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Se dispara otra vez un negocio que estaba casi muerto en pandemia

A Jenny Radke, actriz de Broadway y televisión, nunca le ha gustado inscribirse a gimnasios ni tomar clases de acondicionamiento físico. Como estudió danza, desde hace tiempo sabe cómo mantenerse en forma.

Pero el nuevo club de salud Life Time, en el bajo Manhattan, la conquistó con su Academia Infantil, un espacio de casi 1000 metros cuadrados donde puede dejar a su hija de 19 meses para que arme rompecabezas y realice otras actividades de desarrollo mientras ella hace pilates, corre en la caminadora y se relaja con un hidromasaje.

Life Time, que se anuncia como una versión de
Life Time, que se anuncia como una versión de "club campestre" de un club de salud, en Nueva York el 4 de octubre de 2022. (Lanna Apisukh/The New York Times)

“Tiene su pequeño tapete de yoga y puede hacer lo mismo que mamá”, dice Radke, conocida profesionalmente como Jenny Laroche. “Así tengo un poco de tiempo para mí”.

Otra vez

A medida que la gente vuelve a las actividades presenciales con la relajación de las restricciones por la pandemia de coronavirus y el descenso de los casos de COVID-19 registrados el año pasado, las personas vuelven al gimnasio, deseosas de deshacerse de los kilos de más que adquirieron durante los confinamientos. Y el sector de los gimnasios, cuyo valor asciende 32.000 millones de dólares, los recibe con algunas novedades.

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De marzo a agosto, las visitas mensuales a los gimnasios aumentaron más del 18 por ciento en comparación con el mismo periodo de 2019, según datos de Placer.ai, que da seguimiento al tráfico peatonal minorista. Las membresías nuevas también aumentaron y las ventas por metro cuadrado en los gimnasios aumentaron un 34 por ciento en agosto con respecto al año anterior y casi a la par de 2019, según afirmó Mark Sigal, director ejecutivo de Datex Property Solutions, una compañía de software que rastrea las propiedades minoristas.

El entusiasmo refleja que la gente está cansada de los entrenamientos en solitario y está en busca de experiencias comunitarias, en un momento en que algunos equipos de ejercicio en casa que se hicieron populares durante los cierres (como las bicicletas Peloton) están cayendo en desgracia.

Los gimnasios y los clubes de salud (que se vieron afectados por los cierres obligatorios al principio de la pandemia, seguidos por los límites de ocupación y luego por las olas de variantes del coronavirus que hicieron que la gente no se atreviera a resoplar con fuerza cerca de otras personas) se están posicionando para esta ocasión. Las cadenas bien capitalizadas se expanden, aprovechando la disminución de las rentas provocada por la pandemia, y los operadores están reconfigurando sus espacios, agregando áreas no solo para los niños, sino también para los baby boomers que envejecen.

A los gimnasios asequibles que ofrecen equipo básico y membresías baratas les está yendo bastante bien, al igual que a los estudios de ejercicio pequeños y exclusivos que están en el otro extremo del espectro y se especializan en regímenes nicho, como el boxeo y el barré.

"Prometedor"

La industria del acondicionamiento físico en general va por buen camino con un crecimiento del 4,2 por ciento este año, según un informe reciente de la empresa de investigación IBISWorld.

“El futuro es prometedor”, comentó Chris Craytor, director de IHRSA, un grupo comercial de este sector.

Un salón de belleza en Life Time, que se anuncia como una versión de
Un salón de belleza en Life Time, que se anuncia como una versión de "club campestre" de un club de salud, en Nueva York el 4 de octubre de 2022. (Lanna Apisukh/The New York Times)

Pero sigue habiendo dudas sobre la amenaza existencial que suponen las rutinas de ejercicio a distancia, sobre todo porque las mujeres acuden menos que los hombres a las instalaciones. Y parte del crecimiento de las inscripciones podría atribuirse a la búsqueda de nuevos gimnasios después de que cerraron los lugares donde la gente solía ir.

Algunos operadores todavía están experimentando la “resaca” de los acuerdos a los que llegaron con los arrendatarios durante la pandemia, dijo Craytor, y muchos gimnasios siguen pagando las rentas diferidas. “Los operadores están tratando de salir de estas dificultades”, añadió.

En los años que precedieron a la pandemia, el sector inmobiliario minorista estaba de capa caída debido al aumento de las compras en línea. Pero los negocios de acondicionamiento físico estaban de maravilla, debido a una mayor concientización sobre el lugar que ocupa el ejercicio en la salud general.

