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¿Qué está pasando con los Bonos del Tesoro? Un desplome con consecuencias y oportunidades

El mercado de bonos del Tesoro de EE.UU. está viviendo un desplome histórico que preocupa a los analistas

El oso está cómodamente instalado en el mercado de bonos del Tesoro de EE UU. Es un mercado bajista que a decir de analistas como Michael Harnett, de Bank of America, ha registrado el desplome más profundo de la historia del país tras experimentar uno de los mercados alcistas más largos y que llegó a su pico en verano de 2020.

Es un desplome que tiene perplejos a los analistas y que apunta a problemas con resolución de muy largo plazo pero con consecuencias reales para la política económica, consumidores e inversores.

Si se trazara un paralelo con el mercado de acciones se hablaría de una situación similar a la de la crisis financiera de 2008. La caída del precio de los bonos se ha intensificado y ha disparado el rendimiento del bono a 10 años a apenas décimas del 5%, a niveles de 2007 y el de 30 años en el 5.10% el 19 de octubre.

Los inversionistas tienen en la mira el mercado de la deuda del gobierno, Treasurys, entre otras razones por su impacto en la economía no solo la estadounidense sino la global por su papel en reservas bancarias y el dólar. La evolución del T-note de 10 años no solo es un termómetro sobre el sentimiento inversor sobre la economía sino que además se usa como referencia para préstamos a largo plazo motivo por el cual se han disparado recientemente los intereses de las hipotecas entre otros préstamos a largo plazo.

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En su ultimo discurso, el 19 de octubre, Jay Powell dijo que puede reducir la necesidad “de nuevas subidas de tasas” por parte de la autoridad monetaria.

Ahora bien, para algunos inversionistas, con paciencia y la posibilidad de contar con el largo plazo, hay una oportunidad para sacar rendimiento con la garantía del Estado de un momento que no se ha visto en décadas.

Antes de profundizar en las implicaciones un recordatorio:

¿Qué es un bono?

Es un título de deuda, un porcentaje de un préstamo contraído por una empresa o un estado. El precio se basa sobre todo en la percepción del riesgo que se tiene del endeudado y se retribuyen al inversor de forma fija (cupón, una porcentaje que normalmente se abona de forma semestral) hasta que vence el periodo de emisión de la deuda.

El Gobierno de EEUU emite deuda con distintos vencimientos, desde semanas (Treasury bill) hasta 30 años (T-bond) aunque en el que más se fija el sistema financiero es el de 10 años (T-note).

Los inversores pueden comprar bonos pero no de la misma forma que acciones (que son títulos de propiedad de la empresa). Y hay una diferencia crucial con las acciones que es que el precio del bono se mueve en dirección contraria a su rendimiento (yield en inglés), que fluctúa en el mercado secundario y se alinea a las tasas vigentes en los mercados.

El rendimiento y el cupón pueden ser iguales en el momento de la emisión pero mientras el segundo se mantiene fijo el primero varía. Y cuando el precio de un bono cae, la rentabilidad sube, que es lo que ocurre ahora. A la inversa, cuando el precio del bono sube, la rentabilidad cae y eso es lo que ocurrió cuando las tasas a corto plazo que fija la Fed estuvieron bajas.

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Los bonos son un instrumento financiero que representa un préstamo que un inversor otorga a una entidad, como un gobierno o una empresa, a cambio de pagos de intereses regulares y la devolución del capital al vencimiento. Es una forma de inversión de renta fija. Foto: Getty Images.
Los bonos son un instrumento financiero que representa un préstamo que un inversor otorga a una entidad, como un gobierno o una empresa, a cambio de pagos de intereses regulares y la devolución del capital al vencimiento. Es una forma de inversión de renta fija. Foto: Getty Images. (richcano via Getty Images)

¿Por qué la caída?

La caída en el mercado de bonos y el alza de su rendimiento desde niveles muy bajos a partir del año pasado se ha debido inicialmente —y como ocurre históricamente— a la fuerte y rápida subida de las tasas de interés a corto plazo por parte de la Reserva Federal para luchar contra la inflación.

La expectativa de los mercados con respecto a la política monetaria empujó a los bonos a la baja y a sus rendimientos al alza de forma relativamente gradual.

Pero esta no es una caída como otras: ¿por qué el desplome?

Así es. De hecho se habla no solo de desplome sino de “severo” desplome.

