Ya sea que hablemos de un trabajo híbrido, una semana laboral de cuatro días o del trabajo compartido, no cabe duda de que nos encontramos en una época verdaderamente transformadora en lo que respecta al mundo laboral y empresarial.
En esta era pospandémica, las organizaciones están buscando formas más creativas de atraer y retener el talento. Este cambio cultural era inevitable, pero la pandemia aceleró los cambios y allanado el camino para formas de trabajo más creativas.
La última tendencia
Ahora hay una nueva tendencia que las organizaciones deben conocer: el cronotrabajo, cuyo objetivo es ajustar los horarios de trabajo al ritmo diario del individuo y a sus momentos óptimos de productividad, en lugar del modelo tradicional de 9 a 5.
El término fue acuñado por primera vez por la periodista británica Ellen Scott en su boletín Working on Purpose. Scott cree que reevaluar cuándo trabajamos es una evolución natural de los debates en torno al bienestar en el lugar de trabajo.
Scott predice que 2024 será el año en que el cronotrabajo tome forma y en el que "profundizaremos en cómo nuestros relojes corporales, nuestros descensos y aumentos naturales de energía deberían definir nuestra jornada laboral".
El cronotrabajo es especialmente importante en un entorno global en el que las personas trabajan en distintas zonas horarias. Impulsa a las organizaciones a establecer claramente sus expectativas y comprender que la flexibilidad será fundamental para maximizar la productividad.
Según la encuesta del Nuevo Mundo del Trabajo , el 44,9% de las empresas citaron los horarios de trabajo escalonados o flexibles como un cambio importante en sus operaciones de cara al futuro en el escenario post-COVID. En otras palabras, ofrecer a los empleados horarios y tiempos de trabajo diferentes podría convertirse en algo bastante habitual.
La última encuesta de Mercer sobre políticas y prácticas de trabajo flexible en EE.UU. también analiza las distintas formas en que los lugares de trabajo están adoptando opciones más flexibles como parte de su propuesta de valor para el empleado con el fin de atraer nuevas contrataciones, mejorar la satisfacción de los empleados y subir su reserva de talento.
Entre ellas se incluyen los horarios híbridos, a distancia y a tiempo parcial, pero también una serie de otras opciones que incluyen semanas laborales comprimidas (con cuatro turnos de 10 horas, por ejemplo), turnos variables que empiezan a diferentes horas de entre cuatro y seis y ocho horas hasta la selección de turnos en la que los empleados eligen sus propios horarios de trabajo.
Otro estudio realizado por McKinsey y la empresa de estudios de mercado Ipsos, reveló que seis de cada diez (58%) estadounidenses tienen ahora la oportunidad de trabajar desde casa al menos un día a la semana. Y más de un tercio (35%) tiene la opción de trabajar desde casa cinco días a la semana.
Lo que hace que estas cifras sean especialmente notables es que los encuestados trabajan en una serie de empleos diferentes, en todas las partes del país y sectores de la economía, incluidos los llamados empleos de "cuello azul" (que conllevan tareas manuales) que cabría esperar que demandaran trabajo in situ, así como las profesiones de "cuello blanco" (administrativos).
Sin embargo, el éxito del cronotrabajo en su conjunto podría depender también de la demografía personal. Según el último informe de Adobe sobre el futuro del tiempo, existe una clara diferencia generacional en lo que se refiere a los horarios de trabajo óptimos preferentes.
Los Gen X (definidos a grandes rasgos por los nacidos entre 1965 y 1980) tenían la mitad de probabilidades de querer trabajar en el "turno de noche" -entre las 6 de la tarde y las 3 de la madrugada- que sus compañeros Gen Z (nacidos entre 1997 y 2012). Mientras tanto, sólo el 6% de los Baby Boomers (nacidos entre 1955 y 1964) disfrutaban de los turnos nocturnos, ya la mayoría prefería entrar a trabajar antes de las 9 de la mañana y ceñirse al consagrado horario de 9 a 5.
¿Novedad?
Quizá, sin embargo, el cronotrabajo no sea en realidad una tendencia tan nueva. Recuerdo que mi padre, abogado, dormía con frecuencia la siesta a la hora de comer y luego seguía trabajando hasta tarde por la noche. Yo también me doy cuenta con frecuencia de que soy más productivo por las mañanas y puede que me dé un bajón a la hora de comer.
Quizá por eso la siesta a la hora de comer sigue siendo una práctica común en muchos países europeos, especialmente en España, Latinoamérica y Filipinas. En España, suelen trabajar hasta alrededor de las 8 de la tarde la mayoría de los días laborables.
La flexibilidad es la clave
El trabajo flexible, sin embargo, es más complejo de lo que parece y consta de dos áreas distintas de flexibilidad: el lugar y el tiempo.
La encuesta del Gran Descontento entre los trabajadores estadounidenses descubrió, por ejemplo, que algunos trabajos pueden realizarse a distancia pero requieren horarios fijos, como una función de atención al cliente en horario comercial o un puesto en ingeniería de software. Otras funciones, como las del sector de la hotelería, no pueden realizarse a distancia pero sí en varios turnos.
Los horarios flexibles también pueden implicar que un empleado llegue al trabajo a las 10:30 de la mañana y se marche a las 18:30, y que otro empiece a las 5:30 de la mañana para terminar después de comer.
Es esencial sentar las bases
Sigo creyendo, sin embargo, que los recién incorporados a cualquier organización, ya sean licenciados o directores de línea, necesitan pasar tiempo en la oficina para establecerse y entablar relaciones.
Además, si decide optar por un modelo de cronotrabajo, es necesario establecer la infraestructura adecuada para garantizar que aumente la productividad. De lo contrario, no será beneficioso para nadie.