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El éxito no es una carrera, es una danza: ¿Cómo lograrlo?

El éxito no es una carrera, es una danza: ¿Cómo lograrlo?

El éxito ¿qué es? Es, ¿una definición que nos impone la sociedad, o una sensación amparada desde nuestro interior?

Como empresario, ejecutivo, deportista, artista o lo que sea a lo que nos dedicamos, siempre aparece en nosotros el deseo de conseguir éxito. Pero ¿qué es el éxito? La pregunta abre una caja de pandora de definiciones. Para algunos, es acumular riqueza o reconocimiento. Para otros, paz o felicidad. El sistema nos inculca una definición desde temprano: buenas calificaciones, títulos, cargos... La sociedad, en su afán capitalista, nos empuja hacia el "tener" como medida de éxito. Las redes sociales, por su parte, nos bombardean con el "parecer": vidas perfectas y una avalancha de "likes".

¿Pero qué hay de quienes acumulan reconocimientos, riqueza y fama, pero no son felices? El éxito medido desde el afuera es una trampa. Es ocioso como un espejismo que nunca sacia; es vacío, ajeno al ser y carente de propósito. Es la presión que ejercen entre dos mundos abrumadores: la cultura que impone valores, y la voz interior (el ego), esa que es manipuladora y exigente, y que siempre quiere más; la que se embriaga con los elogios y los logros.  Según esos criterios, serás más o menos exitoso.

Sin embargo, el éxito real no se mide en logros o reconocimientos, sino en cómo te sientes. En sentir claridad sobre quién eres y qué deseas; coherencia entre tu hacer y sentir; esa es la esencia del éxito. La verdadera definición del éxito reside en el interior, en una emoción que solo tú puedes calibrar. En el fondo, cuando haces una reflexión profunda, la realidad es que el éxito es un estado de bienestar subjetivo donde solo tú eres el juez. El éxito real viene de adentro, de una percepción interna que no puede medirse como una meta, sino como una emoción.  Y, aunque culturalmente pareciera que hay una respuesta común al éxito -el tener o el parecer disfrutar- estrictamente hablando, solo la persona en su interior puede saberlo. Por lo tanto, si estamos de acuerdo con eso, debemos entender que el éxito, más allá de conseguir metas o reconocimiento, es una sensación; es algo que se siente adentro, no algo que se valida afuera.

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Ser exitoso va más allá de lo visible y efímero.  A uno lo hace sentir bien conseguir un objetivo planteado pues es un triunfo.  Que lo reconozcan, aún más; uno se concibe refrendado por los demás.  Vale, está bien.  Pero el éxito no se trata de si conseguimos esto o aquello.  ¡Es acerca de cómo nos sentimos! con independencia de sumar logros o reconocimientos, ya que estos por diversas circunstancias pueden conseguirse o no.  El éxito es una emoción que refleja claridad sobre quién somos y deseamos ser; sobre cómo nos sentimos respecto de ello; es la coherencia del hacer y el sentir.

Como dijo Maya Angelou: "El éxito es gustarte a ti mismo, gustarte lo que haces y gustarte cómo lo haces". No busques la validación externa, enfócate en tu brújula interna y construye un éxito que te haga vibrar por dentro.

El éxito interior es un tesoro invaluable:

  • Te da alas para perseguir tus sueños con pasión y determinación.

  • Te permite disfrutar del camino, no solo del destino.

  • Te hace resiliente ante las dificultades y los contratiempos.

  • Te conecta con tu esencia y te empodera para vivir con autenticidad.

En definitiva, el éxito no es una carrera, es una danza. Una danza tripartita entre: lo que la sociedad te dice, lo que tu ego te exige, y lo que tu corazón te susurra.  Por lo tanto, elige sabiamente con quien quieres bailar, practica tus pasos, y construye un éxito que te haga sentir pleno y feliz.