“Desde principios de junio el rendimiento nominal del T-note de 10 años ha subido de 100 o 120 puntos básicos a su mayor nivel desde 2007. Los rendimiento reales (nominal menos inflación) también ha subido desde los 80 a 100 puntos básicos a unos niveles que se vieron por última vez en 2008 y esto es importante porque desde siempre el aumento de los rendimientos reales han sido el indicador más importante para el endurecimiento de las condiciones financieras”, explica Darrell Cronk, presidente del Wells Fargo Investment Institute

Y hay incertidumbre sobre el por qué la severidad.

En estos momentos de habla de un gran desplome en el mercado de bonos. Foto: Getty Images.
En estos momentos de habla de un gran desplome en el mercado de bonos. Foto: Getty Images. (DNY59 via Getty Images)

Cronk afirma en una circular a inversores que el origen son factores fundamentales como los datos sobre la economía, más fuertes de lo esperado, “un desalentador equilibrio entre la oferta y la demanda en el mercado de bonos del Tesoro y una amplia convicción de que la Fed aún tiene más tasas que subir”.

Empieza a calar la idea de que la gradualidad del año pasado en el mercado de bonos se debió al hecho de que el mercado estaba constantemente apostando por el “pivot” de la Fed. Es decir, la expectativas de que se acabaran las subidas de tasas y hubiera bajadas en el horizonte.

Ahora, la Fed no hace más que reforzar la idea contraria que ha llegado a los inversionistas: las tasas pueden subir algo más y estarán altas durante mucho tiempo porque no se llega al objetivo de inflación. Ese ajuste es desestabilizador.

“Al principio de este ciclo de subida el número de subidas de tasas por parte de la Fed se basó en los datos sobre la inflación pero cara al futuro vemos que la rebaja de estas tasas se bajarán en cómo evolucione la economía real”, explica Cronk. Es decir la posibilidad de que una economía fuerte empuje al alza la inflación.

Este analista cree que la Fed subirá las tasas una vez más antes de que acabe el año.

Pero Crook se refiere también al déficit, que se financia en muy buena medida con la deuda que emite el estado, porque forma parte de lo que se considera el “term premium”, es decir el conjunto de factores distintos a la inflación o las subidas de tasas a corto por parte de la Fed que influyen de una forma difícil de cuantificar en el movimiento del mercado de bonos y las tasas a largo plazo.

El último informe de gestores de fondos de Bank of America apunta a que el 50% cree que el dinamizador de la rentabilidad de los bonos es la deuda y déficit del Estado y el 32% cree que es la fuerza de la economía.

EE UU ha tenido déficit elevados desde hace años y el endeudamiento ha ido creciendo aunque con tasas muy bajas. Ahora con estas al alza, el coste de esta deuda y del déficit, sube.

“Hasta septiembre el Tesoro emitió $1.6 billones en deuda y se proyecta que suba a dos billones para el año 2023”, explica el analistas de Wells Fargo. “eso se compara con los $1.4 billones del año pasado”.

La fuerte oferta frente a una demanda la baja de los compradores tradicionales como bancos, inversionistas extranjeros e inversionistas institucionales “aún magullados por las recientes pérdidas en sus lateras de renta fija eleva la preocupación de desequilibrios de oferta y demanda en el importante mercado del tesoro americano”, explica Crook.

El Presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, responde preguntas de los periodistas durante una conferencia de prensa después de la publicación de la decisión política de la Reserva Federal de dejar las tasas de interés sin cambios, en la Reserva Federal en Washington, Estados Unidos, el 20 de septiembre de 2023. REUTERS/Evelyn Hockstein

Recientemente una subasta de bonos a 30 años fue recibida con frialdad y la banca, que tiene que comprar lo que no se vende tuvo que hacerse con una cantidad mayor de bonos de lo que normalmente asumen. Es algo que pone presión en el rendimiento. “Este problema de oferta/demanda está causando que los inversores de renta fija reclamen compensación adicional por tener bonos de Tesoro de vencimiento a largo plazo lo que está empujando los intereses”, apunta Lawrence Gillum, en el blog de LPLResearch.

Barclays recuerda que el deficit es el mayor en la historia sin una guerra o una recesión exceptuando los años treinta (Gran Depresión) y no hay que olvidar que Fitch ha rebajado la calificación de la deuda de EE UU por la batalla política que se libró por la ampliación de esta.

