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Comenzó como un hobby y hoy es el rey del tallado de mates de la Exposición Rural de Palermo

El emprendedor Pedro Torres en su stand de la Rural
El emprendedor Pedro Torres en su stand de la Rural

El bullicio de la gente al pasar no interrumpe ni detiene el trabajo minucioso de Pedro Torres con su cincel, que se desliza sobre el mate forrado en aluminio. Desde hace años que este emprendedor de pura cepa comenzó con este arte de grabado de mates, pavas y otros productos.

Son más de 12 horas que Torres pasa a diario en su stand, durante los 11 días que dura la muestra de la Exposición Rural de Palermo donde, en compañía de su mujer, el tiempo transcurre entre el cincelado de algún pedido puntual y la atención del público que para a preguntar algún precio o solo mirar el trabajo detallista del orfebre.

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Todo comenzó en Hurlingham, zona oeste del Gran Buenos Aires, donde su padre, Arturo, desde hace mucho tiempo tiene una fábrica de mates de madera que vende al por mayor a todas las provincias y donde desde chico lo acompañaba en las tareas.

En plena faena, Torres cincela un pedido
En plena faena, Torres cincela un pedido

“Un día, cuando tenía 12 años, mi viejo le llevó unas muestras a un muchacho que cuando trajo el mate así todo dibujado me volví loco. Quería hacer eso. Fue así que empecé a ir a ese taller donde trabajaba para aprender el oficio aunque eran medio mezquinos a la hora de enseñar la técnica. Así que me fui arreglando solo y cuando tenía un tiempo y ellos dejaban las herramientas, yo me ponía a martillar. Pero no pensé nunca que iba a laburar de esto”, cuenta a LA NACION.

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Si bien al principio trabajaba en una autopartista de Mercedes Benz, cuando regresaba a su casa se instalaba por largas horas en una habitación que había acondicionado como taller y se ponía a tallar algún mate. Y así, casi sin querer, ya pasaron más de 20 años que se dedica a esta actividad. Primero fueron las ferias en la ciudad, luego se sumaron las fiestas patronales como la de San Cayetano, la feria de Mataderos y Feria de las Naciones y los veranos en Mar del Plata en la rambla frente al lobo marino.

“Dos caballetes y un tablón, así arranqué a recorrer el país y, gracias a Dios, nos fue yendo bien. Fuimos mejorando con el tiempo y nunca más paramos”, relata.

La charla se interrumpe, un posible cliente pregunta por la posibilidad de grabar unas iniciales y una fecha de un aniversario para un presente. Sin dudar, toma el mate elegido por la mujer y comienza el golpeteo con el cincel sobre la pieza.

Con la pandemia tuvo que vender por Internet
Con la pandemia tuvo que vender por Internet

“Ahora somos 10 personas los que trabajamos a diario, ya somos una pyme, somos seis que martillamos. Yo solo no hubiese podido tener toda esta mercadería. Hoy también vendemos a locales en las zonas de turismo y a todo el país. Venta al público hacemos una sola vez al año, acá en la Rural nada más, hace 14 años que venimos”, dice.

En cuanto a los gustos del público, el emprendedor indica que son de los más variados pero que los diseños que manejan siempre son tres: los caballos, la flor de lis y la flor de pensamiento.

“La gente le gusta el mate bocón, pero por sobre todo que no consuma mucha yerba. Tenemos mates, pavas, vasos para cerveza, hieleras, bombillas. Los mates los compramos en Entre Ríos, los que son de madera de algarrobo, y de Tartagal, Salta, los que son de palo santo”, señala.

Con la pandemia no tenía ferias ni eventos dónde vender su mercadería, por lo que se tuvo que reinventar: “Los primeros 40 días se paró a rajatabla, no se trabajó y después empezamos a hacer venta por internet y así llegamos a pueblitos que ni sabíamos que existían en el interior, que nos contactaban por lo que publicábamos por Instagram”, expresó.

Para Torres, haber vuelto después de la pandemia a la Rural lo pone feliz, el volver a conversar con la gente no tiene precio. “Aunque no compren y solo se detengan a observar mi trabajo, es un orgullo para mí. Soy un privilegiado que vivo de lo que me gusta y disfruto”, finaliza.