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Francia prohíbe los vuelos internos, pero el problema son los aviones de los ricos

A medida que las consecuencias del cambio climático van siendo más visibles, los países intentan aplicar medidas para reducir su huella de carbono. Francia ha sido el primero en afrontar la contaminación ambiental de los aviones, pero son los jets privados de los ricos los que siguen en el ojo del huracán.

Desde este 23 de mayo, ha entrado en vigor en territorio galo una ley que se caracteriza por la eliminación de los vuelos domésticos, mucho más contaminantes, que van a ser sustituidos por el tren. Para ello, es necesario que se cumplan una serie de condiciones.

Aeropuerto de París, Francia. (Photo by JULIEN DE ROSA/AFP via Getty Images)
Aeropuerto de París, Francia. (Photo by JULIEN DE ROSA/AFP via Getty Images) (JULIEN DE ROSA via Getty Images)

Los servicios ferroviarios que cubran esa ruta deben ser frecuentes, oportunos y lo suficientemente bien conectados para satisfacer las necesidades de todos esos pasajeros que van a absorber debido a la desaparición de la ruta aérea.

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Para que el tren sustituya al avión, se requiere además que el trayecto se realice en menos de 2 horas y media y que tanto la ida como la vuelta se puedan realizar en el mismo día, permitiendo ocho horas de estancia en el destino. Es decir, que sea factible ir desde casa y volver en una misma jornada a otro punto de Francia y que haya tiempo de sobra para realizar todas esas gestiones.

Este cambio lo que va a hacer principalmente es eliminar las conexiones aéreas entre París y ciudades importantes como Nantes, Lyon y Burdeos. Cabe recordar que la ruta entre la capital y Marsella, la segunda urbe más poblada del país, no sufrirá variaciones y se mantendrá la posibilidad tanto de viajar por aire como por tren (tres horas). Los vuelos de conexión no se verán afectados con esta nueva situación.

La idea, a medida que se mejoren las rutas ferroviarias, es incorporar más destinos, como es el caso del París-Rennes o el Lyon-Marsella.

Esta medida es completamente innovadora y puede ser imitada por otros países, aunque, lógicamente, no ha sido bien recibida por las aerolíneas, que creen que esta prohibición va a tener efectos mínimos en la producción de CO2. Precisamente, el sector apuesta por una estrategia sin emisiones para 2050 basada en combustibles no fósiles y aviones propulsados por baterías o hidrógeno.

Los aviones privados, en el ojo del huracán

Otra de las grandes críticas que se le hace es que una vez más la medida está centrada en la sociedad en general, mientras que los ricos pueden seguir viajando sin limitaciones en sus jets privados. Un informe de Transport and Environment mostró que son 14 veces más contaminantes que los vuelos comerciales y 50 veces peores que el tren.

El Gobierno francés está estudiando cómo proceder a este respecto, pero la única realidad es que de momento no se les ha impuesto ningún tipo de restricción. La prohibición completa está descartada, ya que tienen un papel destacado en la economía. Pero sí son posibles medidas como un impuesto climático. Algo que realmente no tendría ningún impacto.

Manifestación en París. En el cartel se lee: menos jets privados y más pensiones. (REUTERS/Benoit Tessier)
Manifestación en París. En el cartel se lee: menos jets privados y más pensiones. (REUTERS/Benoit Tessier) (Benoit Tessier / reuters)

Y es que estos aviones seguirían contaminando muchísimo y sus propietarios podrían viajar sin problemas, simplemente pagando más dinero. Si algo se le presupone a alguien que posee un jet privado es su capacidad económica, por lo que este recargo no les frenaría de su uso. Si realmente el objetivo es reducir las emisiones y no recaudar más impuestos, está claro que esta opción no es adecuada.

Y realmente Francia tiene un grave problema con los aviones privados. Concretamente, es el segundo país europeo que más despegues en este tipo de transporte tuvo en 2022. Fueron 84.885 jets, solo superado por Reino Unido. La ruta más popular fue la que conectó París con Londres.

Además, el país galo fue también el segundo en emisiones de aviones privados: 383.061 toneladas.

De esta manera, teniendo el marco completo, se aprecia que Francia avanza y es pionero respecto a otros países en lo que se refiere al control de las emisiones del transporte, pero sigue fallando al dejar fuera a los aviones privados.

No olvidemos que no es lo mismo un avión que transporta a una persona que otro que lleva a 200 pasajeros. En el caso del segundo, la huella de carbono hay que dividirla entre todos, mientras que en el primero la cubre solo un individuo. Un gravísimo error que debería subsanarse cuanto antes.

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