La Fed, que durante una década ha comprado bonos (quatitative easing) para rebajar tasas a largo plazo ahora los vende (quantitative tighting). Y los déficits, importan en esta suerte de triangulación.

En una nota de opinión en Financial Times, una de las voces más autorizadas en este mercado, Mohamed El Erian, explicaba que la volatilidad va más allá de la inflación o la intersección con la acción de la Fed: “El mercado de bonos está perdiendo su posición estratégica por la economía, la política o aspectos técnicos”.

El presidente de la Fed dijo el jueves tras su discurso en Nueva York que lo que está pasando es realmente más en term premiums “y no principalmente como función del mercado pendiente de los movimientos a medio plazo de las tasas de la fed a corto”

¿Por qué es importante?

El desplome y la subida de las tasas de los rendimientos de la deuda garantizada por EE UU, un acreedor sin tacha ni riesgo, hace que activos que presentan más riesgos — como las acciones o la deuda de las empresas— sean menos interesantes para los inversionistas.

Además se rebaja el valor de las carteras que conforman las reservas de lo bancos, algo que ya ha puesto en aprietos a entidades este año en el que además tienen que competir por los depósitos con intereses más altos.

Por otro lado, el rendimiento empuja las tasas a largo plazo y se está encareciendo realmente las hipotecas que ya rondan el 8%. En una hipoteca de medio millón de dólares con un pago inicial del 10% esto supone una cuota mensual de $3,302 (sin seguro ni impuestos) mientras que el año pasado ese mismo cálculo era $332 menos y en 2021 suponía un pago al banco de $1,393 dólares menos por la misma casa con el mismo pago inicial.

Es algo que están notando los consumidores en todos los préstamos y las empresas a las que se les encarecen los suyos.

¿Cómo afecta al estado emisor?

EE UU va a tener que pagar mucho más por su deuda de lo que ya lo hacía. Y la deuda es alta.

Según datos oficiales, hasta agosto de 2023 ha costado $808,000 millones mantener la deuda, lo que convierte el servicio de esta en el 15% del total del gasto federal. Por comparar y según se recuerda desde el Peter Peterson Foundation los pagos netos en 2021 eran de $352,000 millones y de $475,000 millones en 2022, entonces “el más elevado en monto nominal en la historia”. Ese podio se mueve ya.

Los analistas de esta fundación apuntan a que a a ser necesaria una reforma fiscal, no solo una subida de impuestos, sino una reforma integral. Es importante apuntar que según el deficit en 2023 rondará los $1.7 billones cuando el año anterior fue de $1.4, casi dos puntos porcentuales por encima de la media de los últimos 50 años.

La deuda que se emitió barata y está llegando a su vencimiento se financia con deuda que ahora se emite casi al 5% en el caso de la de 10 años y eso en billones de dólares tiene un coste muy significativo a esos porcentajes frente al 1% de hace dos años.

¿Hay inversores que se pueden beneficiar?

Guillum, de LPL Research dice que aunque el desplome “está más cerca del fin que de su principio”, esto puede ser una oportunidad.

“Con rendimientos en niveles no vistos hace más de una década creo que los bonos son un activo atractivo de nuevo”, dice. ¿Sus razones? diversificación, liquidez e ingresos.

“En estos momentos los inversionistas pueden hacerse una cartera de nonos del tesoro, titulaciones hipotecarias calificadas AAA y bonos de vencimiento a corto de empresas que pueden general ingresos interesantes”, sin riesgo o con muy poco, apunta.

Adam Kramer gestor de Fidelity® Multi-Asset Income Fund ve oportunidades en bonos a cinco, siete 10 y 20 años. "Estos bonos está ofreciendo una oportunidad muy poco frecuente para hacer más con menos".

Los bonos a 20 años ofrecen — el 16 de octubre— un rendimiento del 5.25%. Incluso si los tipos de interés suben más y los precios bajan esos bonos están pagando intereses suficientes para compensar esa caída. Según Kramer, "este puede ser un buen momento para conseguir estos bonos a precios atractivos."

Las carteras con bonos mantenidas hasta el vencimiento permiten que el cupón sea atractivo — se puede cobrar o reinvertir— y en algunos casos más rentables que un dividendo. Eso si, no hay que tener prisa por vender. Y fiscalmente, en el caso de los bonos municipales, hay una tributación mucho más ventajosa porque los ingresos están exentos de pagos de impuestos locales.

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