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Star Wars: los millones que mueve la fiebre galáctica

El fan de Star Wars Joseph Naiman, de 7 años, se hace un selfie con sus padres durante la celebración del Star Wars Celebration de Chicago. Foto: Alex Garcia/AP Images for The LEGO Group.
El fan de Star Wars Joseph Naiman, de 7 años, se hace un selfie con sus padres durante la celebración del Star Wars Celebration de Chicago. Foto: Alex Garcia/AP Images for The LEGO Group.

Steffan Muller intimida con su porte y decidido caminar por el mar de alfombras del Centro de Convenciones de Chicago. Es un tipo enorme y brilla a distancia como una torre de blanco impoluto, ataviado con un traje de Stormtrooper que se ha traído desde Alemania. Lo tiene desde que en 2012 comenzó a viajar por todo el mundo a celebraciones del universo Star Wars, su pasión desmedida.

Solo el traslado del traje, de plástico reforzado, le ha supuesto un desembolso considerable desde Frankfurt hasta Chicago, 250 dólares de recargo que añadir a una cuenta extensa: 1.090 dólares por el pasaje, unos 600 por tres noches de hotel y 225 más por tres días de entrada a la celebración. Aún así, el gasto no le duele al joven europeo. “Merece mucho la pena. Este mundo me vuelve loco”.

No es el único dispuesto a darlo todo por “la Fuerza”. En los cinco días que duró la Star Wars Celebration, un acto bienal que organiza Disney en torno al universo que adquirió en 2012, 65.000 personas desfilaron por el centro de convenciones de Chicago, 15.000 más que los que se congregaron en Orlando hace dos años.

Una forma de vida para muchas empresas

Son una legión que desde hace años representa una economía paralela en torno al universo creado por George Lucas, hace ya 42 años. Cientos de personas viven de eso en Estados Unidos, pequeñas y medianas empresas que explotan la fiebre galáctica y que constituyen un nicho de mercado con una onda expansiva cada vez más palpable. A través de licencias y acuerdos, Disney controla una gran parte del negocio que se genera en torno a Han Solo, Darth Sidious, Luke Skywalker y compañía, pero de todo hay en este bazar infinito de la lejana galaxia.

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Character Masters, por ejemplo, es una empresa independiente que vive de explotar la imagen de los personajes galácticos en todo tipo de eventos. Randon Hillock, vestido de Han Solo, explica que en cuanto termine la celebración en Chicago saldrá en dirección a Hawai para una boda. Allí acompañará a una pareja hasta el altar portando los kilos de peso del traje de Chewbacca, un capricho de los novios, que no solo le pagarán por sus horas de trabajo —de 200 a 500 dólares dependiendo de la duración del evento en circunstancias normales— sino que se harán cargo del avión y el hotel mientras esté en el archipiélago americano.

Imagen general del recinto en el que se celebro el panel sobre "Star Wars: The Rise Of Skywalker" en el Star Wars Celebration de Chicago. (Photo by Rob Grabowski/Invision/AP)
Imagen general del recinto en el que se celebro el panel sobre "Star Wars: The Rise Of Skywalker" en el Star Wars Celebration de Chicago. (Photo by Rob Grabowski/Invision/AP)

“La fiebre por Star Wars sube y baja, pero siempre supone un porcentaje muy importante para nuestro negocio”, afirma Hillock, acompañado por Chandler Morris, al que le ha tocado esta vez sudar metido dentro del traje de Chewbacca. “Es la primera vez que me disfrazo y de momento he conseguido mantener el equilibrio”, apunta desde ahí arriba con una sonrisa, rodeado de aficionados en busca de una foto con él.

Hillock ha sido testigo de los altibajos del mercado. “Cuando se estrenó The Force Awakens (el séptimo episodio dirigido por J.J. Abrams) hubo tanta demanda de fiestas que tuvimos que contratar a tres equipos para atender eventos simultáneos el mismo día”, relata. “Después, con el estreno de The Last Jedi, todo se paró”.

El empresario californiano se refiere a la mediocre recepción entre los fans que tuvo la cinta escrita y dirigida por Rian Johnson. El salirse un tanto del guión convencional no ayudó a la beneficiarios de esta economía alternativa.

Esperando el estreno... y los dólares

Ahora, con el desembarco del final de la saga el 20 de diciembre —The Rise of Skywalker—, está convencido de que volverá a agitarse la fiebre galáctica. De momento, tiene cuatro bodas confirmadas para el 4 de Mayo, la fecha más señalada en el calendario Star Wars. El juego de palabras —May, the fourth be with you, o lo que es lo mismo: Que la Fuerza te acompañe—, así lo propició.

Poco le ha costado amortizar el traje que lleva puesto Morris, 2.100 dólares, uno más que añadir a una extensa colección en la que están R2D2 —uno de los más solicitados— Darth Vader, Darth Maul, C3PO, la Princesa Leia, Ray, Luke Skywalker y, por supuesto, el viejo Yoda. Toda una fortuna en disfraces.

Lo del cariño del personal por R2D2 bien lo sabe Sophie Walker, que apenas tiene tiempo de contestar preguntas mientras despacha maletas decoradas con motivos del pícaro androide. Salen del puesto como pan caliente, a 119 dólares la más pequeña y a 199 la de mayor tamaño. “Las de The Rebellion también se venden muy bien”.

Las cifras del evento

Nadie se atreve a dar cifras de cuánto podrán facturar en los cinco días de Star Wars Celebration. Michael, que atiende un puesto de camisetas y parches, se aventura a regañadientes y pronostica que no bajará de los 25.000 dólares. “Pero no me cite”. En Disney, tampoco dejan cifras tras el paso de las masas por Chicago. Al menos, eso sí, entre 5 y 10 millones de dólares en concepto de entradas, con paquetes agotados para la experiencia VIP, a razón de 800 dólares por cabeza.

De fondo, los números oficiales: 2.068 millones de dólares recaudados por The Force Awakens—el filme más taquillero en la historia de EEUU con 936 millones—, otros 1.332 millones por The Last Jedi, y la lluvia de dinero que se avecina estas navidades por The Rise of Skywalker. Si se le añaden los más de mil millones que recaudó Rogue One, el primer spinoff de la saga, y los 392 millones de Solo: A Star Wars Story —el único patinazo en taquilla hasta el momento— queda claro que la inversión de Disney ha sido rentable.

Y que siga así. Hay un submundo de comerciantes y pequeñas empresas que dependen de ello.

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@pscarpe