En 2019, había 41.370 establecimientos para ejercitarse en Estados Unidos y 64,2 millones de socios, según IHRSA. Sin embargo, solo el 20 por ciento de la población iba al gimnasio.

Durante los primeros meses de la pandemia, los gimnasios dejaron de tener ingresos debido a los confinamientos. Los operadores llegaron a acuerdos con los arrendatarios para mantener sus espacios y agregaron clases a distancia y a la carta para retener a los socios. Aun así, una cuarta parte de los gimnasios cerraron y algunas cadenas se declararon en quiebra.

Este año, el cobro de rentas ha venido aumentado de manera constante y alcanzó más de 93 por ciento en agosto, aunque todavía está por debajo del mismo mes en 2019, según Datex.

Sin embargo, la pandemia ha provocado una cifra récord de vacantes de oficinas, lo cual ha hecho que muchos arrendatarios se inclinen por los gimnasios. Los propietarios de edificios antiguos, que se apresuran a ofrecer las últimas ventajas para competir con los inmuebles más nuevos, buscan negocios, como los gimnasios, que creen que pueden ayudarles a atraer inquilinos.

“Hace años, el 90 por ciento de los proyectos de los clubes eran nuestras llamadas a propietarios de inmuebles y promotores”, explica Parham Javaheri, director de desarrollo inmobiliario de Life Time, que se presenta como una versión “country club” de un club de salud, con servicios de salón de belleza y spa y membresías de 249 dólares mensuales. “Ahora al menos el 50 por ciento del trabajo procede del interés de otros hacia este sector”.

Los expertos en la industria afirman que es probable que los operadores de clubes de salud estén reconsiderando dónde ubicarse teniendo en cuenta la tendencia del trabajo remoto.

Antes de la pandemia, los distritos comerciales del centro de las ciudades eran atractivos para los gimnasios debido a que quienes iban a trabajar a esa zona podían ejercitarse antes y después del trabajo. Ahora, muchos empleados van a la oficina menos días a la semana, de hacerlo, y tal vez prefieran acudir a locales más cercanos a sus hogares.

Dentro de los clubes, los operadores están creando más espacios abiertos, lo cual refleja la preocupación persistente por el contagio; en ocasiones, prescinden del equipo de cardio, al reconocer que muchos optaron por hacer ciclismo y otro tipo de ejercicios al aire libre durante los confinamientos provocados por la pandemia.

Nuevos equipos

Al mismo tiempo, muchos establecimientos incorporaron equipos nuevos, como los de entrenamiento de resistencia con aire, en beneficio de los socios de mayor edad. Como el ejercicio a distancia y a la carta sigue siendo popular entre algunos grupos, los operadores están montando cámaras para grabar las clases.

Gymage en Miami Beach, Florida, recibe a influentes de las redes sociales con trípodes, luces circulares y barras de iluminación LED, comentó Carlos Enguídanos, director ejecutivo de la empresa. “Cada rincón donde te tomes una foto va a ser perfecto”, dijo.

También hay énfasis en los espacios comunitarios donde los miembros pueden pasar el rato y tal vez trabajar un poco en sus computadoras portátiles.

Claro está que, en general, los estudios boutique no requieren tanto espacio. Estos estudios oscilan entre los 139 y 464 metros cuadrados y su instalación y gestión puede parecer más barata y rápida.

“Dista mucho de tener una recepción y máquinas de remo”, dice Barrie Scardina, experto en comercio minorista de Cushman & Wakefield.

Xponential Fitness, que ofrece franquicias de marcas boutique como Rumble Boxing, tiene 2100 estudios en Estados Unidos. Una de sus marcas de más rápido crecimiento se dedica al estiramiento, cuya sesión básica de 50 minutos cuesta 49 dólares.

Pero a los gimnasios no lujosos de bajo costo también les está yendo bien. Planet Fitness —que tiene más de 2324 sucursales, la mayoría en el interior de los centros comerciales— añadió 3000 suscriptores a sus filas en el segundo trimestre del año.

Sam Rogers, un recién graduado universitario, se inscribió al gimnasio de esta cadena en Portsmouth, Nuevo Hampshire, en junio, atraído por la membresía de 10 dólares. “No cuesta un ojo de la cara”, dijo.

Además le agrada la atmósfera sin poses. Corre en la caminadora y luego hace pesas mientras los demás hacen sus propios entrenamientos a su ritmo.

“Solo entras, haces tu rutina y te vas”, comentó.

© 2022 The New York Times Company

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