Times)

Algo que se suma a las complicaciones que los ejecutivos están considerando es que muchas empresas estadounidenses tienen vínculos financieros con Israel, pero pocas tienen intereses comerciales en Gaza, señaló Sonnenfeld.

“Ninguna empresa tiene negocios en Gaza, al contrario que en Rusia, por ejemplo, donde hay 1500 compañías importantes haciendo negocios”, añadió Sonnenfeld al comparar esta guerra con la invasión de Rusia a Ucrania. “En Gaza no hay ninguna”.

Sin embargo, hay una presión evidente para que digan algo, en parte debido al precedente impuesto durante los últimos años, en el que muchos ejecutivos establecieron una pauta para opinar sobre las turbulencias sociales y políticas. En una encuesta de Morning Consult a más de 2000 estadounidenses realizada a mediados de octubre, el 58 por ciento dijo que las empresas deberían emitir comunicados para “condenar la violencia y la pérdida de vidas” como resultado de los ataques de Hamás, y el 62 por ciento dijo que las empresas deberían hacer donativos humanitarios.

“No es nada parecido a cualquier otro tema que yo haya visto en una década de asesorar a las corporaciones sobre estos asuntos”, señaló Joelle Emerson, fundadora de Paradigm, una empresa que ha trabajado con más de 1000 compañías en temas como la diversidad, equidad e inclusión. “Tal vez muchas empresas sientan que no cuentan con el contexto necesario para hacer comentarios inteligentes acerca de lo que está ocurriendo”.

Aunque se está acelerando la presión para que las corporaciones comenten sobre temas sociales, es evidente que también aumentan cada vez más los motivos para que estas sean reservadas. Andrew Ward, profesor de Administración en la Escuela de Negocios de la Universidad Lehigh, observó que los directores generales que opinaban en materia política atraían una atención negativa hacia sus empresas, cosa que podía afectar a los trabajadores. Asimismo, hay aspectos financieros que considerar antes de involucrarse.

Gabe Zichermann, quien dirige talleres empresariales relacionados con debatir temas controvertidos, comentó que la protesta contra Bud Light este año después de que la compañía contrató a un influente transgénero fue “un parteaguas en el activismo corporativo”, y añadió: “El boicot en verdad afectó las ganancias de la empresa con mucha rapidez. Eso está haciendo que la gente se oriente hacia la neutralidad”.

David Barrett, quien dirige la empresa de software Expensify, la cual tiene aproximadamente 140 empleados, explicó que antes de que emitiera una respuesta interna con respecto a la guerra, convocó a reuniones de sus directores de recursos humanos para hablar sobre el conflicto entre Israel y Palestina y analizar su contexto histórico y político.

“No somos historiadores”, señaló Barret. “Muchos de nosotros no entendíamos muy bien el problema, no entendíamos ni la historia ni el tipo de impacto que estaba teniendo en la población”.

Barrett añadió que se sentía más seguro para reaccionar ante el conflicto —lo que hizo de manera interna al condenar los ataques de Hamás y hablar sobre la violencia que la población de Gaza estaba viviendo— debido a las tantas ocasiones en que él y su empresa habían abordado problemáticas sociales complejas.

“Hemos tenido algunas turbulencias políticas, la guerra de Rusia, la revocación de los derechos al aborto como resultado de la anulación de la sentencia del caso Roe contra Wade y la pandemia del COVID”, explicó.

Pero en muchos lugares de trabajo en Estados Unidos, los empleados han esperado que sus directores ejecutivos den respuestas compasivas ante la guerra y se sientan consternados.

Michael Pentz, un abogado de oficio en Los Ángeles, esperaba que la Oficina de Abogados de Oficio del Condado de Los Ángeles emitiera un comunicado en el que lamentaba las vidas perdidas en el conflicto. Recordó cómo su jefe se había apresurado a abordar otros temas sociales, como el audio que se filtró el año pasado acerca de los comentarios racistas por parte de miembros del ayuntamiento de Los Ángeles. Pentz y sus otros colegas judíos se reunieron en sus oficinas para desahogarse por el malestar que han sentido ante el silencio de su departamento. El 2 de noviembre, Pentz le escribió al director del departamento, Ricardo García.

“He estado esperando, con toda la paciencia que puede albergar mi corazón destrozado”, escribió en un correo electrónico. “Sé que algunas personas han recomendado que lo mejor es no hacer comentarios. A veces esa es una opción”.

Poco tiempo después, García publicó un comunicado grabado: “Les pido que no interpreten como indiferencia el silencio que he guardado hasta ahora”, dijo en una grabación que obtuvo The New York Times. “Tengo un gran pesar; he estado muy triste mientras vivo esto con todos ustedes y siento lo que está sucediendo dentro de la oficina”.

García señaló en un comunicado al Times que su oficina “no era ajena a los intensos sentimientos y diversas lealtades” que la guerra había desatado.

Mientras los líderes empresariales tienen que lidiar con su reacción a la guerra, algunos también se están enfrentando al aumento de reportes hechos por los empleados relacionados con acoso y discriminación, sobre todo con antisemitismo, comentó Lisa Banks, socia fundadora del bufete de abogados laboralistas Katz Banks Kumin.

De acuerdo con el Consejo de Relaciones Islámicas Estadounidenses, también ha habido un aumento de incidentes en contra de los musulmanes en los lugares de trabajo estadounidenses desde que estalló la guerra. Esta organización recibió 774 solicitudes de ayuda y reportes de incidentes contra los musulmanes del 7 al 24 de octubre, un incremento del 245 por ciento del promedio para un periodo similar en 2022.

Por ejemplo, en una sucursal de la tienda de cosméticos Ulta en Nueva Jersey, una empleada musulmana afirmó que alguien que trabajaba ahí mismo amenazó con lincharla, señaló la sección de ese consejo en Nueva Jersey. En un hospital de Maryland, una médico musulmana fue suspendida temporalmente de sus rondas cuando una supervisora afirmó que no se sentía a gusto con el hiyab y el vestido de la doctora, que tenían los colores rojo, verde y negro, como la bandera de Palestina.

Las consecuencias a nivel profesional que algunos líderes institucionales han enfrentado por sus comentarios sobre la guerra subrayan los riesgos de entrar en el debate. Benjamin Neel, director del Centro de Cáncer Perlmutter en el centro médico Langone Health de la Universidad de Nueva York, fue suspendido por sus mensajes en redes sociales que según muchas personas eran antipalestinos. Eso sucedió poco después de que un médico del hospital de Long Island de este centro médico fue suspendido por reenviar en Instagram algunas cosas que se referían a los ataques de Hamás del 7 de octubre como “liberación”. El centro médico Langone no respondió a nuestra solicitud de brindar comentarios.

“Es ridículo que, después de una espectacular trayectoria combatiendo el cáncer, un científico veterano reconocido mundialmente pueda ser retirado sin miramientos por sus tuits”, señaló Milton Williams, abogado de Neel.

c.2023 The New York Times Company